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Pablo Alcides Pila, poeta y pionero.

Pablo Alcides Pila, poeta y pionero.

1976: primera edición de “Nuestra gente”.

  1. Introducción – Pablo Alcides Pila.

II – UNIVERSO VOCABULAR.

III – CREENCIAS Y SUPERSTICIONES.

Creencias y supersticiones que se apoyan en la interioridad del individuo.

Creencias y supersticiones que exigen la intervención de un tercero dotado de atributos especiales.

IV – MITOS.

LA CRUZ LÓPEZ.

LA TUMBA DEL GITANO.

  1. RELATOS.

“EL SARGENTO SAPO”.

“EL SUPUESTO SEPULCRO DE JACINTO ARAUCO”.

VI – LEYENDAS.

LA MALDICIÓN DEL ARROYO “EL REY”.

EL YACARÉ DEL ARROYO “EL VÍBORA”.

VII – CONCLUSIONES.

Bibliografía utilizada en el transcurso de la investigación.

Entrevistas efectuadas:

La Encuesta Láinez.

1980: reedición de Nuestra gente”.

Encuentro con Pablo Alcides Pila, el poeta.

Tiempo de siembra y de talas.

La trampavida.

Extranjero.

Magia del niño.

Los fundadores.

En la catedral.

1984-1986: Pablo Pila y su fecunda labor desde el IPA.

Tiempo de “Reorganización”..

Casi fantasmal “Secretaría de Cultura y Comunicación Social”.

Desaparición del “IPA ‘José Pedroni’…”.

1987-2000: más obras editadas.

De “Pájaros en el camino”.

Patio de mi casa.

Pájaro al atardecer

Pájaros en el camino.

Distinciones.

“Campana”  (Por Pablo Alcides Pila)

2004: reconocimiento del Gobierno de Santa Fe.

21-05-2004: VI Premio “Juan de Garay”.

2004: Premio “Juan de Garay” a Gastón Gori.

“Mención especial” a Pablo Pila, Dante Rugeroni y Laura L. Viscay.

2005: “Algunos mitos, creencias y devociones populares”.

Pablo Alcides Pila, poeta y pionero…

Pablo Alcides Pila nació en Reconquista en 1930. Ejerció la docencia durante treinta y cinco años.  Desde 1973, del continuo impulso de Pablo Alcides Pila como educador por el arte -de vivir y convivir-, hay insoslayables trabajos referidos a investigaciones realizadas por sus alumnos y algunos editados en revistas y cuadernos de cultura.

Conduce programas de radio y televisión dedicados a la difusión folklórica y han sido declarados de interés municipal por el Concejo Deliberante y el Ejecutivo de la Municipalidad de Reconquista.

Publicó en 1954 su primer poemario: “Cuerdas de medianoche”  y veinte años después, “La sistematización del conocimiento sensible del área de trabajo” (Texto profesional).

Aquí, la reiteración del texto completo de “Nuestra gente” (Investigación histórica) con el propósito de servir a la difusión de su contenido teniéndose en cuenta su valor cultural, en el contexto de la enseñanza-aprendizaje en distintas áreas educativas.

1976: primera edición de “Nuestra gente”

(Segunda edición en 1980.)

El trabajo de investigación conducido por Pablo Alcides Pila y concretado por un grupo de alumnos de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1 de Reconquista (dependiente del CONET – Consejo Nacional de Educación Técnica, siendo Aníbal José Scaglia el jefe de la INRELI -Inspección Regional Litoral- con sede en la capital santafesina), fue editado en noviembre de 1976 por el Instituto de Servicio Social “Juan XXIII” de Reconquista, provincia de Santa Fe, en su serie Cuadernos de Campo Nº 3, impreso en los talleres gráficos de la Editorial “Río Paraná” de esa localidad.

El informe pertinente fue elaborado tras entrevistar a:

-Evaristo Fernández Rudaz.

-Eduardo Soto.

-Manuel Arzamendia.

-P. Aldo Martín.

-Agustín M. Soria.

I.   Introducción – Pablo Alcides Pila…

“Este trabajo fue desarrollado con estudiantes de Tercer Año, Primera División, de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1 de Reconquista, en la asignatura Castellano.

Es la prosecución de una línea de actividades investigativas iniciada con otros alumnos del mismo nivel en el año 1973.   En aquella oportunidad se abordó la técnica de la literatura infantil, llegándose  al cabo del período a lograrse la edición de una revista (‘Antología Literaria’, noviembre de 1973) con ocho cuentos y dos poemas escritos por los alumnos, habiéndose pasado también por la experiencia de participación en certámenes literarios (un alumno obtuvo el Segundo Premio en el Concurso ‘Manuel Cernadas’ que auspiciara la Dirección General Municipal de Cultura de Reconquista) y antologías orales.

Durante 1975 la motivación orientó la acción investigadora con otro grupo hacia un tema general de análisis de la vida y la obra del poeta esperancino José Pedroni, titulado: ‘Pedroni – Hombre – Trabajo – Poesía – Esperanza’, que comprendiera, además del trabajo de gabinete, una labor de campo que llevó al grupo a residir en un campamento que se instaló en el Velódromo de la ciudad de Esperanza (Santa Fe) durante tres días, en cuyo lapso se entrevistaron amigos de Pedroni, quienes fueron sus compañeros de labor en la fábrica a la que perteneciera, su hijo, su esposa y todos cuantos pudieron hacer un aporte testimonial referente al poeta investigado. Cintas magnetofónicas, fotografías, gráficos, maquetas, revistas, libros, folletos, poemas autógrafos de Pedroni y todo cuanto material se halló, fueron expuestos en cinco paneles que los alumnos se encargaron de ampliar al público en la Exposición Anual de Trabajos Prácticos de 1975 de la E.N.E.T. Nº 1 de Reconquista.

Se procuró así introducir en la escuela secundaria la práctica orgánica de la investigación científica y de los elementos que le son propios: tema, objetivos, área, universo, instrumentos; diseño; evaluación; etcétera, para que éstos y aquella constituyan un todo de manejo habitual en la dinámica existencia de los jóvenes. Se pretendió inaugurar un estilo de vida mediante el descubrimiento del mundo en que se vive; una indagatoria vivaz y permanente de causales y consecuencias que se intrinque en cada hecho que se perciba en el entorno.  Página 7

1) Motivación:  Durante el transcurso del período lectivo 1976 se advirtió que era motivo de curiosidad y asombro en los alumnos, el desarrollo de un tema perteneciente al programa oficial de la asignatura: ‘Orígenes y formación del idioma castellano – El castellano en la Argentina – Caracterización del idioma nacional’.  Quizás el pasaje casi cinematográfico de pueblos antiguos y modernos a través del idioma abría las puertas de la imaginación; quizás en medio de la aridez gramatical esa confluencia de vocablos encauzándose en el idioma representaba una aventura inédita.

Lo cierto era que había allí una energía interior despotencializándose, poniéndose en descubierto y pronta a entrar en movimiento.

Sólo basta un pequeño impulso exterior para comenzar el descubrimiento de que en derredor un gran número de personas habla un lenguaje particular, cargado de connotaciones.  Que ese hecho es importante por lo que el lenguaje significa como fenómeno social, como elemento comunicante con el objeto, además de la estricta relevancia semántica que pudiera tener.

Y por si el hallazgo aún no satisficiera la curiosidad incipiente, restaba por descubrir la coincidencia que existe entre el lenguaje -universo vocabular- del hombre de la zona, y el universo temático en el que se desenvuelve y crea; los motivos del diálogo y la comunicación, creencias, supersticiones, relatos, historias, leyendas, mito, etcétera.   Contando ya con dos situaciones convergentes; una interioridad predispuesta (en los alumnos) y una exterioridad interpelante (el docente), sólo fue necesario que concurrieran unos pocos pero indispensables elementos más de la motivación, para que el trabajo se echara rodar:

-necesidad expresada (generalmente por la comunidad: alguien DEBE hacerlo)

-necesidad racionalizada (HAY QUE hacerlo)

-necesidad desafiante (¿PODREMOS hacerlo),

-prospectiva de horizontes.  Página 8

 

2) Establecimiento de objetivos: A poco de profundizar el tema, se llegó con los alumnos a conclusiones verificables: el lenguaje y el pensamiento expresado en acciones de los hombres del Norte Santafesino configuran una estructura densa y compleja que no se podía reunir fácilmente; tal estructura no estaba recopilada en forma orgánica, sino que dispersa en la obra generalmente literaria de autores zonales y regionales, y aún así, incompleta; los caracteres más típicos tanto del universo vocabular como del universo temático sufren veloces mutaciones y algunos de ellos están en vías de perderse, anotándose como causales más significativas: la emigración de las personas de la zona desde sus sitios de origen hacia las ciudades más desarrolladas de la misma zona; la emigración hacia las metrópolis industrializadas; la emigración-inmigración que hace que las personas que retornan al cabo de un tiempo desde las grandes ciudades, lo hagan portando culturas distintas con olvido o menosprecio de la que les fuera propia; la transculturación masiva operada por radios, revistas, etcétera; la pérdida de fisonomía autóctona de la zona por instalaciones industriales, por el desarrollo de sus centros poblados y la posibilidad de que tal transformación se acentúe por las obras proyectadas en el Paraná Medio, que habrán de obligar a los habitantes ribereños a alejarse de sus lugares habituales de vida para radicarse en barrios suburbanos o en las zonas rurales y de monte.

Los objetivos debían entonces, establecerse a un doble nivel:

INVESTIGACIÓN COMO EJERCICIO DIDÁCTICO:

-Develación de su importancia en el descubrimiento del mundo.

-Manejo de técnicas de investigación científica.

-Posibilidad concreta del uso de la investigación en las asignaturas de la escuela secundaria.

-Incorporación de la investigación científica a las actitudes cotidianas de estudio y de trabajo.

INVESTIGACIÓN COMO VIVENCIA PROFUNDA Y SERVICIO:

-Registro de un ‘mundo’ a punto de perderse y valoración del mismo.

-Establecimiento de relaciones con personas que forman el subcontexto zonal.

-Vuelta de atención sobre el pasado de la zona mediante lecturas, pero fundamentalmente por una mayor interrelación con los adultos experimentados.

-Desarrollo de un trabajo que puede resultar de utilidad por su organicidad.

-Desarrollo de responsabilidades personales y grupales.

 

3) Determinación del área: A los fines de que todos los sectores geográficos en que vive el hombre de la zona sean definidos, se estableció determinar un área en que estuvieran representados. Costas, islas, montes, zona rural y barrios suburbanos quedaron comprendidos en esta delimitación, que presenta como característica el hecho de que el equipo investigador tendría posibilidades ciertas de hacer en él trabajo sobre terreno.

Sobre el mapa del Norte Santafesino se mantuvo por límite Este la ribera del río Paraná.  Al Sur se trazó una línea oblicua comprendiendo las localidades de Alejandra y Malabrigo, hasta donde llegarían los alumnos Tourn y Víctor y Márquez, respectivamente.  Al oeste, una línea vertical pasando por Intiyaco y Garabato, que serían campos para las posibilidades de Vanoni y Vidoz.  Al norte, el límite lo marcó la ubicación dela localidad de Florencia, donde reside la familia del alumno SperanzaSubrayados aquí.

En la distribución de ‘destinos para el rastreo’, González se ocuparía de parajes sobre la Ruta 11, al Norte de Avellaneda, y en esta última ciudad trabajaría Duarte.  Los barrios suburbanos de Reconquista serían cubiertos por los hermanos Arrejín, Víttori, Boschi, Lazzaroni, Sosa, Saucedo y OjedaMárquez abarcaría también la zona de Colonia Reconquista y Scarpin desplegaría sus posibilidades con los parroquianos habituales de un comercio de barrio de su familia.  El docente se ocuparía de: Puerto Reconquista, la costa y las islas y el resto de alumnos rescataría elementos sin tener un destino fijo.  Se estableció asimismo que durante el período de receso escolar del mes de julio se intensificaría el trabajo de búsqueda visitando aquellos sitios donde los alumnos tuvieran familiares o amigos que pudieran alojarlos y contactarlos con personas del lugar.

