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Década del ’60 – Horacio Caillet Bois: marchas y contramarchas en Educación.

El engranaje educacional en la Argentina.

Mirada hacia otros Estados.

Testimonios del Padre Leonardo Castellani (S.J.)

Mateo Booz… en  Santa Fe, su país.

 

El talentoso Horacio Caillet-Bois, en la legendaria “Radio Santa Fe” -en la década del treinta-, difundió sus programas desde un espacio cercano a la Plaza España, sobre la calle Rivadavia casi esquina Humberto 1º, vereda oeste.

Si una persona joven quiere ubicar ese lugar, tendrá que acercarse hasta la actual Hipólito Yrigoyen -de este a oeste, al 2300- porque es sabido que los concejales santafesinos están acostumbrados a proponer periódicamente algún cambio en el nombre de las calles… ha proponer homenajes… Algo parecido sucede todavía en distintos ámbitos, cada vez que cambian las autoridades. [1]

El engranaje educacional en la Argentina

Leía don Horacio Caillet-Bois y sentía el impulso de señalar hacia el norte:

“Posiblemente en ningún país del mundo haya, como en la Argentina, un engranaje educacional más complicado, burocrático y contradictorio.  En el orden nacional es una compleja organización de departamentos y oficinas que se superponen, creando confusión en la docencia. Cada ministro trae su propio equipo, que, naturalmente, quiere innovar con respecto a lo que hizo el anterior, y así se contradicen las directivas y disposiciones, y nadie sabe a qué atenerse.  Se multiplican las exigencias y minucias reglamentarias, con el único resultado de crear en el profesor o maestro una permanente desorientación que, fatalmente, se refleja en la labor del aula.”

Mirada hacia otros Estados…

“Por supuesto que la preocupación oficial por la enseñanza es un índice de progreso… En Estados Unidos, en cambio, la organización de este apartado de la función del Gobierno es mucho más sencilla.  La educación es, casi toda, privada.  La conducción de colegios y universidades están a cargo de consorcios o grupos sociales que cargan con toda la responsabilidad. Por eso allá no hay ningún Ministerio de Instrucción Pública. Hay solamente un departamento o secretaría federal que vela por el cumplimiento de las leyes que se refieren a la educación.  Los Estados organizan y mantienen las escuelas públicas que de ello dependen, y tienen su propia administración escolar oficial a cargo de un funcionario técnico que de ninguna manera tiene carácter de ministro.  De modo que allá no se baraja ningún Ministerio de este género en las componendas electorales.

Decimos esto porque en nuestra organización docente hay demasiadas marchas y contramarchas.  Cada año se ensayan planes de estudio nuevos y se cambia la orientación de las materias, con un propósito más libresco y pedante que necesario.  Cada inspector o cada ministro quiere demostrar su versación y espíritu moderno, introduciendo modificaciones en los programas, cuando no los da vuelta por completo, creando así nuevos gastos y perturbaciones”…  [2]

Testimonios del Padre Leonardo Castellani (S.J.)

Así hacía oír su voz el talentoso Horacio Caillet Bois, el 25 de febrero de 1963…

Han quedado en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez más señales de su trayectoria.

Cuenta Leonardo Castellani Conte-Pomi -su biógrafo-, que en julio de 1918, él entró “en el noviciado jesuita de Córdoba, Caillet estaba ‘fungiendo’ de secretario de Intervención Yrigoyenesca.”  Comenta luego: “En 1951 escribí una carta a Horacio Caillet-Bois: ‘Si no fuera por mi fe en Cristo y mi devoción a la Virgen Santísima, mi vida sería un tejido de horrores.’ Me contestó aprobando el dicho, pero advirtiendo que él no rezaba: los contratiempos de su vida ni llegaron nunca a horrores ni fueron tantos.  Y me exhortaba a no detenerme en ellos, a no ‘darme cuerda’, como dicen.  Y me recuerda que además de desos motivos religiosos, yo tenía también palancas naturales para sostenerme en la vida.  Caí al momento que la única desas palancas era el ‘poder de trovar’…  En efecto, desde muy niño me hallé capaz de escribir y con una afición devoradora a la lectura, como consecuencia; y no se puede negar que es una de las palancas mayores, si no la mayor, de lo que hoy llaman feamente ‘escapismo’.  No es sino la mayor porción del antídoto del trabajo; pues el componer (sea ‘cantos’, sea relatos o discursos) es trabajo, por más que CGT no nos cuente entre los ‘trabajadores’. p.31

