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Espejos de la Argentina visible.

Entre “animales” y “el agua”: protestas, ausencias.

Vaivenes al comenzar el año 2002.

Señales desde la red de redes.

“Argentinos, a las cosas….”.

Desde la trágica década del ’70.

 

Desde los comienzos de la historia de la Humanidad se han registrado hechos con distintos protagonistas.  Comenzaron los rumores y murmuraciones, las opiniones y decisiones, se sucedieron ataques y protecciones, muertes y metafóricamente hablando resucitaciones

Entre “animales” y “el agua”: protestas, ausencias…

El viernes 29 de abril de 2004, una vez más entre los argentinos se celebraba el día del animal, algunos seguían recordando el desborde del río Salado un año antes y la mayoría de los santafesinos seguían  conmovidos por la tragedia que todavía agobia a familias que han soportado la muerte de familiares, otras que perdieron bienes irrecuperables -fotografías, libros, instrumentos musicales, herramientas de trabajo…-, mientras no disminuyen los índices de desocupación aunque las estadísticas señalen lo contrario, ya que sólo hay planes de asistencia temporaria que inciden en tales registros.

Mientras tanto, sigue disminuyendo el poder adquisitivo de los argentinos porque si se comparan los precios durante el último bienio, no han aumentado los sueldos de la mayoría de los trabajadores y han crecido los precios aproximadamente el 30% en productos de alimentación, muebles, ropa… también diversos servicios.

Vaivenes al comenzar el año 2002…

Entre los argentinos -y extranjeros que residen en el país o con inversiones en empresas o bancos argentinos, después de una década de estabilidad monetaria, desde principios del año 2002 y a partir de la decisión del presidente provisorio Dr. Eduardo Duhalde, se estableció el fin de la convertibilidad.

Comenzó un proceso de crecientes dificultades económicas: se manifestaron los ahorristas en las calles del centro de Buenos Aires -incluso los cómicos, como Nito Artaza-y mientras unos rompían lo que no les pertenecía, otros protestaban martillando puertas de hierro o rompiendo cristales porque no podían disponer de sus ahorros  Insistían en que seguía desvalorizándose la moneda y las entidades bancarias debían actuar en concordancia con las nuevas disposiciones del poder ejecutivo nacional.

La protesta callejera con pancartas y estribillos, exigía:

 “¡Que se vayan todos!”… 

y “todos”se quedaron salvo los que emigraron…

Unos en cargos políticos tras elecciones, otros en funciones de la administración pública, integrando los grupos que están operando como aliados desde hace tres décadas, porque “algo” hicieron durante el Proceso quienes no estuvieron detenidos ni torturados…

Algunos se animan a decir que han dado un paso al costado o que se han ido, aunque continúan ejerciendo sus influencias desde distintos medios, incluso y preferentemente, desde el denominado cuarto poder: el periodismo

(Es oportuna una pausa antes de otra prudente aproximación a ese virtual cuarto poder…)

Señales desde la red de redes…

Casi como una sentencia, he leído lo publicado en La Nación – on line:

“Al pesimismo de la inteligencia hay que oponerle el optimismo de la voluntad.”

Tal conclusión fue expresada por Valiente Noailles nacido en 1960, Licenciado en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, docente universitario y autor de varios ensayos; miembro del consejo de administración de la Fundación “Navarro Viola” y del directorio del “Instituto Cultural Argentino Norteamericano”. [1]

“Argentinos, a las cosas….”

Desde su punto de vista, “Valiente Noailles piensa que el momento es propicio para la reforma, sobre todo porque Néstor Kirchner -de quien dice que tal vez sea el mejor presidente de la Argentina desde 1983- goza todavía del apoyo mayoritario del pueblo. Kirchner encarna una esperanza popular que legitima su poder, dice, pero no debería dejar que pase mucho tiempo más antes de proponer un proyecto de país claramente definido, que incluya a todos los argentinos, porque ‘la sociedad no volverá a tolerar una sensación de vacío como la que tuvo en 2002’…”

(Así lo ha reiterado la periodista Verónica Chiaravalli en su interesante nota difundida por el diario La Nación.)