Esta última previsión permitió enriquecer notablemente la investigación, ya que los alumnos retornaron a la escuela con un material muy amplio y diverso.”  [1]

 

4) Definiciones operacionales:  Para una interpretación correcta, común a todos, global y particular tanto de los objetos de la investigación como de sus instrumentos, su contenido y sus técnicas, el equipo se dio seguidamente a la tarea de codificar y decodificar los elementos a utilizarse.

Esta labor conceptualizadora exigió una profunda reflexión a todos y permitió una participación animada y dinámica.

Se reproduce a continuación el marco conceptual elaborado.

 

INVESTIGAR: Es desentrañar la esencia de los hechos, objetos y fenómenos.  Conocer las causas que los originaron y las consecuencias que producen, estableciendo relación con otros hechos, objetos y fenómenos semejantes.

Los alumnos interpretaron que algunos de los atributos de la Investigación son:

– buscar                       -registrar

-descubrir                   -recopilar

-introducirse               -relacionar

-interrogar                  -interpretar

-conocer                      -revisar

-saber                          -ordenar

La investigación desarrollaría tres pasos fundamentales:

        • Recolección de datos y registro de los mismos.
        • Ordenamiento de los datos.
        • Presentación orgánica de los registros. Página 10

RECOLECCIÓN DE DATOS Y REGISTRO DE LOS MISMOS: Es tarea que se puede efectuar en gabinete (consulta bibliográfica, revisión de archivos, estudio y profundización del tema, conversaciones con especialistas, etcétera), y en el campo (visita al área de trabajo, entrevistas a los protagonistas del área, conocimiento de los hechos en el lugar donde se producen, etcétera).

Toda la recolección de datos debe registrarse ordenadamente en el Cuaderno de Campo que el investigador debe llevar permanentemente.  Los objetos, gráficos, ilustraciones y demás elementos que se recojan en la Investigación también deben ordenarse y archivarse.

ORDENAMIENTO DE LOS DATOS: Consiste en la organización de los mismos por temas, capítulos, etcétera, de una manera didáctica que resulte comprensible cuando se presenten los resultados de la Investigación.

PRESENTACIÓN ORGÁNICA DE LOS REGISTROS: Es mostrar el fruto de la Investigación a toda persona que se interese por ella.  Ningún conocimiento tiene mucho valor cuando se hace de él un uso estrictamente personal, particular, egoísta.  La investigación efectuada debe mostrarse y enseñarse.

UNIVERSO: Es el conjunto de objetos particulares que forman el todo de la vida cotidiana de un grupo de personas, en un tiempo y en un lugar determinados.

OBJETOS DEL UNIVERSO:  Son todos los elementos que contiene un área: personas, animales, plantas, cosas, palabras, ideas, creencias, vivencias, etcétera.

UNIVERSO VOCABULAR: Es el conjunto de palabras, expresiones, giros, dichos, refranes, etcétera, con que un determinado Universo presenta los objetos de su realidad.

UNIVERSO TEMÁTICO: Son los motivos de diálogo y la comunicación en el área, los relatos, historias, creencias, mitos, supersticiones; etcétera, comunes a los habitantes y que se difunden de generación en generación, transmitiéndose oralmente.  Es la manera como se justifican o fundamentan las costumbres.

RELATOS: Son narraciones de contenido verídico-fantasioso. Historias de corte imaginativo que se transmiten oralmente de persona a persona.  Suelen ser entretenimiento común en reuniones de grupos pequeños, quizás como reemplazo de otras formas de entretenimiento masivo: radio, diarios, revistas, cine; televisión; etcétera.

HISTORIAS: Son narraciones verbales de hechos y acontecimientos ocurridos realmente, pero que no han sido registrados en forma escrita.  El pasaje oral de persona a persona facilita el olvido o la omisión involuntarios de algunos detalles que hacen a la historia, como asimismo permiten el agregado, también involuntario, de elementos accesorios.  No obstante esto, el nudo central de la historia permanece fiel a la realidad.

CREENCIAS:  Es el conocimiento de hechos, independientemente de sus causas y consecuencias.  Es la fe que se presta a algo carente, o carente en apariencia, de fundamentación científica o lógica.

SUPERSTICIONES:  Es la creencia de que la ejecución de determinados gestos o actitudes pueden desencadenar otros hechos de los que están desconectados lógicamente.  Implicaría dominar los acontecimientos mediante el manejo o la práctica de determinados gestos.  También, sería conocer el destino futuro de las personas o de las cosas mediante la interpretación de pequeñas señales que se reconocen en el entorno.

MITOS:  Es una creación alegórica tradicional, que mantiene ciertos caracteres de religiosidad envueltos en ficción.  Se enriquece con la fabulación y la práctica.

LEYENDAS: Fantasía tradicional de sucesos maravillosos, que explican imaginativamente la existencia de objetos del universo, sus formas y su contenido.

 

Es necesario destacar que este marco conceptual se elaboró a los únicos efectos de la presente investigación, y para las operaciones de codificación-decodificación propias de la misma.  No implica definiciones taxativas, e incluso puede no coincidir con otras definiciones de tipo académico.

Sirvió no obstante, para encuadrar el trabajo y permitir una aproximación a la teorización de esta investigación, en la que se destacaron Vera, Vanoni, Tourn, Manuel Arrejín, Longhi y LazzaroniSubrayado aquí.

 

5) Determinación de los instrumentos de la Investigación: Se estableció con el equipo la utilización de los siguientes instrumentos:

 

-CUADERNOS DE CAMPO: del uso permanente de cada uno de los miembros, donde habrían de consignarse todas las observaciones efectuadas.

-CUADERNO GENERAL: donde se volcarían todos los registros de los Cuadernos de Campo, separados en capítulos.

-ENTREVISTAS FOCALIZADAS Y NO FOCALIZADAS: para las que se impartieron algunas recomendaciones básicas, tales como: respeto por las personas entrevistadas y por sus valores, técnicas del reportaje, ordenamiento de los interrogantes, etc.

-INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA: búsqueda, lectura y comentarios de autores regionales y zonales que hagan referencia al tema investigado.

-REUNIONES DE TRABAJO: De todos los integrantes del equipo investigador, semanalmente.

 

6) Evaluaciones: Se estableció evaluar periódicamente la labor del equipo, a fin de ajustar las actividades a los objetivos del trabajo y facilitar el aprendizaje de roles de sus miembros.

Como resultado de una de esas evaluaciones, se integró un equipo de redactores. Optaron pro formar parte del mismo algunos alumnos que reconocieron sus limitaciones para el trabajo de campo (fundamentalmente por dificultades para contactar en forma directa con las personas – fuentes de información del área, uno de los requisitos que la Investigación exigía).  También lo integraron alumnos que, afectados a otras tareas, evidenciaron inclinaciones por la composición literaria.

La responsabilidad del equipo de redacción consistió en dar formas gramaticalmente correctas a los registros de creencias, supersticiones, leyendas, mitos, relatos, historias, realizados por todos, y, ocasionalmente, precisar las connotaciones y ejemplificaciones de los vocablos del universo vocabular.  Esta importante tarea estuvo a cargo de Morzán, Longhi, Ojeda, Buyatti, M. Arrejín; Boschi; Saucedo; Speranza; Grenón; Borda y LazzaroniPág. 13, subrayado aquí

II – UNIVERSO VOCABULAR

DEFINICIÓN, REGISTRO, EJEMPLIFICACION Y EVALUACIÓN

 

Ya se ha definido el Universo Vocabular como ‘el conjunto de palabras, expresiones, giros, dichos, refranes, etcétera, con que un Universo presenta los objetos de su realidad’.

Para proceder al registro de los vocablos, se estableció que el mismo debía hacerse por contacto directo con las fuentes, es decir, con los pobladores del área que los utilizan corrientemente.

Asimismo, el registro debía dejar constancia de la denotación y connotación del vocablo, la deducción de su origen y el contexto en el que se efectuó el hallazgo. Se tomó la precaución de elaborar un respetuoso cuestionario destinado a profundizar la indagatoria cuando los significados no estuvieran suficientemente comprensibles.

Al volcar los resultados de la Investigaciones de los distintos Cuadernos de Campo  individuales al Cuaderno General, se ordenaron las palabras y giros alfabéticamente.  Cuando se creyó oportuno, se ejemplificó el uso apelando a las citas de autores zonales o regionales cuya consulta bibliográfica se realizaba paralelamente: Avelino Álvarez, Juan P. Antón, Mateo Booz,  Samuel Cernadas; Leopoldo Chizzini Melo, Jerónimo del Rey (P. Leonardo Castellani), Hugo del Rosso, Evaristo Fernández Rudaz, Julio Migno, Jorge Restanio, Pablo Alcides Pila, Roberto Vagni; o bien versos de chamamés y canciones populares de difusión en el área; o expresiones corrientes de las radiodifusoras de audición cotidiana; o nombres de parajes, localidades y lugares que refieran la palabra a ejemplificar.  Se apeló también al recurso de transcribir la oración original donde se hallara inserta la voz encontrada.

A medida que progresaba la Investigación, el grupo se dio a la tarea de desentrañar las causales de un Universo Vocabular tan original como el que la zona presenta.  En las sucesivas evaluaciones se determinaron las siguientes causas:

1): Deformación del idioma castellano por desconocimiento de sus formas correctas, tanto en su grafía como en su fonética. (Ej.: abajar, almóndiga, cambear, comarde, fierro, güevo; etcétera).

2):  Influencia de un fuerte caudal migratorio de la provincia de Corrientes, que trae consigo vocablos y giros guaraníes o de un derivado de él, conocido como ‘abáñee’ o ‘lengua del tape’. (Ej.: aigüé, cabayú, chamba, caú, nicó, paí, porá, sapucai, yaguá; yapú; etcétera.)

3):  Utilización de vocablos correctos, pero desnaturalizando su significación, como resultado de un proceso de transculturación masiva, a través de radios, revistas, etcétera, que permite conocer y utilizar nuevas palabras sin comprender totalmente su significado. (Ej.: capaz, desgraciado, escaldado, gente, guapo; hallarse, infeliz, etcétera).

4): Regreso migratorio de personas de la zona que residieron en ciudades industrializadas (Buenos Aires, Rosario, Santa Fe9 y que difunden los rasgos del lunfardo aprendido.  (Ej.: cana, capotear, chapar, despiole, gamba, manyar, etcétera).

5): Lenguaje inconcluso que necesita de homologaciones, comparaciones, etcétera para expresarse: (Ej.: ahumado, desembuchar, gavilán, filoso, güevi, nochero; tarro, vistear; etcétera).

6):  Resabios de la colonización friulana de la zona, que se mantiene en algunos vocablos y en acentuaciones erróneas. (Ej.: máiz, sándia, trastor o trastora, ¡hostia!, ¡eco!; alfa, etcétera).

Finalmente, se señalaron algunas palabras con dos o más significados (Ej.: alcagüete, calar, gatear, jodido, tumba; etcétera).

Se da a conocer a continuación, el Universo Vocabular rescatado, dejándose constancia de la seguridad de que podrá ser ampliado a poco que se profundice la tarea investigadora.”

A

Abajar: Bajar. Descender.

Abarajar: Mezclar los naipes antes de distribuirlos.  Tomar una cosa lanzada, en el aire. Esperar y recibir algo con ambas manos.

Abichado: Con gusanos.  Con lastimadura infectada.

Aburrarse: embrutecerse:

Acollarar: Juntar dos cosas.  Casar.

Acostalar: Resbalar el caballo, cayendo de costado.