Pero Caillet-Bois rehusó usar esa palanca, que poseía en forma mucha más grande que yo; buscó el lenitivo de los pinchazos de la flora y la fauna de una ciudad mezquina y enana en la vida activo-cultural, en el trabajo en pro de la cultura. Y si en un momento dado, en un soneto terrible, calificó a su ciudad de ‘sumidero de envidias y de bajas pasiones’, no dejó escapar esos 14 venablos (que han quedado sepultos) y se rehizo muy pronto del golpe, que desconocemos, productor de esa reacción violenta.

Mateo Booz… en  Santa Fe, su país.

Dudo de la existencia de las casualidades, sí hay causalidades y así se ha reiterado en diversas circunstancias.  Sin haber podido leer aún alguna explicación del rosarino Miguel Ángel Correa, acerca de las razones por las cuales empezó a identificarse como Mateo Booz, intuyo que podría haber sido por aproximación al nombre bíblico, porque también en esas Escrituras se han inspirado músicos, pintores y poetas. ¿Por qué no los cuentistas… o los políticos?  Una mirada hacia otra dirección, permite otra conjetura y está relacionada con el nombre del escritor Alemán..  [3]

Es oportuno tener en cuenta que Horacio Caillet-Bois, desempeñaba las funciones de Director General de Cultura de la provincia en 1958 y al cumplirse “el 15º aniversario de la muerte de Mateo Booz , “tuvo a su cargo una disertación, en la que dijo:” “Mateo Booz fue el cronista intencionado, el observador profundo y el sagaz captador de los perfiles pintorescos, gráficos y divertidos de la vida local.  Pero extendió el campo de su visión y de su pluma hacia zonas de más aliento en el relato.  Y así creo una novela que se adentraba en el conocimiento y el análisis de aspectos regionales no explotados aún por el escritor argentino.  // Pero por sobre todas las cosas, Mateo Booz era un cazador de imágenes, de anécdotas, de tipos y costumbres locales que trasladaba a sus relatos con la paciencia de un entomólogo y la agudeza de un aguafuertista.  // Por esos lugares de la ciudad que todos conocimos, cuando debajo de los canteros tirados a cordel había callejuelas estrechas y mal empedradas, gustaba deambular Mateo Booz devanando las horas en observar, a través de zaguanes y cancelas, la vida diminuta de sus habitantes. /…/ Pero es en el relato breve donde Mateo Booz quedará para siempre en la literatura nacional.  No le preocupó el problema psicológico para el que no tenía vocación.  Su vida, sin complicaciones anímicas, le privó de esa experiencia.  Su cuento era directo y certero mediante una pintura objetiva y externa de los caracteres que sabía reflejar en sus movimientos y voliciones con una rara plasticidad.  Guevara y Cervantes, Quevedo y Mateo Alemán fueros sus maestros entre los clásicos.

En ellos hay que buscar la filiación de su arte intencionado y veraz y su castizo aplomo de principal de esa tienda de los gestos en que se mueven las almas. // Su pudor literario le impidió frecuentar con mayor asiduidad a las musas, a pesar de que manifestaba el verso como la prosa. No estaba aquí su campo, y él lo comprendió.  Quedan, sin embargo, de este aspecto de su labor, unos cuantos sonetos y unos romances que se habrán de recordar.”   El  señor Caillet-Bois concluyó diciendo: ‘Santa Fe, por los años en que Mateo Booz se estrenó en las letras, no era el lugar más apropiado para adquirir notoriedad intelectual o para despertar el interés público en torno de una vida dedicada alas disciplinas del espíritu. Había perdido, en aquel momento, un poco de su perfil patricio arrebatado en el vértigo de una transformación política y social que alejaba a las gentes de la contemplación y del arte.  Por este motivo tuvo que hacer sus primeras armas en el periodismo combativo de Rosario de principios de este siglo.  Él, que amaba el diálogo tolerante y hacía un culto de la amistad, hubo de romper lanzas por partidos o ideas que no le interesaban.  Pero en aquellos tiempos las fraguas intelectuales estaban en las imprentas y eran el único camino para labrarse un nombre en las letras.  Allí, en esas redacciones sin muebles y entre folicularios de todos los pelajes, hizo migas con otros extraviados en aquellos selvas del periodismo finisecular: Florencio Sánchez, David Peña, Emilio Becher, Emilio Ortiz Grognet… Con muchos de estos nombres está todavía en mora el recuerdo agradecido de la provincia o de la ciudad.  Por estas mismas calles que pisamos ahora anduvieron también Juan Zorrilla de San Martín, Olegario Víctor Andrade, Diego Fernández Espiro. No hicieron fortuna porque hacían versos. Pero hay por allí unas esquinas, unas plazas, unos viejos rincones solariegos, que les pertenecen, sin duda, porque allí vivieron y sufrieron o cantaron.  Uno de esos propietarios eternos es Mateo Booz. Esos barrios del sud, que tienen otros nombres y otros títulos de propiedad, han quedado inscriptos para siempre en los versos y las prosas de un escritor que vino a Santa Fe de paso y se quedó allí para siempre. // Cuando, a pesar de la ordenanza municipal levantamos su busto en bronce, con la iniciativa del Rotary Club, en 1944, Zapata Gollán pensó la frase que iría en el pedestal: ‘A Mateo Booz, Santa Fe, su país’ No pudo dentro de su brevedad numismática, expresar mejor el homenaje de los santafesinos.