Desde la trágica década del ’70…

Es interesante lo expresado por el Licenciado:

         “La Argentina ha salido de un proceso de confesiones profundas acerca de su forma de ser, que se extendió durante los años 70, 80 y 90. Ese proceso desembocó en la época actual, signada por el exorcismo de ciertos rasgos que caracterizaron a nuestra sociedad y a los que metafóricamente podríamos llamar demonios, como el menemismo, el olvido y la impunidad. En ese sentido, Kirchner se ha autoinvestido de una función de exorcismo. Por un lado, esto no es novedad, porque cada presidente que llega se preocupa por exorcizar el pasado inmediato (lo cual configura una serie muy reactiva). Pero en Kirchner me parece que esta función está acentuada.”

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“Veo una dificultad. Está claro que el menemismo no fue una sola persona, sino la expresión profunda de una sociedad. No creo, como se dice a veces, que nosotros, como sociedad, hayamos sido simples espectadores de ese espectáculo obsceno que se desplegó en los años 90. No había desdoblamiento de la escena, así que participamos de lo que ocurrió.

El menemismo fue, en todo sentido, una extensión nuestra, incluso una extensión de nuestras técnicas de la corrupción y de nuestra incredulidad ante la ley. Por otro lado, esa tarea de exorcismo que ha encarado el Presidente en parte integra la agenda de la gente y en parte no.

Una cuestión que no está entre los temas que la sociedad considera como más importantes es el compromiso personal de Kirchner con la década del 70. Eso pertenece a la agenda propia del Presidente y no creo que él deje de advertirlo, pero, para Kirchner, esa cuestión es una deuda y cada uno tiene sus deudas personales. A la gente le encanta ver cómo otro se deshace de sus propias miserias, pero me parece que deberíamos preguntarnos cómo hacer para lidiar con nuestros propios demonios, realizar una autocrítica y no armar una arquitectura de la mala fe, en el sentido de dar excusas para todo lo que nos acontece y no tomar como responsabilidad propia aquello que vamos produciendo como destino.

Una sociedad es responsable de su destino. Las interpretaciones de que a la Argentina le ocurren las desgracias como si le cayeran meteoritos no son válidas. Hay que hacerse cargo de lo que uno elige, porque estamos en una democracia.

La complacencia con nosotros mismos no nos conduce a ningún lado. En estos momentos, afortunadamente, todo va viento en popa, pero, ¿qué pasaría si se deteriorara la figura de Kirchner?”

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“Kirchner llegó al poder con la legitimidad que le dio el 22 por ciento de los votos y luego sumó algún porcentaje más de legitimidad por su propia acción. Pero, en realidad, el Presidente está legitimado por la esperanza, está investido por un profundo sueño colectivo que, conociendo los bueyes con los que aramos, se puede derrumbar con una facilidad extraordinaria. Esta sociedad le suelta la mano muy rápidamente a aquello que apoya con fervor. Es muy cambiante, extremadamente volátil. Kirchner debería cuidarse de nuestro entusiasmo. No debería contar con ese activo en forma permanente. Y la esperanza y la promesa no deberían ir demasiado por delante de la acción. El Presidente también ha recogido la euforia de la supervivencia. Hacia fines de 2002 esta sociedad pensaba que estaba en una fase terminal. De pronto nos dimos cuenta de que la vida del país seguía, de que habíamos renacido y la violencia que se anunciaba no ocurría, porque la paz social que tiene la Argentina, a pesar del deterioro económico de los últimos años, es milagrosa. Creo que Kirchner, además, capitalizó el sentimiento de culpa de la sociedad por haber permitido el grado de corrupción que permitió, porque nadie deja de advertir que para que en este país ocurriera lo que ocurrió hubo un consentimiento social profundo. Por último, el Presidente capturó algo que la gente necesita poner en juego, que es la noción de rebeldía. Este es un pueblo demasiado paciente y esa actitud rebelde de Kirchner, de pararse firme frente a algunas cuestiones (como la negociación con el Fondo Monetario Internacional, que fue llevada con mucha astucia) también le dio popularidad.