Acristianar: Bautizar.

Achicar: Tener miedo. Estar acobardado.  Sacar el agua que se filtró en la canoa.

Achicharrado: Arrugado.  Contraído. Quemado (Úsase también “achucharrado”).  (“A menos que llueva pronto, las sementeras de maní se van a achicharrar”,  Mateo Booz: “El finado Cequeira”.)

Achurar: Herir de arma blanca.

Adentrar: Entrar. Penetrar. (“Adéntrese sin miedo”)

Agarrado: Amarrete.

Aguará: Zorro. Dícese de la persona taimada o pícara.  (“Al peón sobrenombre dio llamándolo aguará…” Avelino Álvarez: “Aguará”.

Aguas: Orina que se lleva al curandero.  Úsase siempre en plural.  (“Le leyó el mal en las aguas”)

Agusar: Abusar.

Ahujero: Agujero.  Orificio.

Ahicito: Muy cercano.

Ahumado: Consentido. Presumido.

Aurita:  Ahora mismo. Enseguida.  De inmediato.

Aiguë: Feo. (Despectivo. Del guaraní: “Bicho aigüé”).

Ajuera: Fuera.

Alacranear: Hablar mal de alguien. Cuerear.

Albardón: Loma. Elevación. Promontorio (“…se dirigieron padre e hijos a un albardón de la laguna…”  Mateo Booz. “Videlito”).

Alcagüete:  Chismoso.  Vara larga liviana con un tarro en el extremo que se adhiere a la estaca donde se ata el espinel, y que suena al engancharse un pez.) “En la estaca, el alcagüete suena / cencerro de tarro”.)

Alfa:  Alfalfa.  Forraje.

Almóndiga: Albóndiga.

Al pedo: Desocupado. Inútil.

Alunado: Malhumorado.

Alzado: Revoltoso.  En celo.

Amarrón: Marrón.

Ande: Dónde.

Angá: Pobre, Poco. Escaso,  (Del guaraní: “Angá tu pesca”).

Angüera: Cuero doble de oveja, que da formas al recado de montar.

Angurriento: Comilón. Ambicioso. Alborotado.

Animal: Ignorante. Bruto. Torpe. De malos modales.

Antiyer: Antes de ayer.

Aña menbüí: Hijo del diablo. (Insulto.  Del guaraní: “Mocosito aña membuí”).

A pata: A pie.  (“Vaya hora jodida para venir a pata…”  Hugo del Rosso: “Noche sin estrellas”).

Apestado: Enfermo.

Apialar: Pialar.  Enlazar las patas de un animal para que caiga.

Apichado: Cansado. Abatido. Aburrido.

Aplomar: Asentarse un pez en el fondo del río. (Generalmente lo hace la raya).

Aporteñar: Adoptar las costumbres y el acento de los habitantes de las ciudades del sur.

Apostado: Quien aguarda a alguien.  Quien hace guardia. (“Se apostó en la esquina hasta que la vio”).

Apoyar: Acción de hacer mamar al ternero al pezón de la vaca, para que descienda la leche, antes de ordeñar.

Arreglado: Nervioso.  Enojado. Fastidiado (“no me vengan a arreglar”).

Armao: Armado.

Arrebatado: Apurado. Arrebatado.

Asegún: Según (“Asegún las malas lenguas”)-

Asoliao: Asoleado. Tonto.  Afectado por el sol.

Atado: Envoltura que contiene ropas que se llevan a lavar o con la que se viaja, como equipaje.

Atarantado: Alocado.  Disparatado.  Aturdido.

A toda furia: Rápido.

Atropellar: Atascar.  Avanzar sobre otro con ánimo de pelea.

Atufado: Enojado. Retobado.

Avariento:  Avaro. Mezquino.

Aviador: Quien dirige la jugada de taba, ordenando el lanzamiento y las apuestas. (“El aviador que bajo la vigilancia del oficial dirigía la jugada y la coima con rara energía…” Roberto Vagni: “Tierra extraña”.)

Azúcar del campo: Estiércol blanco y seco de perro. Se suele utilizar para preparar infusiones para curar la tos y los catarros.

B

Bagual: Caballo.

Bailanta: Baile (“…y vas a ver qué bailanta / te v’acer los 6 de enero!” Julio Migno: “Versos pa negro y guitarra”).

Bailongo: Baile.

Balita: Bolitas (Juego de niños. Úsase en singular).

Bandear: Pasar al otro lado. Cruzar.

Bellaco: Malo. Nervioso. Arisco.

Bendito: Construcción de paja, sin paredes, que se usa como vivienda transitoria.  Son dos aguas que llegan hasta el suelo. (“Armaron un bendito hasta que pase la creciente del río”).

Bichear: Espiar.  Curiosear.

Bicho: Vivo. Ingenioso.  Atrevido.  (“Es bicho”).

Bichoco: Viejo. Rengo. Desvencijado.

Biñuelo: Buñuelo.  Torta azucarada, frita.

Boca: Desembocadura de un arroyo.

Bocao: Freno rudimentario de cuero o soga que se improvisa aplicándose a la boca del caballo. (“Le puso un bocao y montó).

Bofes: Pulmones.  (“Echó los bofes”).

Bolacero: Exagerado. Mentiroso.

Bolada: Oportunidad. Ocasión. (“Aprovechó la bolada”).

Bolazo: Exageración. Mentira.

Boliche.  Almacén.  Despacho de bebidas.  Negocio.  (Úsase también “bolicho”). (“…le mataron el padre en un estúpido episodio de boliche”. Hugo del Rosso: “El regreso de la leyenda”)

Bostear: Defecar.

Bote: Cabezazo. Choque o golpe frontal entre dos vehículos o animales.

Brazolada: Medida que se toma extendido los brazos de mano a mano.

Bruja: Astuto. Vivo.

Buche: Estómago.

Burrero: Aficionado a las carreras de caballos.

 

C

Aquí se han intercalado las palabras del grupo con “ch” iniciales.

 

Cabayú: Caballo (Del guaraní).

Cabezón: Travieso.  Cabezudo.

Cabrestear: Oponer resistencia. Negarse a aceptar algo. Rechazar. Intentar evadirse.

Cachafaz: Haragán.  Bandido. De mala vida.

Cachapé.  Carro pesado, tirado por bueyes con el que se transportan troncos de gran tamaño (“…nunca quedó empantanado este carro cachapé”. De la letra de un chamamé.

Cachaza: Lentitud que se imprime a cada acto.

Cachaciento: Lento. (“Ireneo, sin abandonar su sonrisa y el fondo cachaciento”.  Roberto Vagni: “Tierra extraña”.

Cachi: genitales femeninos.

Cachito: Pedacito. Pequeña parte de algo.

Cachivache: Algo sin utilidad.  Lo que no sirve.

Cachucha: Genitales femeninos.

Cagar: Romperse.  Terminarse.  Tener miedo.

Cagó fuego: Murió.

Calar: Pequeño corte que se hace a la sandía para verificar su calidad.  Conocer las intenciones ocultas de otro.  Colocar un tramayo o red en el río.  Efectuar un corte en cruz sobre el plomo de la bala, para que produzca mayor daño.  (”Quedó en el sitio, panza arriba y con el cuchillo clavado en el Rey. “Historias del Norte Bravo”).

Calaverear: Trasnochar. Vagabundear.  Frecuentar mujeres.

Calavera: Trasnochador. Vago. Mujeriego.

Calentón: Enamorado.

Calentura: Fiebre.  Enamoramiento.

Calchas: Apero para cabalgar, generalmente pobre. (Ligeramente despectivo – “…mi guitarra, mi poncho y otras calchas viejas…” Evaristo Fernández Rudaz: “De padre a hijo”).

Calora: Calor.

Calzado: Quien lleva armas consigo.

Camachuí: Colmena.  Avispa o conjunto de avispas.

Cambá: Negro (Del guaraní).

Cambeé: Cambié.

Camorra: Pelea. Desorden.

Camote: Batata. Fuerte enamoramiento.  Metejón.

Camotear: Quitar algo a alguien en un descuido.  Robar.

Campanilla: Serpiente de cascabel).

Cana: Policía.

Canchero: Haragán.  Ventajero.

Canilla: Hueso anterior de la pierna.

Canillera: Especie de polaina de loneta o cuero que protege la pierna. “Un indio jetón de canilleras de loneta listada y boina roja…” Evaristo Fernández Rudaz: “El Sargento Sapo”).

Capar: Castrar.

Capaz: Tal vez. Quizás.  A lo mejor. (“Capaz vaya mañana”).

Capincho: Carpincho.

Capotear: Dirigir. Ordenar. Mandar.

Caracha: Mugre. Suciedad. (“Sacó la caracha de la casa”).

Caranchear: Cortar a tirones, mal. (“Carancheo el asado”).

Carachento: Mugriento.  Sucio.  (“El carachento”- Título de un chamamé).

Caraí: Señor. (Del guaraní. “La estancia del caraí González”)

Careta: Caradura.

Carrero: (“Guiso carrero”).  Guisado de grasa, fideos y poca carne, acuoso de rápida preparación al estilo de los carreros que no pierden su tiempo.

Cascar: Pegar.  Golpear.  Castigar.

Cascarria: Restos de estiércol que quedan pegados a la lana de las ovejas próximas al ano.

Cascarriento: Sucio. Mugriento.

Caserito: Pájaro hornero.

Casoriado: Casado.

Casorio: Casamiento (“Lo invitaron a un casorio”).

Catanga: Bicho de luz que despide fuerte olor.

Caté: Lujoso.  De categoría (Del guaraní. “La iglesia del pueblo era una cosa demasiado caté para sus motas, sus piojos y su haraperío”.  Jerónimo del Rey: “Secundum simile huie”).

Catinga: Olor desagradable.

Catingudo: Quien huele mal (“Ya vas a ver si pueden o no pueden las moscas en esta tierra, correntino catingudo…” Jerónimo del Rey “Los tres paraguayos”).

Catrera: Catre.

Catú: Expresión de asombro. (Del guaraní: “Llegó catú”).

Caú: Ebrio. Borracho. (Del guaraní. “La caú” – título de un chamamé.

Celebro: Cerebro.

Chala: Hoja que recubre el choclo o la caña de azúcar.

Chambóm: Chapucero.  Inhábil.

Chamigo: Amigo, Compañero. (Del guaraní).

Chancho: Sucio.

Chancleta: Hija mujer. (“Le nació una chancleta”).

Chanfle: Comba. Torcido.  (Úsase frecuentemente en la albañilería).

Changa: Trabajo temporario, circunstancial, que se ejecuta por un precio convenido entre las partes. Tarea imprevista. (Úsase también “changa paraguaya” para designar a aquellos que deben hacerse necesariamente pero que no habrá de producir ningún beneficio económico, y sólo molestias).

Chango: Muchacho.

Changarín: Quien ejecuta la changa o se dedica solamente a ello.

Changüí: Ventaja que se da a alguien ex profeso. Sobrar a alguien. (“No pido ni doy changüí”).

Chanta: Quieto. Inmóvil.  Sorprendido. (“Lo dejó chanta con la respuesta”)

Chapar: Tomar algo.  Abrazar.

Chapucero: Inhábil. Chambón.

Chaque: Cuidado.  Alerta (Del guaraní: “-Chaque, Aquino! –le gritó desde el suelo”. Roberto Vagni: Tierra extraña.

Chata: Carro o vagón en que se transporta madera o cañas. “…Amontonados como postes en las chatas…” Roberto Vagni: Tierra extraña.

Cherubichá: Patrón.  Mi patrón. (Del guaraní: “No hagas caso, cherubichá –le contestó el encargado”.  Roberto Vagni: “Tierra extraña”).

Chicar: Correr saltando y arrastrando alternativamente las suelas del calzado.

Chicote: Látigo corto con mango de madera.