Y yo escribí y dije en la inauguración este soneto, con el que termino estas líneas:

Ya sabes el secreto a ciencia cierta,

Feliz trasnochador de otras regiones.

Ya es tuyo este país de tus ficciones,

Y aquí queda tu imagen descubierta.

 

Para escapar de la infernal reyerta,

Con humildad no exenta de aguijones,

Metiste en un tonel tus ambiciones,

Y diste en el Banquete tu alma abierta.

 

Tu facha de escritor de tierra adentro,

Con tus gafas, tu pipa y tu seudónimo,

Queda esculpida en un jardín del centro.

 

Pero al irte del mundo hacia lo anónimo,

Se acabó para siempre aquel encuentro

De la esquina de Humberto y San Jerónimo.”   [4]

 

Un lustro después, Horacio Caillet-Bois, con motivo de la conmemoración de los “veinte años, expresó: … este escritor, que se arraigó accidentalmente en Santa Fe por obra de una intervención nacional que en 1910 lo trajo en su elenco, se enamoró tan profundamente de nuestra ciudad, que ya no se quiso ir más de ella.  Pocos casos tan sentidos de amor a un terruño extraño, domo el de este rosarino que se hizo santafesino… ejerció el periodismo en ‘Nueva Época’ y dignificó esa profesión, dotándola de un alto espíritu de ecuanimidad y de un estilo zumbón que escondía –en su aparente superficialidad- una profunda ilustración y una irrenunciable pasión por los más nobles ideales humanos.”  // “Pero Santa Fe no fue todo lo justa que debió ser con este hijo que le ganó su tradición y prosapia.  Mezquinas envidias de sus cofrades le royeron los calcañares.   Para retacearle el lugar que merecía en su seno, siempre se le tuvo por forastero.  Y, sin embargo, nadie más santafesino ni más identificado con este pedazo de tierra que Mateo Booz.  Se le discutieron premios y reconocimientos; y el triunfo en las letras tuvo que llegarle de fuera… Ahora se le rinden homenajes, y los mismos que lo negaron lo quieren convertir en su bandera… // Mateo Booz los estará contemplando, con su pipa filosófica en los labios, por encima de todas las miserias que conoció en la vida.  Ahora nada podrá oscurecer su nombre.  Ya es el gran escritor del litoral.  Sobre su huella, y con no pocos de sus hallazgos, se han hecho todos los que escriben hoy en Santa Fe, y tratan vanamente de imitarle.  Mateo Booz es único, y se afirma cada vez más, solo y original en las letras de este su país…

 

(Editorial leído por H.C.B. en LT9 “Radio Santa Fe”, el 16 de mayo de 1963.)

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini.