En torno a la rebeldía…

“Me parece muy sano que haya un germen de rebelión, sólo que tiene que estar muy bien encauzado. La rebelión profunda de la Argentina tiene que ser contra el destino que ha elegido. No podemos pensar este país como una condena.”

Interrogado el Licenciado por la periodista, acerca del presidente Kirchner y  “qué aspectos cree que deberían mejorar en su gestión?”, el profesor de filosofía contestó:

“Creo que Kirchner tiene muy acentuada la modalidad reactiva. Veamos cuáles son las preocupaciones que signan esta época: la inseguridad, el desempleo. Impulsos vitales débiles, vinculados con el temor. En la Argentina estamos de acuerdo sobre lo que no queremos, pero no sobre lo que queremos. Y me parece que el país tiene una extraordinaria inteligencia para resolver lo malo que le acaece, pero no aprendió a manejar las situaciones de bonanza y a convertir lo bueno que le pasa en algo permanente.

Ecos de Piaget, promotor de jardines de infantes…

“Piaget define la inteligencia de una forma muy interesante: dice que es la capacidad de adaptación a situaciones nuevas. Esa definición se podría ampliar diciendo que también es la capacidad para crear situaciones nuevas. Esa destreza es la que todavía no veo en funcionamiento: la de crear un destino. La tarea de la política es darle un sentido al porvenir y poner el largo plazo en escena. Todavía no veo una Argentina con un proyecto, una dirección y un sentido. Ni veo que los dirigentes estén pensando en la Argentina que habrá dentro de quince años.

¿Cuál es el modelo de país que queremos, cuáles son las economías en las que hay que invertir, cuál es el tipo de educación en el que hay que pensar?

Me pregunto si todo esto está siendo tenido en cuenta, más allá de la coyuntura. Kirchner me parece un buen presidente, tal vez el mejor desde que recuperamos la democracia, pero adolece de estas carencias. Creo que tendrá que generar con su acción un proyecto al que adscriban los argentinos.”

(En la computadora personal invisible, hay datos insoslayables: menos de un quinto de los votantes, no de la población del país, votó al santacruceño Kirchner…

Detecto que faltan datos para poder determinar con exactitud, cuál será el proyecto al que se alude desde distintas posiciones ideológicas.

No vislumbro el proyecto que impulsó al presidente a aceptar su candidatura a presidente y tampoco el esbozo de coincidencias que habría elaborado el presidente provisorio cuando puso en marcha sus agrupaciones a fin de que juntos, lograran impedir que el ex-presidente reelecto, Dr. Carlos Saúl Menem pudiera obtener el mayor porcentaje, como realmente sucedió porque el resultado de los cómputos finales así lo ratifica.

 

Con el propósito de poder releer estas conclusiones del Licenciado Noailles, transcribo las declaraciones siguientes:

“La partidocracia raptó a la democracia”…

“La partidocracia raptó a la democracia e impidió una verdadera puesta en juego de los mecanismos deliberativos. En ese sentido, nuestro sistema democrático es extraordinariamente perfectible. Por eso, no hay que perder la energía crítica. Hay que apoyar al Presidente, y la gente lo hace, a pesar de la crisis energética, del problema de la inseguridad o de las luchas internas del Partido Justicialista. Pero me parece que ahora Kirchner tiene que darle cuerpo a ese esqueleto que le ha sido confiado y que es la esperanza.”

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“Las verdades que no tienen consecuencias”…

“Yo estoy en contra de las leyes de perdón y de la impunidad, porque esto ha dejado secuelas muy graves: el hecho de ver que había actos que no tenían consecuencias hizo que los actos se desvalorizaran en la Argentina. Las verdades que no tienen consecuencias son más perversas que las mentiras, porque lo sumen a uno en una sensación de irrealidad. Pero me gustaría que el Gobierno también se ocupara de los principales damnificados de la era democrática, que son los valores de la representatividad, de las instituciones y de la política. Lo que pasó en ese terreno, su vaciamiento de significado, marca desapariciones del sentido que una sociedad necesita para vivir. Mientras no se restablezca el valor de la representación, la democracia estará en una zona de simulación, porque el puente de credibilidad que hay entre gobernantes y gobernados se vuelve frágil. Hay que generar una reforma que acerque la política a la gente: con cambios en el sistema electoral, transparencia en el Congreso y una ley de acceso a la información. No veo que se esté poniendo mucha energía en estas cuestiones”…