Chicotear: Castigar con chicote o similar.

Chicharra: Cigarra.  Coyuyo.  (“…porque volando en cada ojo / un canto de chicharra”.  Pablo Alcides Pila: “Reconquista. 1940 y tantos”).

Chichonear: Adular. Halagar.

Chiflar: Silbar de manera aguda.  Silbar entre dientes (Si te perdés, chiflame”).

Chijete: Rápido.  Ligero. Entrometido.

Chijetazo: Golpe rápido.

Chilo: Genitales masculinos. Pene.

Chilar: protestar.

Chimbo: Hijo ilegítimo, no matrimonial.

Chinchudo: Malhumorado. Nervioso.

Chinchulín: Intestino.

Chinero: Mujeriego.

Chingueado: Torcido.  Desviado.

Chipá: Torta frita. (Del guaraní.  Úsase también “chipá cuerito” o “chipá chirirí”).

Chiquero: Pequeño corral donde se encierran cerdos o terneros pequeños.  Sitio muy sucio.

Chirola: Moneda. (“Tirarán chirolas che?”.  Leopoldo Chizzini Melo: “Tacuara y Chamorro”.)

Chismoso: Hablador.  Que lleva y trae cuentos.

Chocho.  Contento con algo.  Estado senil. [2]

Chola: Perra.

Chorear: Robar.

Chorizo: Mezcla de pastos y barro que se utiliza par construir paredes de rancho.

Choro: Ladrón.

Choto: Feo. Desagradable. Pene.

Char: Azuzar al pero par que pelee.

Chúcaro: Inquieto. Indócil. Arisco.

Chucear: Herir de arma blanca. “…sabe que cuando penos lo piense.. el muchacho lo va a chucear con el asador…”. Mateo Booz: “Vidalito”).

Chucho: Miedo. Temblor.

Chumbo: Disparo de arma de fuego.

Chupao: Ebrio.

Chupar: Beber.

Chupasangre: Explotador.  Aprovechado.  Quien se abusa del trabajo o la bondad de otro.

Chuza: Picana de punta aguda. Densa ósea del pez.

Cimbra: Trampa para cazar pájaros.

Cimbrar: Temblar. (“Quedó cimbrando la picanilla”).

Cinta: Paño que despliega la curandera desde el estómago o la espalda del enfermo y sobre el que pasa los brazos orando, para curar el empacho.

Clavo: Mal negocio. Molestia.

Clina: Cabello desprolijo y largo.

Clinudo: De cabello largo.

Cogote: Cuello de la persona.

Cochi: Voz con que se designa a los cerdos y que repetida, sirve para llamarlos o ahuyentarlos.

Cojudo: Padrillo.  Caballo reproductor.

Colado: Quien se ha quedado sin aquello que apuesta.  Quien perdió todo en el juego.

Coli: Corto.  (“Asomó el sargento despacito un Remington colt por la puerta”.  Jerónimo del Rey: “Los tres paraguayos”).

Colincho: Corto, de cola corta. (“Perro colincho”, “Caballo colincho”).

Collera: Ristra. Conjunto unido de ejemplares de una misma especie.

Comarde: Comadre. (Úsase también “comagre”).

Comprar: Tener familia.  Dar a luz.

Compuesto: Canción improvisada que se canta acompañado de guitarra, generalmente con ritmo de chamamé.

Concrito: Soldado conscripto. (Úsase también “concristo”).

Concheta: Quien se reúne con mujeres para chismosear.

Contrata: Contrato.  Trato hecho par efectuar un trabajo por un pago.

Cordiona: Acordeón (“…bailaré rasguido doble / al compás de la acordiona…”) – Letra de chamamé).  Úsase también: acordiona).

Cornudo: Novio o marido engañado.

Corocho: Deteriorado.  Desparejo.  Rugoso.  Tosco.

Corredera: Colitis. Diarrea.

Corrida: Espacio de la línea de pescar que se deja libre para que el pez arrastre y así se enganche mejor.  Carrera.

Corte plato: Una forma de voltear árboles con el hacha. (“…el que, solo, en el monte, y a corte plato / rindiera más kilaje en la jornada…” (Samuel Cernadas: “Competencia”).

Coso: Elemento del que se desconoce el nombre exacto o no se lo recuerda. (“Alcanzame ese coso”).

Costero: Habitante de la costa de los ríos.

Costurear: Coser. (“Se dedica a costurera ajeno”).

Cuala: Cual.  (Úsase en femenino).

Cuartear: Ayudar a alguien.  Ajarse la superficie de algo.

Cuarto: Muslo de la persona.

Cuarquiera: Cualquiera.

Cuajar: Desear mala suerte a alguien. (“Le cuajó el tiro de taba”).

Cubija: Frazada. Abrigo.

Cué: Viejo. Antigua.  De la antigua pertenencia de… (“Catánea cué” – localidad de la provincia de Formosa: “La casa de los Fernández cué”).

Cuerito: Piel de la espalda que la curandera “tira” para curar el empacho.

Cuerear: Hablar mal de otra persona.  Reunirse a chismosear.  Sacar el cuero a un animal muerto. (“…sospechando que estaban cuereando a la Zenobia, resolvió salirles al cruce”. Roberto Vagni: “Tierra extraña”).

Cuese: Cose.

Cuete. (“Al cuete”). Inútilmente.

Cuili: Mate cocido. Infusión.

Culeca: Gallina clueca.

Culo: Suerte.  Fortuna.

Cumbrera: Poste o madera sobre el que se asienta el techo de una casa o rancho en su parte superior.

Cumpa: Compadre. Amigo. Compañero.

Cumpinchi: Camarada. Compañero. Amigo.

Cuña: Relación beneficiosa que sirva para obtener algún privilegio. (“Lo consiguió con cuña”).

Cuñao: Cuñado.  Amigo.

Curar: Preparar una olla de hierro o un mate para ser usados sin que conserven su gusto u olor originales. (“Curó la olla con agua y sal”).

Cursiadera: Diarrea.  Colitis.

Curciento: Niño pequeño.  (Despectivo: “Es un curciento mal educado”).

Curundú: Amuleto. (Del guaraní: “Tiene curundú para enamorar”(.

Curundú doble: Amuleto reforzado, de poder absoluto.

Cururú: Sapo. (Del guaraní).

Curvica (o crubica): Pedazos muy pequeños o migas de algo.

Curzo: Diarrea.  Colitis.

D

Daleao: Ladeado. De costado. Torcido.

Dea: Dé. [3]

Déame: Deme (“…me dea cinco?… Déame, Don”.  Leopoldo Chizzini Melo: “Tacuara y Chamorro”

Deande: De dónde.

De balde: Desocupado. Que no trabaja.

De lao: Abandonado. Olvidado. Ignorado. (“Quedó de lao del progreso”).

Demá: Demasiado.  Mucho.  De sobra.  (“Le gusta demá la diversión”).

De mío: Mío. De mi propiedad.

Dentrar: Entrar.

Desaguar: Orinar

Desapartar: Apartar.  Separar en partes.

Desembuchar:  Confesar algo que se mantenía en secreto.

Desgraciado: Malvado. Malo. De malas intenciones.

Desgraciarse: Escapársele gases o ir de cuerpo imprevistamente.

E

Eco: Muy bien. Así es.

Echarse: Acostarse. Tenderse a dormir o descansar.

Embalar: Entusiasmar. Incitar.

Emboyeré: Mezcla de cosas.  (Del guaraní: “…que no es polca ni valseado sino un emboyeré…” de la letra de un chamamé).

Embuchado: Algo que se oculta, que se pretende disimular anímicamente.

Empacho: Indigestión. Atracón.

Empedo: Borrado.

Emperrado: Malhumorado. Encaprichado.

Encahilado: Enamorado. Metejoneado.

Encolar: Filtrar. Agregar. Acción de quien se une a otros sin ser invitado.

Encuentro: Zona inguinal. (“Tiene un feo golpe en el encuentro”).

En cueros: Desnudo.

Enculado: Enojado. Malo.

Endebalde: Inútilmente. (“…endebalde es si se achica! / ¡Siempre su jardín da flor!

Engatusar: Engañar con halagos.

Engaú: Mentira. Falso. (Del guaraní).

Engualichado: Embrujado.

Enjaretar: Ubicar o meter algo en un sitio por la fuerza.

Enllenar: Llenar. Rebosar.

En patas: Descalzo (…”Reconquista era un pibe que iba a patas…” Pablo Alcides Pila: “Reconquista 1940 y tantos”).

En pelo: Montar un caballo sin recado alguno. (“…Adolfo; en pelo; saltó sobre él y se alejó”.  Roberto Vagni: “Tierra extraña”).

Enriedado: Enredado. Noviando.

Enteligente: Inteligente.

Entenado: Criado en el núcleo familiar.

Entrevisero: mezcla.

Entripado: Enojo.  Disgusto que se pretende disimular.

Enyetado: Con mala suerte.

Epa!: Sorpresa. Cuidado!

Escaldado: En celo. Úsase para los animales de sexo femenino generalmente.

Escuender: Esconder.

Esquineros: Poste grueso que se coloca en la intersección de dos alambrados.

Estea: Esté.

F

Facha: Aspecto. Presentación.

Fajar: Pegar. Castigar.

Falluto: Quien no cumple.  Falso.

Fantástico: Dícese de quien hace alarde exagerado de sus cualidades personales.

Farolero: Fanfarrón.

Fiero: Feo.

Fierro: Hierro. Cuchillo.

Fija: Seguro.  Seguridad de algo. Especie de arpón de mano que se arroja sobre los peces que se hallan a flor de agua.

Filoso: Nombre que se da al cuchillo de cortar carne. (“El filoso”).  El que sabe y está deseoso de decir lo que sabe. (“Está filoso”). Hambriento.

Finao: Muerto. Finado.

Fisteque: Fritura rápida de huevos y carne.

Fuego: Juego.

Fuelles: Pulmones.

Fulero: Feo. Malo.

Flete: Caballo de montar.

Frezada: Frazada.  Abrigo.

Fritanga: Comida frita y rápida.

G

Galleta: Dícese de la calabaza donde se prepara el mate; cuando tiene forma redonda y achatada. (“Cacheteó varias veces la galleta para que se hinchara bien la yerba…” Juan P. Antón: “A cero; Z. P.”)

Galleta: Nudo o enredo que se produce en un tejido; trama; línea o hilo.

Gallo: Vivo. Engreído.  Altanero.

Gamba: Pierna.

Garrón: Parte superior del talón; posterior del tobillo. (“Úsase “garronero” para aplicar a los perros pequeños que atacan a traición; aprisionando esa parte del cuerpo con los dientes). “Y la policía atrás; pisándole los garrones…”  Jerónimo del  Rey: “Los tres paraguayos”).

Garrotear: Castigar físicamente.

Gatear: Caminar apoyándose en las rodillas y las manos.  Llegar a algún lugar sigilosamente; a escondidas.  Seguir a alguien.

Gavilán: Novio, amante.  Enamorado.

Gente: Persona.  Hombre.  Úsase en singular: “Un gente”).

Golver: Volver.

Gómito: Vómito.

Gollete: Sentido de algo. (“Lo que me dijo no tiene gollete”).

Granisear: Llover débilmente.  Lloviznar.

Gruesa: Embarazada. Preñada.  (Úsase también: “Bresa”).

Guá: Exclamación de aliento o de agrado. (“Guá; tu caballo!”).

Guacha: Rebenque de mango corto y grueso.

Guacho: Huérfano.  Se dice de la comida sin carne o pobre de ella. (“Puchero guacho”, “Guiso guacho”).

Guaycurú: Indio. Bruto. Tosco.

Gualicho: Embrujo. Mal que se hace a otro.

Guampudo: Marido o novio engañado.

Guanaco: Mal educador.