 

[1] Universidad Obrera de Santa Fe. Docencia Libre.  Santa Fe, Editorial Castellví, 31 de mayo de 1948, v. 9, p. 17.(…ciclos de conferencias donde se enuncien los grandes problemas del arte y de la ciencia. Art. 1º, inc. c. del Estatuto de la Universidad Obrera).  Uno de los tantos libros que me han regalado apenas editados, para que disfrutara leyendo…  A principios de 1949 dejé algunas señales en los textos que dicté a compañeros de estudio que preparaba para rendir exámenes de equivalencias –estenografía- por cambio de escuelas y diferencia de sistemas taquigráficos.  Aún recuerdo los atardeceres entre signos y claves, con Jorge Orsi Tesutto, luego con nuestra amiga Lillian Fernández formó una sólida familia y ¡somos amigos a perpetuidad!  #  Hay una clave en el poemario de Paulina Simoniello, dedicado a las mujeres (p.89-129); en la página 94 está manuscrito: “Eduardo – 2/3/49 – Hora 20:30”, día con sentires semejantes a los de Elena Chautemps cuando incorporaron al servicio militar a José Bartolomé Pedroni (en 19120.  La anotación está en la página alusiva a Las apasionada – Las sacrificadas. Desde siempre el amor, el Amor… el placer de servir;  Eduardo… cierto apasionamiento y ningún sacrificio, ni siquiera en sentido figurativo… Simplemente vivir, convivir, compartir…

[2] Castellani Conte-Pomi, Leonardo. Una gloria santafesina – Horacio Caillet Bois – Vida y obra. Buenos Aires, Ediciones Penca.  Copyright: Viñeta circular con el texto “Que todos quieran ayudar”-L. Castellani 63”

El nombre de la editorial sugiere otra de las humoradas del jesuita que supo diferenciar una congregación de un Iglesia; un cristiano perseverante en la Fe.   Entró en el Noviciado de Córdoba el 27 de julio de 1918, cuando “Caillet estaba ‘fingiendo’ de secretario de Intervención Yrigoyenesca” (p.9) Debido a esa decisión, su madre se enfermó. // Horacio Caillet Bois se destacó como periodista y sonetista.  En el soneto titulado “La Plaza de los suicidas”, en el primer cuarteto expresa: “…Y pensar que esta plaza de los Constituyentes, / de  acacias pensativas y efímeros rosales, / sea el teatro de todas las muertes pasionales / que agravan la tristeza de estos barrios silentes.”  p. 186  Fue director del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez durante varias décadas; recuerdo aún los diálogos con don Edmundo Blanco Boeri uno de los amigos del Rosa Galisteo –de excelente memoria-, cada vez que llegaba a nuestro hogar.  Al momento de su alejamiento del cargo, equivocadamente las autoridades provinciales intentaron designar al reemplazante sin la conformidad de la familia del donante como estaba establecido.  La entonces Secretaria Técnica del museo, la pintora y grabadora Nydia Belkys Pereyra Salva (n.1925), luego Señora de Impini quien se jubiló en 1995 y continuó ejerciendo esas funciones ad-honorem hasta el 11 de setiembre de 1998, día en que fue atacada por un delincuente en su domicilio, soportó una golpiza que le afectó varios órganos –prácticamente no se podía expresar-; estuvo internada dos semanas y falleció el 5 de octubre.  Sean estas líneas un reconocimiento a una amiga del alma, con quien era posible dialogar sin sombrías interferencias… # Recuerdo aún los diálogos con don Edmundo Blanco Boeri, persona de excelente memoria y uno de los impulsores de la Asociación de  amigos del Rosa Galisteo, rememoró el momento de su alejamiento transitorio de esa Dirección, cuando equivocadamente las autoridades provinciales designaron al reemplazante sin la conformidad de la familia del donante como estaba establecido.  