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Lino Eneas Spilimbergo  (1896-1934)

Aproximación a su trayectoria.

Docencia, exposiciones.

1964-2004 – Homenaje.

Aproximación a su trayectoria…

Lino Eneas Spilimbergo, nació en el barrio de Palermo en la ciudad de Buenos Aires,  el 12 de agosto de 1896 (en algunas biografías se alude a 1899).  Comenzó su formación en 1913, como alumno de Dibujo en la Sociedad Educación Industrial y luego en el Curso de Dibujo y Ornamentación de la Escuela Técnica Profesional, recibiendo en 1914 el “Segundo Premio “Arturo Z. Paz”, por los trabajos realizados durante ese período de aprendizaje. Egresó de la Academia Nacional de Bellas Artes en 1917 revelando ya sus aptitudes como pintor, muralista y su orientación hacia el grabado y la litografía. Ese año Spilimbergo se trasladó a San Juan.

Docencia, exposiciones

Lino Spilimbergo en 1921 presentó la primera Muestra.  Ya había anotado otra sutil advertencia en una libreta personal: “…Guardaré todos mis documentos por si alguna persona, algún día, se interesara por conocer cómo fue mi verdadera vida”.

Ejerció la docencia en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Nacional de la Plata y Tucumán.

En 1928, participó en la Exposición del “Grupo de Pintores de Vanguardia” –con Aquiles Badi, Antonio Berni, Héctor Basaldúa y Horacio Buttler-, inaugurada en la Asociación “Amigos del Arte de Buenos Aires”.

En 1922 le otorgaron  el Premio de Grabado del XI Salón Nacional.  Viajó a Alemania en 1925, estuvo en Italia donde logró una mayor aproximación a las obras de arte prerrenacentistas; se dedicó al estudio de técnicas de la “Escuela Veneciana” del siglo XVI.  Durante su residencia en París, Spilimbergo se orientó hacia el Cubismo.  Regresó en 1929 y en San Juan pintó “Paisaje de San Juan” -óleo sobre tabla, 127 x 164 cm.-; comenzó una serie de monocopias que tituló “Breve Historia de Emma” y siguió desarrollando una obra de singular reconocimiento, entre ellas varios óleos sobre telas “Figuras en la terraza (1931-1932, 98,5 x 145 cm.) y “Figuras” –de 122 x 96 cm), perteneciente a la colección del Museo “Sívori”, obras en las cuales una vez más este notable artista logra revelar la armonía de la figura humana y el misterio de esas miradas que son una evidencia de su sensibilidad y su talento.  Su obra Figuras y Suburbios de Buenos Aires, fueron expuestas en la muestra de “Pintura Argentina” realizada en Nueva York, Estados Unidos, en 1941.

Hacia 1930, integró el llamado “Grupo de París” junto a Aquiles Baddi, Alfredo Bigatti, Horacio Buttler, Raquel Forner y Pizarro.

En  1933 integró la selección sobre “Grabadores Argentinos” expuesta en Nueva York, Estados Unidos.  Tres años después, concreta una de sus destacadas obras: “El escultor”, óleo sobre arpillera donde expresa simbolismos del cubismo y del surrealismo.

En 1940 se instaló en Chilecito, en la provincia de La Rioja y expuso en “Amigos del Arte” en la muestra titulada “Diez pintores argentinos”  que incluyó a los cuatro artistas mencionados anteriormente, a Juan Ballester Peña, Raquel Forner, Ramón Gómez Cornet, Emilio Petorutti y Raúl Soldi.  Al año siguiente, expuso en la Asociación “Gente de Arte” de Avellaneda, provincia de Buenos Aires en la muestra titulada “Veinte Artistas Argentinos”.

Se ha reiterado que Spilimbergo vivió prácticamente durante toda su vida de los ingresos obtenidos por su labor docente. Organizó el “Instituto Superior de Arte” dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán y ejerció la dirección en el período 1948-1952.

El historiador Diego Abad de Santillán ha reiterado lo expresado por Aldo Pellegrini acerca de la trayectoria de Spilimbergo:

“Su mejor período se extiende hasta 1941.  Sus terrazas ofrecen reminiscencias de Giovanni Bellini y por la factura recuerda a los metafísicos italianos modernos.  En sus espléndidas figuras, de aparente filiación neoclásica, sabe mezclar la solidez y el misterio; aparecen hieráticas en una especie de realidad intemporal, que situarían su obra en ese período de la escuela que Franz Roh bautizó con el nombre de realismo mágico.  Su escueto modelado busca exaltar la solidez del volumen que adquiere características metálicas en la lisura y simplificación de las formas, exaltada esa calidad por un color irreal que frecuentemente adquiere tonos de cobre rojizo… Como dibujante es difícil encontrarle igual. En su obra de grabador e ilustrador desarrolla toda su fantasía.”  [1]

Es interesante tener en cuenta lo expresado en el catálogo de la Exposición “Arte argentino del siglo XX” presentada por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano en Lima –Perú-  en septiembre-noviembre de 2002 y luego -entre noviembre y diciembre-, en el Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez” de Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina (Curadores: María Isabel de Larrañaga y Alberto Petrina).