Guapo: Trabajador.  Voluntarioso. Perseverante. (“…y el campo, esa tierra de gente guapa…” Hugo del Rosso: “El regreso de la leyenda”).

Guarda: Cuidado.

Guasca: Tiento o tira de cuero que sirve para atar algo.  Miembro viril.

Guaso: Mal educado.  Atrevido. Zafado.

Guayaca.  Bolsita de cuero para guardar dinero o tabaco.

Guayna: Muchacha.  Novia.  (Del guaraní).

Güeco: Hueco.

Güelga: Huelga. Paro.

Güelta: Vuelta. Vez. Ocasión. Oportunidad.  Copas de bebidas que se sirven a un grupo.

Güelto: Vuelto. Sobrante de un pago.

Güella: Huella. Rastro.

Güembe: As de las barajas españolas.

Güeno: Bueno.

Güepa: Cuidado!

Guérfano: Huérfano.

Güero: Huevo que está batido y que no puede ser empollado.

Güerta: Huerta.

Güesera: Se dice del hacha que ha perdido totalmente su filo. (“…hacha güesera que no sirve más!…”  Samuel Cernadas: “Hacha Güesera”).

Güesero: Persona que coloca en su lugar huesos luxados o dislocados.

Güeso: Hueso.

Güevi: Ovoide. Ovalado.

Güevo: Huevo.

Gurí: Niño pequeño.

H

Haberá: Habrá.

Hachazo: Golpe con el filo de un cuchillo.

Haiga: Haya.

Hallarse: Encontrarse cómodo en un sitio.

Hasta ulego: Hasta luego.

¿?: ¿Qué?

Hembra: Mujer.

Herramienta: Cuchillo.

Hijunagran…: Hijo de una gran… (Insulto grave).

Hincar: Herir de arma blanca.

Hincarse: Herirse con la defensa ósea de un pez.

Hinchao: Hinchado. Inflamado.

Hinchón: Molesto.

Hirve: Hierve.

Horcón: Poste fuerte que sostiene la estructura de un rancho, sosteniendo la cumbrera.

Horizonte: Lobizón.

Hormiguero: Amontonamiento de personas.

Hostia: Exclamación de sorpresa. (Úsase también “Hosti!”).

Hugüera: Hubiera.

I

Ila: Isla.

Indición: Inyección.

Indispué: Y después.

Infeliz. Inútil. Haragán. Inservible.

Isleta: Conjunto tupido de árboles y arbustos enmarañados (“Tres isletas”, nombre de una localidad de la provincia del Chaco. “Isleta”, nombre de un paraje al oeste de Villa Ocampo, provincia de Santa Fe.)

J

Jabón: Miedo.  Susto.

Jede: Que tiene mal olor.

Jediondo: Olor desagradable.

Jetón: Hablador.  Charlatán. Desbocado.  Boca grande.

Jehi: Dice.  Dijo. (Del guaraní)

Joda: Farra.  Fiesta.  Broma.

Joder: Molestar.  Hacer bromas. Garrear.  Hacer daño.

Jodido: Enfermo.  De mala suerte.  Mala persona.  Inoportuno. (“Vaya hora jodida para venir a pata…” Hugo del Rosso: “Noche sin estrellas”).

Jué: Fue.

Juego: Fuego.

Juera: Fuera”

Juir: Hir.

Julepe: Susto.

Jumar: Fumar.

Juntao: En concubinato.

Junar: Mirar.

Junción: Función.

Justitamente: Exacto.  Con mucha precisión.

Juye: Huye.

L

Aquí se han intercalado los vocablos con “ll” inicial.

Ladeado: Torcido.  De costado.

Ladero: Acompañante.

La castilla: El castellano.  El Idioma.  El lenguaje.

Lamber: Lamer.

Lao: lado.

Las casas: Mi casa.  La casa.  (Úsase en plural para designar objetos del singular (“…la distancia que cada vez los separa más de las casas…” Leopoldo Chizzini Melo. “Tacuara y Chamorro”.)

Lechiguana: Panal de miel salvaje o silvestre que se halla en los montes.

Leído: Instruido.  Con estudios.

Lejor: Distancia.

Lengüeta: Hablador.  Charlatán.

Letrao: Instruido.  Con estudios.

Liar: Arrollar.  Atar.

Liña: Línea.

Liñada: Línea de pescar que es arrastrada por el pez enganchado.

Llantera: Llorar.  Soltar el llanto.

Llorona: Mujer que se contrata para que, vestida de negro en un velatorio, llore constantemente en  homenaje al difunto.

Lluvizna: Llovizna.

Lomo: Espalda. (“Lanza por el aire la vara, con la remota idea de dar en el lomo del irrespetuoso…” Leopoldo Chizzini Melo: “Tacuara y Chamorro”).

Loncho: Campesino. Ingenuo. (“Don Inocencio Loncho, un campesino de bota y poncho”, título de un programa cómico de la emisora LT 6 de Goya.

Lonja: Tira de cuero.  Pedazo de terreno.

Lonjazo: Golpe dado con una suela o chicote (“Nadie se muere por unos lonjazos”.  Mateo Booz: “El reloj”).

Lumbrí: Lombriz.

M

 

Macaco: Tonto. Caprichoso. Malo.

Macana: Mentira.

Macanero: Mentiroso.

Macanudo: Bueno. Honesto. Justo.

Madajuana: Damajuana.

Madama: Partera.

Máiz: Maíz.

Malandra: Bandido.

Maleta: Bolsa de dos bocas donde se lleva mercadería, cargándola hacia ambos extremos.

Mama: Mamá.

Mama: Ebriedad.

Mamao: Ebrio. Borracho. (Mamado). (“Jesús Ledesma no era hombre de meterse en las cosas de mamados”.  Hugo del Rosso: “El regreso de la leyenda”).

Mamúa: Ebriedad.

Mancarrón: Caballo viejo.

Manda: Promesa que se hace a una imagen religiosa de la que se espera un milagro. (“Las mandas se cumplían con la obligación de traer y llevar la cruz en procesión…” Samuel Cernadas: “La Manda”.

Mandil: Parte del apero de montar que va aplicado directamente sobre el lomo del caballo. (Irineo quitó la montura con el mandil y la arrojó en la arena”. Roberto Vagni: “Tierra extraña”).

Mandinga: Diablo.

Manea: Lonja de cuero que se utiliza para atar las patas de los animales.

Maneador: Tira de cuerdo que se usa para atar un caballo a un palenque, tomándolo del bozal.

Mango: Moneda.  Dinero.  Peso.

Manta: Capa de grasa que cubre la carne del lomo de los animales, bajo el cuero.

Mantequita: Afeminado. Débil.  Delicado.

Manyar: Comer.

Maña: Costumbre pícara.  Mala costumbre. (“A los muchachos puebleros les sobra maña para esos entreveros”.  Leopoldo Chizzini Melo: “Tacuara y Chamorro”).

Marcao: Señalado.  Marcado.  Tajeado.

Maricón: Afeminado.

Marillo: Amarillo.

Marovio: Cabeza.

Mascada: Trozo de tabaco que se mastica y escupe. (“…las pequeñas mascadas de tabaco negro eran su debilidad”.  Roberto Vagni: “Tierra extraña”).

Mascar: Masticar tabaco.

Más mejor: Mejor.

Matadura: Herida vieja que tarda en cicatrizar.

Mate: Cabeza. (“Mate Cosido, célebre personaje de la delincuencia que actuara en la provincia del Chaco en la década del ’30).

Matungo: Caballo viejo.

Maula: Traidor.  Miedoso.  Cobarde.

Mayora: Mayor (Femenino).

Mbé pá ri có!: (Saludo) Hola, qué tal” Cómo te va? (Del guaraní).

Meado por los perros: Desafortunado.  Con mala suerte.

Mechas: Cabellos descuidados o largos.

Mechear: Castigar tirando de los cabellos.

Médica: Curandera.

Mejunje: Mezcla. Condimento.  Remedio elaborado por la curandera.

Melico: Policía.

Mencho: Campesino: (Derívase de “Mencho Cirilo”, personaje cómico de la radiotelefonía de la zona litoral).

Menora: Menor (femenino).

Mesmo: Mismo.

Meterete: Entrometido.

Metido: Entrometido.

M’hijo: Mi hijo.

Mino: Minado. Plagado. Lleno.

Mingar: Buscar algo.

Michiquí: Raicilla bulbosa y blancuzca de sabor dulzón de una hierba silvestre que hace las veces de golosina de los niños campesinos.

Mochila: Carrera de varios caballos que participan simultáneamente. (“Jockey Club Goya anuncia gran mochila…” De un anuncio radial.

Mondá: Ladrón. (Del guaraní).

Montado: Caballo que se monta.

Morfar: Comer.

Morocho: Moreno.

Morocha (o Negra): Olla de hierro de tres patas.

Musiquero: Músico (“Sin tiempo pa estudiar música, como nació musiquero…” Avelino Álvarez “Musiquero·”).

 

N

Naco: Pedazo de tabaco. Dinero.

Naide: Nadie.

Narigueta: Narigón.  De raíz grande.

Negra: Dificultoso.  Difícil. (Úsase también negro).

Nel: En el.

Nicó: Modismo que se produce en la oración para afirmar algo. (Del guaraní).

Ni que sea: Aunque fuera.

Nochero: Brasa grande que se deja cubierta de cenizas en el fogón, desde la noche hasta el amanecer y que sirve para iniciar el fuego del día.

Nojotro: Nosotros.

Ñ

Ña: Doña. Señora.

Ñangapichanga: Treta. Embuste. Trampa.

Ñangapirí: Arbusto silvestre de frutos pequeños, rojos y dulces, muy apetecidos por los niños y los pájaros.  Sus hojas se utilizan como infusión para diversas dolencias. (“Sus besos sabios que triste evoco / sabían al dulce ñangapirí…”  Samuel Cernadas: “El matrero”.

Ñato: De escasa nariz.

Ñuca: Nuca.

Ñudo: Nudo.

O

 

Ojeo: Enfermedad atribuida a una fuerte mirada de otra persona. Produce dolores de cabeza y mareos, entre otros síntomas.

Ojete: Suerte.

Omanó: Murió (Del guaraní).

Onibu: Ómnibus.

Oqué!: Bien hecho!

Orejano: Caballo arisco, indómito.  Animal que no tiene marca ni señal.

Orto: Suerte, Ano.

P

: Para.

Pacencia: Paciencia.

Paí: Cura. Sacerdote. (Del guaraní).

Paico: (o payco).  Hierba con cuyas hojas se hacen infusiones seudo digestivas ignorándose su toxicidad.  (“Se les suele dar anís estrellado…, payco y otras hierbas venenosas”.  Jorge Retanio: “Pediatría elemental del niño menor de un año”).

Paja: Masturbación.

Pala: Picanilla larga que tiene una hoja ancha de madera en un extremo y que sirve para impulsar y dirigir un bote o canoa.

P’al churrete: Para la farra.  Tomar a alguien como motivo de burla o diversión.

Paleta: omóplato.  Acompañante agregado a una pareja que generalmente molesta.

Pandorga: Barrilete. Cometa. (“Una tierra más floja que los sueños / y las pandorgas y el mate de las tardes:..”  Pablo Alcides Pila “Reconquista, 1940 y tantos”).

Papeleta: Documento de identidad.  Libreta de Enrolamiento.  Documentación legal. Planillas y/o formularios.

Parada: Elegancia. Arreglo.  Coquetería.

Parao: Pardo.

Parejero: Caballo de carreras. (“Son Solís, el capataz criollo forjado en acero / analizó el parajero…”. Avelino Álvarez: “Guarincho”).

Pasmar: Infectase una herida.  Tomar una enfermedad por haber pasado rápidamente del río al calor o viceversa.

Pasuco: Caballo que al afirmarse más con una de sus patas traseras, semeja estar rengo. También, caballo compadrón.

