Durante el invierno de 1812, el general Manuel Belgrano estaba al frente del Ejército del Norte y enterado del posible ataque de las fuerzas realistas, ordenó al pueblo jujeño que abandonara la ciudad de San Salvador de Jujuy.
Aunque acatar esa orden significaba una dolorosa partida por la pérdida de los bienes materiales, el pueblo acompañó a Belgrano en su retirada hacia el sur, deteniéndose en Tucumán.
Allí el ilustre creador de la Bandera Nacional, concentró a sus tropas y esperó a las que conducía el general Pío Tristán.
Se enfrentaron el 24 de septiembre en encarnizada lucha y esa batalla de Tucumán significó otro triunfo para la Confederación.
Síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.
27 de junio de 1994.