“En 1945  se producirá un nuevo cimbronazo en la estructura político-social de la Nación.  Si el Presidente Yrigoyen (1916-22 y 1928-30) había incorporado a la vida institucional argentina a los ‘gringos’ inmigrantes, el Presidente Perón (1946-1952 y 1952-1955) liderará junto con su mujer, la mítica Evita, un proceso revolucionario que integrará a los postergados hijos del país, aquellos ‘cabecitas negras’ despreciados y segregados desde la Conquista.  Se tratará de un gigantesco esfuerzo de modernización que, en el campo cultural, abarcará desde la cinematografía a la incipiente televisión, incluyendo la danza, la arquitectura y las artes plásticas.

Una de las experiencias artísticas más valiosas de la década peronista se producirá en el interior del país, y será la protagonizada por el Instituto Superior de Artes de la Universidad de Tucumán entre 1946 y 1952.  Bajo la directa supervisión del maestro Spilimbergo se desarrollará una importantísima labor educativa y productiva que convertirá a San Miguel de Tucumán en un verdadero polo creativo, tanto a escala de Noroeste como nacional. De entre los pintores locales que por entonces participaron activamente de este rico proceso, se destacan los paisajistas tucumanos Timoteo Navarro (1909-1965) y Luis Lobo de la Vega (1909), a los que se sumarán entre otros artistas, los extraordinarios grabadores Pompeyo Audivert (1900-1977) y Víctor Rebuffo (1903-1983)”.

 

El 15 de mayo de 1956, Lino Eneas Spilimbergo fue nombrado Académico de Número en la Academia Nacional de Bellas Artes y expuso en la Galería van Riel de Buenos Aires, en la Sociedad Hebraica Argentina de esa ciudad, en la exposición “Artistas Argentinos” que  se presentó en Helsinki, Finlandia y en China; también participó en la exposición sobre “Pintura Argentina” en Nueva York, Estados Unidos.  Dos años después, en ese país participó en “Art in Latin America Today” en Washington; en “Arte Argentino Contemporáneo” en Brasil y en “Pintura Argentina” en la asociación “Amigos del Arte”, Montevideo, República Oriental del Uruguay.

El talentoso artista Lino Eneas Spilimbergo, falleció el 17 de marzo de 1964 en Unquillo, hermoso valle situado en la provincia de Córdoba.  Su único hijo Antonio estimulado por su esposa Lucía Rafaelli y apoyado por sus cinco hijos, el 27 de diciembre de 1994 decidió constituir la Fundación que ostenta su nombre y que obtenida la personería jurídica el 13 de febrero del año siguiente, ha desarrollado y sigue proponiendo valiosas experiencias de educación por el arte de vivir y convivir

1964-2004 – Homenaje…

Al conmemorarse el cuadragésimo aniversario del fallecimiento del talentoso Lino Spilimbergo, en el Museo S de la capital federal -inaugurado en diciembre por sus descendientes directos; dos salas ubicadas en Paraguay 3142-, exhibieron por primera vez treinta y cuatro desnudos que el artista dibujó en 1918 siendo un joven de veintidós años y recién egresado de la Academia Nacional de Bellas Artes. También incluyeron un enorme pastel que se había En esa serie utilizó diversos materiales: carbonilla, pastel, sanguina, sepia, tinta y técnicas mixtas. Fue conservada por Antonio, su único hijo y también por sus nietos.

Han recordado que durante el día, Lino Spilimberto trabajaba junto a su maestro Cesáreo Bernaldo de Quirós y “al caer la tarde se abocaban al desnudo, en el estudio de la calle Chile, que compartía con Bigatti, Gargiullo y Gigli”. Desde el diario “La Nación”, se difundió un comentario de su nieto Leonardo Spilimbergo, director del citado museo:

“Era tal su obsesión por conocer al detalle el cuerpo humano, que un amigo, estudiante de medicina, lo llevaba por las noches a la morgue y le daba allí su clase de anatomía.”

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(Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.)

 

 

[1] Abad de Santillán, Diego. Historia Argentina. T. 5.  Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1971, p. 382-383.

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