Pastar: Pacer.  Comer la hierba el ganado, en el campo.

Pastear: dar de comer pastos al animal.

Pastorear: Vigilar.  Acechar.  Seguir.

Pata: Pie.

Pata de cabra: Enfermedad que se supone radicada en la columna vertebral de las personas, producida por un viejo empacho mal curado.

Pateadura: Golpiza. Paliza.

Patear: Caminar mucho.

Pateja: Elemento de tres anzuelos unidos por las cañas, que se utiliza para pesar sin carnadas, arrojando y sacando constantemente del agua y con fuertes brazadas, la línea al que va unido.

Pato: Sin dinero.

Patón: De pies grandes.

Payé: Amuleto.  (“El payé es un amuleto / distinguido y personal…”  Letra de un chamamé).

Pechazo: Dádiva, préstamo o favor que se pide a otro.  Fuerte empujón frontal.

Pedigüeño: Pordiosero.  Quien pide por costumbre.

¡Peina!: ¡Miren! Vean! ¡Así es! (Asombro del guaraní “¡Peina! Lo que dice este hombre!…” Roberto Vagni: “Tierra extraña”.

Pelear: Desenfundar el cuchillo.

Pelechar: Ganar dinero. Obtener grandes beneficios con trabajos o negocios.

Pelón: Pelado.  Calvo.

Pelona: Desnuda.  Desprotegida.

Peludear: Patinar en el barro un vehículo. Esfuerzo por salir del barro.

Peludo: Borrachera.

Pella: Grasa blanca y consistente de la carne de un animal, que se conserva para cocinar alimentos.

Penca: Carrera de varios caballos en forma simultánea.

Pendejo: Niño. Joven. Sin experiencia. (despectivo):

Perder: Abortar.

Perro: Mezquino. Avaro.

Pesada: Dícese de la mujer que está en los últimos meses de un embarazo.

Pescao: Pescado.

Pescar: Descubrir.  Atrapar.

Pescuezo: Cuello de la persona.

Picado: Alegre por la bebida alcohólica.

Picante: Precio alto. Caro.

Pico: De más. Lo que excede una unidad.

Pichicas: Huesos.  Coyunturas de los miembros inferiores.

Pichicata: Inyección que se da al caballo de carreras para mejorar su rendimiento.

Pichiciego: Bizco.  Que ve poco.  Miope.

Pichingallo: (Maíz pichingallo).  Ver: Pororó.

Pichón: Niño. Muchacho joven.  Sin experiencia.

Pichulear:  Regatear precios. Mezquinar algo.

Pichulero: Mezquino. Regateador.

Pierda: Piedra.

Piñear: Golpear con los puños.

Pilchas: Apero de montar.  Ropas.  (Úsase en plural).

Pingo: Caballo.

Piola: Hilo.  Piolín.

Pión: Peón.

Piquete: Potrero pequeño donde se mantienen de un día para otro los animales de uso frecuente: caballos de montar o de tiro, mulas, vacas lecheras, etc.).

Pisada: (“Dar vuelta la pisada”) Forma de curar males del ganado dando vuelta con la hoja del cuchillo la huella recortada en el suelo del animal enfermo.

Pisadero: Sitio donde se amasa el barro con otros elementos; para la preparación de ladrillos, tarea que está a cargo de caballos que se atan a una especie de noria.

Pisar: Relación sexual del gallo y la gallina.

Pito: Pipa para fumar tabaco. Pene.

Pitogüé: Pájaro benteveo.

Plan: Tablas del piso de la canoa o del carro.

Planazo: Golpe dado en la pelea con la hoja del cuchillo de forma que golpee sin cortar.  Se da con la intención de no herir o de menoscabar.

Planchar:  Derrumbar.  Dormir.  Acostar. Perder el conocimiento.

Plasta: Cataplasma.  Ungüento. Haragán.

Plata: Dinero. Bienes.

Priocupar: Preocupar.

Proporción: Oportunidad. Ocasión propicia para algo.

Podrido: Hastiado.  Cansado.  Afectado de blemorragia.

Polvadera. Polvareda.

Pollerudo: Hombre que frecuenta a las mujeres para llevar y traer chismes o habladurías.  Afeminado.

Ponchada: Mucho.  Abundante.

Ponieron: Pusieron.

Popear: Dirigir una canoa desde la popa, con una pala de navegar.

Pora: Fantasma.

Porá: Lindo. (Del guaraní).

Porongo: Calabaza con la que se hace el recipiente del mate.

Pororó: maíz que al freírse produce rosetas blancas, sabrosas. Es voz onomatopéyica que reproduce el ruido del maíz en la olla.

Portillo: Pequeña puerta.  Dícese del espacio que deja un diente al caerse.

Porra: Pelo abundante y desprolijo.

Posta: Trozo de pescado frito o para freír (“…la olla de tres patas donde se freían las postas de pescado para el almuerzo” Leopoldo Chizzini Melo: “Tacuara y Chamorro”).

Priender: Prender. (Fuego por ejemplo).

Provista: Comestibles que se adquieren.

¡Pucha!: ¡Caramba!

Puchero: Principio del llanto (“…mientras pujan desesperadas, heroicamente, para no hacer pucheros y largarse a llorar a gritos”. Leopoldo Chizzini Melo: “Tacuara y Chamorro”.

Pucho: Escaso. Sobra de algo.

Puertero: Habitante de zona portuaria.

Pulenta: Polenta. Mucha fuerza.

Puñete: Trompada.

Q

 

Quedado: Tímido. Apocado.

Quemadillo: Infusión caliente y amarga para calmar la tos. (“Le di quemadillo con flores de saúco / terciadas con malva y hojitas de sen”  Samuel Cernadas: “Obrajero”.

Qué pá é?: ¿Qué es? ¿Qué pasa?

Que pela: Que arde.  Que quema.

Quiebrar: Quebrar.  Se dice del momento en que la curandera cura el empacho.

Quiebrarado: Hierba silvestre de raíz dura con la que se prepara una infusión refrescante a la que se atribuyen propiedades digestivas.

Quilombo: Desorden.

Quincho: Vivienda provisoria, de techos y paredes de paja.

Quiti: Quiste.

R

 

Ranchada: Campamento de pescadores, obrajeros o peones rurales.

Ranchear: Visitar asiduamente los ranchos y las mujeres que viven en ellos.

Ratero: Ladrón.

Recado: Enseres de montar a caballo.

Recular: Retroceder.

Redamar: Derramar.

Redetir: Derretir.

Redotar: Derrotar.

Rafalar: Resbalar. Llevarse algo ajeno en un descuido de dueño.

Refugo: Sobrante. Lo que queda de algo.  Lo que nadie quiere.

Rejuerzo: Refuerzo.

Relós: Reloj.

Renunciar: Denunciar.

Requechear: Pedir o juntar los restos de algo.

Requecho: Sobras o restos de una cosa.

Resaca: Sobrante.  Malestar producido por el brebaje de la noche anterior.

Reparar: Tener en cuenta. Prestar atención para luego criticar o remediar.

Repuntar: Crecer el río en sus nacientes y luego propagarse a su cauce inferior.  Arrear animales.

Retobado: Malo. Enojado. Disgustado.  (“Dese preso a la autoridá y ríndase y no se retobe que será para pior”) Jerónimo del Rey: “Los tres paraguayos”.

Retornar: Nacer otro hijo. Producirse un nuevo nacimiento en el hogar o anunciarse el embarazo.

Reyir: Reír.

Ristra: Conjunto de chorizos, morcillas, ajos o cebollas, etc., unidos unos a continuación de otros.

Risada: Risas de un conjunto de personas que festejan una broma o gracia.  Carcajadas destempladas.

T

 

Taco: Trago de bebida fuerte.

Tagüé: Entrerriano o porteño, o “del sur”.

Taita: Valiente.

Taíverija: Hormiga colorada y pequeña.

Talero; Rebenque.  Guacha.

Tapado: Quien da muestras de condiciones que no se esperaban de él.

Tape: Vocablo ofensivo que designa persona de baja extracción social. (Úsase exclusivamente en masculino).

Tarro: Suerte. Sistema de pesca que consiste en lanzar a favor de la corriente del río, tarros herméticamente cerrados que tienen armadas líneas cortas provistas de anzuelos encarnados a los que se sigue en su recorrido con una canoa.

Tata: Padre. Papá.

Tatú: Borracho.

Taula: Tabla.

Taurongo: Loco. Alocado.

Teniente. Teniente.

Tiento: Tira de cuero utilizada par coser o atar.

Tilingo: Loco.  Alocado.

Timperie: Intemperie. Al descubierto.  Al sereno.

Tintillo: Vino.

Tirado: Abandonado.  Dejado.  Negligente.

Tochar: Untar el pan con la salsa o el aceite de la comida servida en el plato.

Todito: Todo.

Todo mal: Mucho. (Lo castigó todo mal”).

Torear: Ladrar.

Toro: Bravo.  Retobado.

Tranca: Borrachera.  (“Medio en tranca en los bolichos / m’enseñó a tocar un maestro…”  Julio Migno. “Mi maestro don Pancho Música”).

Trastor (trastora): Tractor.

Treinta y ocho (38): Revólver calibre 38, usado por los paisanos. (“…y se buscaron una daga fina /  y un  ‘38’ con el cabo ‘e nácar’…” Julio Migno: “Ansí son los paisanos de mi pago”).

Tuese: Tose.

Tuercer: Torcer.

Tumba: Caída de alguien al suelo.  Zoquete de carne que resta del puchero o locro.

Tumbero: Carro de dos ruedas que se descarga levantándolo de adelante hacia atrás.

Tusar: Cortar las crines a un caballo.

Tuya: Viejo (Del guaraní).

U

Umbrigo: Ombligo

Uñazo: Puntapié.

Uñero: Infección bajo la uña.

Urano: Durazno.

Uteden: Ustedes.

V

Vas a caer: Expresión amenazante. Ya me vengaré.

Vaye: Vaya.

Vayemos: Vayamos.

Vedera: Vereda. Acera.

Veintidós (22): Machete de obrajero. Se refiere a una marca muy difundida: “Collins 22”.

Ventear: Olfatear u oler favorecido por el viento.

Verija: Bajo vientre. Abdomen.

Verijero: Cuchillo de hoja pequeña y filosa que se lleva oculto en la cintura, sobre el abdomen o verija.

Viá: Voy a.

Vichar: Curiosear.  Atisbar.

Vide: Vi.

Viejo: Expresión despectiva del sustantivo al que va unida. (“Tu caballo viejo”, “Tu madre vieja”).

Vinagrero: Bebedor.

Viruta: Pequeña cosa. Poco dinero.

Vistear: Juego de manos o con cuchillos, sin intención agresiva, solamente para demostrar habilidad, muy común en los obrajes y estancias.

Viyuya: Dinero.

Vizcachera: Donde se amontonan cosas inservibles.  Habitación desordenada.

Vuelta: Vez. Oportunidad. (“Estuvo una vuelta”).

Y

Yaguá: Perro. (Del guaraní).

Yapú: Mentira. Mentiroso. (Del guaraní)

Yara: Astuto. Vivo.  (Úsase como un apócope de “yarará”, víbora de la zona).

Yerbear: Tomar mate. Matear.

Yelo: Hielo.

Yeta: Mala suerte.

Z

Zálay!: Fuera! (Úsase como expresión par ahuyentar a los perros).

Zampar: Tirar.  Arrojar.  Castigar con algo.

Zángano: Haragán. Desocupado.

Zanguango: Muchachón torpe, guarango, atrevido.

Zapallo: Suerte.

Zoquete: Pedazo chico de carne.

Zorro: Vivo.  Astuto.

(Páginas 14 a 24.)