Mediante el Decreto Nº 2801 del 10 de noviembre de 1969, el Subsecretario de Educación y Cultura el Dr. Leopoldo Chizzini Melo –el autor de Tacuara y Chamorro, libro recomendado para lectores desde los doce años aproximadamente-; fue designado Ministro de Educación y Cultura y personal de carrera, el señor Ramón Osvaldo Gutiérrez lo reemplazó en la subsecretaría; Hasta e 17 de marzo de 1970 siguió en la Dirección General de Cultura la Dra. Edelweis Serra y Ricardo Passeggi Cullen durante siete meses condujo la Dirección Provincial de Cultura; siendo el Señor  Vicente Mastronardi el responsable del área contable en Santa Fe…  (Ver páginas 106 y 20 de Crónica sobre la política cultural de los gobiernos santafesinos 1920-1999 escrita por Jorge Campana (Santa Fe, Ediciones Culturales Santafesinas, 1999). El autor trabajó cuarenta años en el área de Cultura, se jubiló en 1994.  Sea esa reiteración un reconocimiento a ese esfuerzo de recopilación porque son excepcionales los funcionarios que asumen consciente la responsabilidad que compete por ser protagonistas de la historia –no sólo santafesina, ni argentina, ni hispanoamericana- ¡de la historia de la Humanidad!  Por algo, después de sucesivos cambios en el sector administrativo contable –donde función a principios de la década del ’80 una coordinación administrativa y técnica a cargo del doctor Hugo Buschiazzo-; Campana mientras escribía las crónicas correspondientes a 1989, necesitó destacar: “El área contable de Cultura en la zona sur había sido atendida durante décadas por la Sra. Gladys Rava de Contreras”…  Así como el silencio es elocuente, en las entrelíneas van quedando señales para sucesivas claves…  No fue por casualidad que Enrique Llopis y personas que trabajaban en el área contable en Santa Fe, en la década siguiente debieran soportar extenuantes trámites judiciales…  (Conocí a Vicente Mastronardi, persona de formación cristiana, discreto, solidario, casado con Delia de la Ballina; tíos de Mercedes Lauría de la Ballina, mamá de Luciano Héctor Martín Fontanini Orbea (hijo de nuestro primogénito Eduardo, bisnieto de Héctor Lauría, destacado dibujante y pintor cuyo nombre está esculpido en la placa de mármol ubicada en una de las entradas del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, frente al caldo de “la Venus”…  Conmovida por esos lazos perdurables, necesito expresar que Héctor Lauría nació en Santa Fe de la Vera Cruz  en 1891 y que Mechi, su única nieta lo nombraba Gogo.  Había estudiado dibujo y pintura con el destacado pintor José María Reinares y luego siguió perfeccionándose en la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.  Antonio Colon ha señalado que “formó parte del grupo que inspiró el conocido pintor Eliseo Faustino Coppini” y en la colección familiar es posible admirar la armonía cromática de sus obras que generan íntimas  vibraciones.  Héctor Lauría participó en exposiciones; la Municipalidad de Santa Fe le otorgó “segundos y primeros premios en dibujo y pintura (1910-1911).  En 1923 expuso en la Galería Witcomb de Buenos Aires y en el Salón Anual del Museo de Bellas Artes de Santa Fe, luego “la crítica destacó los valores de sus obras”.  Falleció en 1963.  Lala, su esposa y también bisabuela de nuestro nieto, con quien convivían, murió longeva…  Incluyo estos nombres y tantos otros, porque a todos agradezco las señales dejadas en el único camino, desde el edén hasta el Edén.