“Una mejor vida en común”…

“…No hay entre nosotros una búsqueda activa de una mejor vida en común, sino reacciones frente a situaciones extremas. La ciudadanía también necesita tener un rol muy activo en la reconstitución de credibilidad en la política y en las instituciones. No se puede liberar a un pueblo que no quiere ser liberado, ni ayudar a quien no quiere ser ayudado. Pero me parece que la situación está madura para que este cambio ocurra.”

En torno a las leyes y ejercicio de los derechos”…

“Hay muchas instituciones que luchan para concientizar a los ciudadanos acerca de sus derechos; el tema, luego, es que el ciudadano quiera ejercer esos derechos. Tomemos como ejemplo el problema del acceso a la información pública.

¿Cuánta gente, realmente, quiere saber qué es lo que ocurre?

Hay que tener la voluntad de saber qué es lo que pasa para pedir la promulgación de esa ley.”

“La ley ha sido un decorado”…

“La gente está resentida con la cosa pública. Para muchos, lo público no es lo que pertenece a todos sino tierra de nadie. Lo único que habla de los valores de una sociedad, y de cualquier individuo, es su propia acción, no sus declaraciones. Me parece que estamos en una sociedad para la cual durante muchos años la ley ha sido un decorado.”

“La realidad como una dualidad”…

“Nuestro pueblo siempre interpretó la realidad como una dualidad: detrás de lo visible imaginaba algo latente, escondido. Y de pronto, durante los años 90, todo estuvo a la vista; el ojo se tuvo que reentrenar para admitir que veía las cosas exactamente como eran y no buscar interpretaciones. Eso rompió con una metafísica dual y creó una zona de transparencia absoluta, en el sentido de la obscenidad. Incluso los discursos comenzaron a ser transparentes, como si el inconsciente hubiera desaparecido y la impudicia fuera absoluta. Por eso es tan fuerte la pulsión por salir de esa zona de obscenidad.”

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“Tomar la cosa pública como propia”…

“Al pesimismo de la inteligencia hay que oponerle el optimismo de la voluntad. Esta sociedad tiene que tomar la cosa pública como propia y seguir presionando para que haya transformaciones de fondo. El poder está como extrañamente dado en comodato a una casta. No podemos acostumbrarnos a pensar que vamos a ser gobernados siempre de este modo. La sociedad tiene que presionar no sólo por las cosas inmediatas, sino por las de mediano y largo plazo. Me gustaría ver una democracia anticipatoria, que esté trabajando para que dentro de cinco años no aparezcan problemas emergentes de lo que no se hizo a tiempo. Siempre es más tarde de lo que parece y, a veces, puede ser demasiado tarde.”

La opinión pública…

“La opinión pública es una forma sustituta de la democracia deliberativa. Una sociedad madura no debe gobernarse atendiendo solamente las urgencias de la opinión pública, porque allí no hay deliberación y, si se actuara de esa manera, las minorías se quedarían sin voz y sin espacio de representación. Lo que pasa es que las zonas de debate, como el Congreso, están viciadas. La política es, por excelencia, el instrumento mediador de conflictos, por eso hay que devolverle su sentido. Es importante que la gente tenga la sensación de que lo que hace tiene un sentido. Por otro lado, también pienso que la Argentina está en estado de sobreinterpretación y se ha tornado relativamente inmune a las teorías que se puedan elaborar sobre ella. Es como un enfermo crónico que ha pasado por quinientos médicos, que no acierta con la receta y está harto de que le digan cómo es. Creo en la crítica y en la reflexión, pero me parece que, en este momento, es mucho más sano para el país pasar a la acción.”

 

(Lecturas y síntesis: Nidia Orbea de Fontanini. Mi. 05/05/08 – Hora 10:41:48)

 

[1] Leer: La metamorfosis argentina (1998), Reinventar la Argentina (2003)… Releerlos…

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