 III – CREENCIAS Y SUPERSTICIONES

La ilogicidad que suelen presentar las creencias y supersticiones provocan no pocas veces juicios sarcásticos o severos en los observadores. Pero el descubrimiento del trasfondo cultural en que se originan estas interpretaciones populares de gestos, actitudes y hechos, debiera dar lugar a una apreciación más reflexiva y profunda.

Ésta fue la intencionalidad con que se encaró este aspecto de la Investigación, y ciertamente puede afirmarse que los alumnos hicieron un tratamiento respetuoso del mismo.

Los registros se efectuaron en el medio en que se sustentan las creencias y supersticiones -cuyas definiciones ya se han explicitado en el ítem “Definiciones operacionales”- mediante entrevistas con las personas que hacen de esa confiabilidad una práctica continua.  No obstante el despliegue realizado, se destaca que seguramente existen en la zona más elementos ejemplificadores que en esta ocasión no han podido rescatarse.

La evaluación de los datos recogidos permitió clasificar a las creencias y supersticiones en dos grupos:

Creencias y supersticiones que se apoyan en la interioridad del individuo.

Al levantarse por la mañana, nos se debe pisar con el pie izquierdo en primer término, porque eso trae mala suerte durante todo el día o la persona estará malhumorada.

Colocarse equivocadamente la vestimenta al revés, indica que la persona habrá de recibir un regalo.

Para que cese la lluvia hay que dibujar una cruz en el suelo.

En una boda, la mujer que obtiene el anillo oculto en la torta es la próxima en casarse.

Asomarse un picaflor a la ventana, o el paso de un tero gritando sobre la casa, o lavarse el gato la cara, son anuncios de visitas.

La planta de gomero que se tiene en la casa aleja el dinero.

Para que nunca falte trabajo hay que tener una imagen de San Cayetano.

El meñique del cadáver de un niño pequeño es un buen amuleto para los jugadores. (Muy al norte de la provincia. Cuando un jugador se hace presente en el velatorio de un niño, sus deudos se aproximan al ataúd para vigilar).

La novia no debe coser su propio traje de casamiento porque eso es un augurio de infelicidad.

Cuando un caballo se revuelca no se deben pisar las marcas dejadas en el suelo, porque trae mala suerte a quien lo hace.

Antes de que una estrella fugaz que surca el cielo termine su recorrido, deben expresarse res deseos y esos habrán de cumplirse.

Hallar un trébol de cuatro hojas o una herradura de siete clavos significa buen augurio.

Para alejar al demonio en las noches de tormenta hay que colocar las alpargatas apoyadas sobre sus puntas.

Cuando hay granizo se debe quemar hojas de olivo.

No hay que silbar por la noche porque puede responder el diablo.

Para que una visita se retire hay que arrojar sal gruesa al fuego.

Si una persona está sentada con las piernas estiradas y otra cruza sobre ellas, le quita la novia.

No se casará la persona a quien, al barrer, le pasaron la escoba sobre los pies.

La luna llena cuando nace roja anuncia sequía.

A quien escribe sobre la tierra se le va la memoria.

Quien canta en la mesa se casará con un loco  (o una loca).

El chistido de la lechuza sobre una casa anuncia muerte próxima.

El obsequio de un cuchillo significa próxima pelea entre quien regala y quien recibe el regalo.

Contar los acompañantes de un entierro trae mala suerte.

El 1 de agosto se debe beber caña con ruda para alejar las enfermedades.

Una planta de ruda cultivada en la entrada de una casa provoca buena suerte.

Romper un espejo trae mala suerte.

Un gato negro cruzado en el camino trae desgracias.

Barrer por la noche acorta la vida de la madre de quien barre.

Cuando alguien encuentra maíz desparramado en su camino, debe recoger siete granos para tener buena suerte.

La puerta abierta del ropero aleja el dinero.

No se debe abrir un paraguas bajo techo porque trae mala suerte.

Poner el sombrero sobre la cama trae desgracias.

La pata de conejo es un buen amuleto.

Probarse las alianzas de otra persona significa soltería.

El hombre con mujer embarazada no debe carnear ningún animal porque ése sufre y tarda en morir.

Cuando se aproxima una tormenta se debe clavar el hacha en la tierra par “cortarla”.

Cuando un caballo relincha tres veces consecutivas, alguien muere en los alrededores.

No hay que hacer girar de noche una silla sobre una de sus patas porque eso provoca mala suerte.

Al regalar una billetera, hay que colocar algún dinero dentro para que nunca le falte a quien recibe el regalo.

Para alejar los calambres hay que depositar un corcho sobre la mesa de luz.

Sacudir de noche un mantel trae desgracias.

Si a una mujer le sirven con la comida una hoja de laurel se le provoca la soltería.

Para que el marido confiese la verdad que la mujer desea saber, le debe colocar bajo la cama dos alpargatas cruzadas antes de interrogarlo.

Cuando se siente escozor en la palma de la mano, se la debe mantener cerrada y sin rascarse, porque es un anuncio de dinero por recibir.

Cuando hay tormenta se deben cubrir los espejos de la casa para que no penetren los rayos.

Derramar aceite o leche trae mala suerte.

Para que se detenga el acceso de tos de una persona, se le debe golpear suavemente la espalda repitiendo: “San Blas… San Blas…”

Cuando penetra en el ojo un cuerpo extraño, par que salga debe repetirse: “Santa Lucía, sácame del ojo esta porquería…”

La primera vez que se apadrina debe hacérselo de un varón, porque si no trae mala suerte.

Para quitarle la novia a alguien, basta colocar sus zapatos sobre la mesa.

Un silbo delgado y lejano en la noche, es de un alma en pena que está en las cercanías; si el silbo es delgado y cercano, es de un alma que pena lejos.

Cuando alguien se ahoga, con su saliva, debe mojar un dedo en ella y hacerse tres cruces en el cuello, repitiendo: “No me quiero enojar…”

No llevar luto por un familiar muerto, hace sufrir el alma de éste.

Barrer la casa por la noche es barrer la fortuna.

Para que las visitas no agradables se retiren de la casa se debe colocar una escoba detrás de la puerta.

Cuando el repasador que se usa en la cocina cae al suelo y queda arrollado llegará de visita una persona; si queda estirado vendrá toda una familia.

Con un grano de sal que se coloque en el asiento de una persona que va ganando en el juego: se le “corta” la suerte.

Trae mala suerte mirarse en une espejo roto.

Cuando un cristal cae al suelo y se rompe, se debe tirar agua en ese sitio, para que las personas que pasen por allí no tengan reyertas en sus hogares.

Para que se le pase la ebriedad a una persona se le debe dar mate con corcho.  También cumple el mismo efecto el mate con ceniza.

Un corcho en el bolsillo aleja los calambres.

Son anuncios de lluvia:

Los perros y caballos cuando se revuelcan con las patas para arriba.

Las hormigas bravas abandonando su hormiguero.

Las nubes en forma de vellones.

Las ropas tendidas que se secan rápidamente.

Las perdices silbando en forma continuada.

El loro que habla demasiado.

El sol que se oculta detrás de nubes en el ocaso. Los grillos o ranas cantando demasiado.

Dolores en las piernas.

Dolores de cabeza.

Cuando a una persona le arde la oreja izquierda, es señal de que está hablando bien de ella; si es la derecha, están hablando mal.

La pluma del caburé es un poderoso amuleto que ayuda a los enamorados y a los jugadores.

Quien quita de su lugar o destruye un nido de hornero se expone a desgracias.

Cuando la mujer es celosa, su marido debe hacerle comer una gallina clueca para curarla.

Cuando un hombre tropieza con el pie izquierdo ello indica que su novia lo engaña.

Para que un perro que amenaza no ataque, debe repetirse en voz baja: “San Roque, San Roque, que este perro no me muerta ni me toque…”

Matar un mono es anunciar la muerte de la propia madre.

Cuando en el campo se halla una limpiada al pie de un aromo, es señal de que allí acampa para tomar mates el diablo por las noches.

Si una mariposa penetra en la habitación, está señalando la próxima recepción de una carta esperada.

Para “cortar” una tormenta se debe colocar en la puerta de casa la camiseta de un niño.

Para que a un niño le salgan los primeros dientes parejos y fuertes, hay que colgarle al cuello un colmillo de perro con una cinta roja.

                                                                       (Páginas 24-27)

Creencias y supersticiones que exigen la intervención de un tercero dotado de atributos especiales

Es frecuente que las creencias y supersticiones se vean reforzadas por la intervención del alguien dotado de atributos especiales, como si fuera una sabiduría o magnetismo heredados, y en quien se deposita una confianza, fe y credulidad muy particulares.

Los males y enfermedades de personas y animales son puestos, para su tratamiento y curación, en manos de estos curanderos, los que, apelando a pases casi mágicos, oraciones secretas, interpretación de signos o señales, medicamentación basada en hierbas y grases diversas, configuran la esencia sobrenatural de ese poder.

Se da a continuación una serie de diagnósticos de enfermedades, manifestaciones de las mismas y formas de tratamiento más frecuentes en el curanderismo zonal.

EMPACHO: Es una enfermedad producida por una indigestión. Se puede manifestar en personas de cualquier edad.  Los síntomas que presenta son: inapetencia, vómitos, diarreas, estreñimiento, decaimiento general, palidez, mareos o dolores de estómago o cabeza.

Se puede curar de distintas maneras, siendo las más usuales:

– “Tirada de cuerito”: el curandero pone talco sobre las vértebras lumbares, estando el enfermo en posición decúbito-ventral.  Luego, levanta la piel de ese sector, empujándola hacia arriba, hasta que se provoque un chasquido particular.  Este procedimiento se realiza tres veces consecutivas y la intensidad del sonido provocado indica si el empacho es “fuerte” o “débil”.

– “Tirada de la cinta”: Con una cinta de aproximadamente 150 cm. de largo por 5 de ancho que tiene en cada extremo una medalla con una imagen religiosa, se procede a ubicar uno de los extremos a la altura del estómago del paciente, sosteniendo el curandero la otra.  Antes de comenzar el rito de medir la cinta con el antebrazo, el curandero dice en voz baja ciertas oraciones secretas (si las devela pierde su poder).  Según la distancia a que llegue en la última medida que toma, con relación al estómago del paciente, éste denuncia un empacho “fuete” o “débil”. La curación deberá efectuarse durante tres días consecutivos para que tenga validez y eficacia, al cabo de los cuales se beberán infusiones de diversas hierbas medicadas por el curandero, o bien ingerirse laxantes.

OJEO: Es una enfermedad que proviene de una fuerte mirada de otra persona, que tiene influencia nefasta sobre el paciente. Provoca dolores de cabeza, mareos, vómitos, insomnio; etcétera.  Afecta a cualquier edad, pero particularmente a los niños pequeños.

Para saber si el paciente está “ojeado”, el curandero coloca en un plato de agua una cucharada de aceite.  Con un cuchillo traza una cruz sobre el líquido, mientras pronuncia oraciones y el nombre del enfermo. Si el cuchillo divide el aceite en partículas diminutas, se dice que el ojeo es “fuerte”.  Si son grandes, es “débil”.  Esta curación manifiesta su eficacia con una sola operación semejante a la descripta.

Otra forma de curación consiste en hacer el curandero varias cruces con agua bendita sobre la cabeza del paciente, al par que dice sus oraciones.

También suele curar bebiendo el paciente tres tragos de agua a la que previamente se colocaron brasas, en un recipiente sobre el que efectuó oraciones el oficiante.

Para prevenir el “ojeo” en los niños recién nacidos, se les ata a la muñeca derecha una cinta o hilo rojo.

FUEGO DE SAN ANTONIO: Se manifiesta con la aparición de erupciones purulentas alrededor de la cintura del paciente.  El curandero hace cruces con agua bendita sobre la zona afectada y escribe en ella con tinta el nombre del santo. Hecho esto, la enfermedad habrá de desaparecer lentamente.