[3] “Mateo Alemán (1547-1614), hijo de un doctor de prisiones, nació en Sevilla y estudió Medicina en Salamanca y Alcalá. Contador de resultas de Felipe II (1571), ciertas irregularidades le llevaron a la cárcel (1580)” –tiempo de la revolución de los siete jefes en Santa Fe, la vieja-. Nuevamente encarcelado por deudas, logró salir, embarca para México acompañado por sus dos hijas”, tal como se difunde en el Parnaso Sopena.  En 1599 publicó la Primera parte del pícaro Guzmán de Alfareche: “empieza narrando el origen de su héroe, “Guzmán” quien muerto su padre “decide huir de la miseria.  Después de servir de mozo en una venta, pasa a la cárcel donde se coloca como ayudante de cocinero.  Roba a sus  compañeros y encamina a Toledo, donde finge hidalgo y es robado por dos damas”…  “ Se sigue la historia del paulatino envilecimiento de un adolescente –el pícaro- que narra autobiográficamente sus aventuras…  Así el Guzmán desarrolla una sátira social y amarga (‘atalaya de la vida humana’), con un criterio pesimista y desconfiado.  El núcleo de la novela se basa en un dibujo hecho por el autor al comienzo del libro: una araña que, descolgándose por su hilo, se deja caer en silencio, y prevenido su veneno sobre una descuidada culebra” y sobre el diseño, en latín, la frase: “No hay prudencia que resista al engaño.”  A su alrededor hay varias novelas episódicas: Historia de los dos enamorados, Ozmín y Daraja; Dorindo y Clorinda, Bonifacio y Dorotea… Es una sátira social amarga… una obra de entretenimiento y de sana moral… evidentemente quiso dar a su novela un tinte de ejemplaridad… El recelo, la misantropía y el resentimiento del Guzmán anuncian ya las amargas páginas del Don Pablos y del Criticón.  ‘Todos vivimos en asechanza los unos a los otros –escribe Alemán y al mismo tiempo se resume-; como el gato para el ratón y la araña para la culebra.” p27-29  (Trascripción parcial de un comentario de M. González  Granel.) // Fray Antonio de Guevara (1480-1545) de noble familia, hasta que impresionado por la muerte del príncipe y don Juan y la reina Isabel se hizo religioso franciscano.  Obispo inquisidor y predicador real, acompañó a Carlos V en la campaña a Túnez. Nos ha dejado tres obras: Relox de Príncipes, Menosprecio de corte y alabanza de aldeaEpístolas familiares. “Menéndez Pelayo  lo señala como el mejor prosista del reinado de Carlos V, Guevara es un escritor fácil, abundante, ameno, lleno de un gran bagaje cultural, aunque no fuera científico; los clásicos sólo le interesaban como estímulo o decoración de sus propias opiniones, por eso, quizá se tomaba con ellos desaforadas libertades como citar falsamente autores imaginarios, personajes fabulosos, leyes apócrifas, anécdotas inventadas por él, embrollos cronológicos y geográficos que confunden.”  (Comentario de D. Fernández Braso.)  Esto sucedía a mediados del segundo milenio y algo parecido sucede todavía en otros ámbitos.  La televisión ofrece programas de humor político y en la última semana de noviembre, entrevistaron a una legisladora santafesina –en algún punto de la primitiva genealogía relacionada con el granadino Pedro Antonio de Alarcón –estudioso de las leyes y de la Teología, quien abandonó su casa paterna en su juventud, luego soldado voluntario-.  Con el pretexto de “corroborar esta información, si usted realmente sabe” aludió a “un proyecto de los que van a tener que votar, y usted me lo explica. Por ejemplo, el proyecto de promoción de las Pymes mediante exención de impuestos durante los primeros dos o tres meses de su creación.”  Casi galimatías resultó la respuesta para quienes no frecuentan esos ámbitos y el periodista contestó: “”para cerrar esta nota le quería informar que ese proyecto en realidad no existe, que se nos ocurrió a nosotros cinco minutos antes.”  Tras un breve diálogo, la legisladora -sin gestos de inquietud ni de fastidio-, expresó: “Gracias a ustedes por brindarme esta colaboración” (Nota en Litoral– Política, miércoles 04/12/2002, p. 5, titulada “El proyecto que nunca existió” y Señal de Ajuste, comentario de Roberto Maurer, (p. 13) titulado “Dos divas y media”: “Anoche hubo una diva por hora y otra que lo fue por un rato. Mirtha Legrand a las 21, Susana Jiménez a las 22 y ‘CQC’ a las 232, surgió una promesa de estrella de la ficción.. “  Las transmisiones televisivas presentaron esa noche, a una santafesina sureña, la Legrand que en realidad es Rosa Suárez Martínez, nacida en Villa Cañás- y a la Negra, del centro-norte…  “La idea del programa surgió a raíz de que cada fin de año, en el Congreso de la Nación se aprueban centenares de leyes que, en realidad, muchos de los legisladores ni siquiera conocen.  Cuando se le preguntó a la santafesina sobre esta situación, ella aseguró que estaba al tanto de cada uno de los proyectos que se disponía a votar.”  Lamentablemente, todavía las decisiones son en bloque y la simple acción de levantar la mano o de presionar el botón del cómputo automático, ya se considera cumplida la misión y función del legislador, en cualquier jurisdicción.  Todo es historia de la Historia de los argentinos.

[4] Necesito expresar que persiste en la memoria aquel esbozo de estampa literaria elaborado en la esquina de Humberto Primo  y San Jerónimo, cuando a principios de la década del ’40 visitaba a nuestros tíos –José Fernández Valera y Amelia Orbea-, aunque mejor digo que disfrutaba conversando con mi primo Carlos Manuel Fernández, nacido y crecido en la ciudad, el bajito ¡grande!… Técnico químico, cumplió el servicio militar en el Regimiento 9 de Caballería Montada de Curuzú Cuatiá… (Tiempo de interesante intercambio epistolar…) Luego Carlitos Fernández  Orbea, contrajo matrimonio con Alida Vitali… padres de dos hijas; abuelos…  ¡Todos han dejado oportunas señales en el Camino!…

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