PATA DE CABRA: Es una enfermedad que se cree radicada en la columna vertebral del paciente, provocada por el raquitismo.  Se manifiesta como una falta de fuerzas para sostener el cuerpo en posición erecta.  La zona coxígea sobresale formando una “v”, semejante a la huella de la cabra.

La curación se efectúa en secreto por el curandero, en horas del nacimiento o la puesta del sol.

HERNIA: El paciente debe aplicar el pie sobre la corteza de un ombú y el curandero recortar ese perfil en la corteza, quitándola luego.  La operación se efectúa al amanecer y la recuperación del árbol va señalando la mejoría del paciente, hasta la curación simultánea.

DOLOR DE MUELAS: El curandero puede tener poderes tales como para curar conociendo solamente el nombre del paciente, sin que sea necesaria su presencia.

No obstante, algunas curaciones se efectúan quemando palillos de yerba lentamente, orando en presencia del dolorido.

También el curandero suele tomar un sapo y frotar la mejilla del paciente con el vientre del animal, y salivar luego sobre su boca.  El curandero arroja el sapo a sus espaldas sin volver la mirada, creyéndose que quien llega  tocar ese sapo sufrirá el dolor de muelas.

VERRUGAS: El curandero puede obrar de muy distintas maneras:

Hacer nudos en un hilo que sostiene sobre las verrugas del paciente, uno por cada una, al par que dice sus oraciones.  Conserva el hilo, desapareciendo al tiempo las verrugas.

Mientras pronuncia oraciones, clava en las verrugas y en distintas direcciones, espinas de un arbusto silvestre llamado “tutiá”.  Las verrugas acaban por secarse y desaparecer.

El curandero recibe el nombre del paciente y le envía un papel colorado sobre el que éste debe anotar el número de verrugas que tiene en una noche de luna nueva.  Luego, conservar el papel en un sitio oscuro y no prestar atención a las verrugas hasta al próxima formación de luna nueva, en que ya estará curado.

El paciente cuenta sus verrugas y el curandero corta un hilo en tantos pedazos como verrugas, mientras pronuncia oraciones.  Luego entierra los pedazos de hilo, sin desenterrarlos jamás.  Cuando se pudran en la tierra, se habrán terminado las verrugas del paciente.

El curandero da tres vueltas en torno del paciente, mientras quiebra con sus manos unos palitos y dice sus oraciones.  Se marcha luego sin saludar al tratado. Al cabo de algunos días las verrugas se desprenden y caen.

ORZUELO: El curandero enhebra una aguja y la pasa por el lugar afectado, rozándolo.  Se quita luego el hilo y se lo arroja en un sitio que sólo conoce el curandero.  También suele curar pasando sobre el orzuelo un anillo de oro que ha sido frotado previamente con fuerza sobre una franela.

RESFRÍOS DE SOL: El curandero aconseja introducir la cabeza del paciente, hasta la nuca, en un recipiente donde beban agua los caballos y dejen su baba, durante tres días consecutivos, una vez por día.

PARÁSITOS: El curandero suele pronunciar en secreto algunas oraciones y luego recetar al paciente beber infusiones de cáscara del árbol denominado curupí o del llamado alcanfor.  A Veces recomienda la ingestión de semillas de zapallo oreadas, con miel de abejas.

AFECCIÓN DE NERVIOS Y TENDONES: Para curar los dolores intensos que causan los nervios y tendones “desgarrados” o “sacado”, el curandero arroja a un vaso de agua ocho granos de maíz.  Los que flotan en la superficie indican la cantidad de nervios o tendones afectados.  Luego efectúa cruces con las manos sobre el agua del vaso y dice oraciones, operación que se repite durante tres días consecutivos.

Se destaca que en este tipo de tratamientos -como asimismo aquellos donde las afecciones son óseas- algunas personas hacen manipulación de las zonas afectadas.  Se denominan generalmente “hueseros” o “güeseros”.

CURACIONES “POR LAS AGUAS” o “EN LAS AGUAS”: “Las aguas” u  orina del paciente de cualquier tipo de enfermedad son llevadas al curandero en un frasco transparente.  Éste, mira el sol a través de las mismas y en sus reflejos “lee” la enfermedad que diagnostica, estableciendo la medicación correspondiente y prometiendo decir sus oraciones para que se efectivice la curación.

PAYÉ: El payé es un amuleto que se confecciona con ritos tan especiales que sólo admiten la intervención de una persona con poderes muy significativos.  Es la “payesera” o “payesero”. La materialización del amuleto -que habrá de ser portado luego en forma permanente por quien lo solicite- tiene relación directa con sus objetivos: “payé para enamorar”, “payé para curar de una enfermedad”, “payé para hacer un daño a otro”, etcétera, conteniendo elementos tales como: plumas de caburé, o tierra de cementerios, o cabellos de personas, o hierbas, o sal, o monedas, o cintas, etcétera.  La ceremonia incluye oraciones y pases y se realiza en determinados días o determinadas lunas.  El payé suele ser denominado también “gualicho” o “reliquia” y puede constituir un amuleto hereditario, transfiriendo de una persona a otra su poder.

                                                           (Páginas 27-30)

IV – MITOS

El equipo de investigación se detuvo en la indagación de dos mitos lugareños no suficientemente conocidos en su raíz profunda: “La cruz López” y “La tumba del gitano”.  El primero fue difundido a través de la nombradía que en otro tiempo tuviera, que a la práctica de él se pudiera hacer hoy.  El segundo tiene una práctica constante y aun creciente, pero los orígenes borrados por el tiempo (no obstante la interpretación que se hiciera del mito, por la vía de algunas personas interesadas en conocerlo a fondo). Cursiva aquí.

Se definió a los mitos como “una creación alegórica tradicional, que mantiene ciertos caracteres de religiosidad envueltos en ficción.  Se enriquecen con la fabulación y la práctica”.

Tanto “La cruz López” como “La tumba del gitano” se presentan como expresiones de religiosidad popular, y tienen, por tanto, un interesante caudal de fe y de confiabilidad aportado por quienes ejercen la veneración.  Se originaron en un hecho dramático: la muerte de la persona joven, acaecida frente a una instancia de vida optimista y prometedora.  La fabulación incorpora al hecho natural caracteres de ficción, y el pueblo, con la práctica, impregna el fenómeno de la autenticidad de una devoción que se ve estimulada a veces por circunstancias provocadas.

Cruz, flores y cintas de colores, música, danzas, promesas, llantos y tributos se entremezclan singularmente en estas expresiones de la cultura popular rescatadas en el Norte Santafesino.

LA CRUZ LÓPEZ

Los alumnos Buyati, González, Maidana, Vidoz y Tourn, acompañaron al docente en una entrevista efectuada al tradicionalista Evaristo Fernández Rudaz, en busca de datos esclarecedores de la Investigación. Resulta interesante mencionar la biografía del entrevistado, porque se estima que ello puede sostener la certeza de la versión recogida, que, por otra parte, resulta coincidente con otras detectadas en terreno.

Evaristo Fernández Rudaz nació en 1899 en Gualeguay (Entre Ríos) en plena selva de Montiel.  En 1916 su familia se radica en Reconquista y al poco tiempo el joven se hace juglar.  Con la guitarra a cuestas o “a cuestas de ella”, hizo una gira por Colmena, Intiyaco, Tartagal y Villa Guillermina, donde improvisaba actuaciones (“audiciones”), en proveedurías forestales, cantando y relatando acontecimientos de los sitios visitados inmediatamente antes, a la manera de “un reportero andante”.  Ese tipo de actuaciones le permitió tomar contacto con la vida de los obrajeros y “fotografiar” en la memoria personajes, acciones, actitudes, gestos, intenciones y vivencias, que Evaristo Fernández Rudaz reprodujo en su típico y auténtico colorido en canciones y relatos.  Formó parte y dirigió diversos conjuntos guaraníes que actuaron en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires, donde grabó para el sello Odeón algunas de sus canciones que él mismo recuerda como más importantes: “La creciente”, “El matrero”, “Serenata del matrero” y “Aja-apotama”, “Todavía no he sido capaz de contar mi tropilla”, dice al pedirle que enuncie sus creaciones.  De regreso al Norte Santafesino o “Chaco Santafesino”, como gusta llamarle, escribe esporádicamente relatos y poemas; generalmente descriptivos, con el estilo usual de sus antiguas audiciones de boliches y proveedurías forestales.  Es el típico “relator” de la zona, conocedor de las costumbres paisanas y buceador de las motivaciones que mueven las acciones de los hombres del pueblo.  “Darle música a esta tierra” fue el objetivo que le propuso a su vida de juglar, para “encontrarse con la suerte distinta de los hombres”.  A la manera de ejemplificación, se reproducen en el capítulo dedicado a “Relatos”, sus trabajos “El sargento Sapo” y “El supuesto sepulcro de Jacinto Arauco”.

 

Con el único propósito de aportar mayor información, agrego datos difundidos por distintos medios:  [4]

Evaristo nació el 26 de octubre de 1899, era hijo de José Cirilo Fernández, descendiente de varias generaciones de entrerrianos, y de María Filomena Rudaz, con ascendencia suizo-francesa, hija de Francisco Rudaz y de María Rosina Lovey; nacida en la localidad costera de Cayastá, en la provincia de Santa Fe, el 17 de diciembre de 1879 y  bautizada el 18 de abril de 1880, siendo sus padrinos Rosalía Rudaz y Antonio Mangini. María Filomena Rudaz Lovey vivía en Reconquista con su familia y el 16 de septiembre de 1899 se casó con José Cirilo Fernández, entrerriano, hijo José María Fernández y Melchora Pacheco.  Primero nació Evaristo Fernández Rudaz y luego seis hermanos: Rosa Victoria, Primo Marcelino, Florencio, Juana, Dorila y María Luisa.

Evaristo como su familia vivía en una estancia donde no había escuela, desde su niñez fue autodidacto.  Han reiterado que entre sus primeras lecturas eligió el Martín Fierro y empezó a memorizar sus estrofas. Desde joven reveló su vocación por la Música; como cantor y guitarrista ingresó en la Compañía circense de los Podestá.  El 4 de abril de 1950 falleció su madre y tres años después, el 20 de enero de 1953 Evaristo contrajo matrimonio con Cecilia Mendoza (Churi). Su abuelo Francisco Rudaz lo invitó a su estancia situada en parte del luego reconocido barrio El Ombusal y fue entonces cuando decidió ir por los caminos del norte santafesino para cantar entre su gente

Sabido es que en reconocimiento a la trayectoria de Evaristo Fernández Rudaz, la Escuela Rural Nº 1324 perteneciente a la Región II del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe, es distinguida con su nombre y allí enseñan bailes folklóricos.

También se ha reiterado que el destacado cantautor Orlando Vera Cruz escribió la letra del chamamé Tamboreando la puerta, composición musical de Evaristo Fernández Rudaz.

Es pertinente continuar con la reiteración de lo expresado en Nuestra gente… un trabajo de investigación conducido por Alcides Pablo Pila.

 

La versión compaginada del mito de La cruz López es la que sigue:

 

“Don David Cabrera habitaba un rancho, de los pocos que había a principios de siglo en Puerto Reconquista.  Decía haber sido soldado del General Mitre durante la campaña al Paraguay, y al finalizar aquella, haber elegido esta zona par su residencia por resultarle más tranquila.

Era ya anciano y carecía de recursos: por lo que un día apareció a los pobladores portando una cruz de madera que, aseguraba, había aumentado de tamaño en un milagro que atribuía aun oscuro muchacho correntino llamado Francisco López, que falleciera en el puerto.

Francisco López era un joven paisanito que había intervenido en las luchas intestinas de la Provincia de Corrientes y que, gravemente herido, logró cruzar el Paraná a bordo de una barcaza de contrabandistas.  En Puerto Reconquista fue alojado y atendido por don David Cabrera y otras gentes piadosas, mas, advirtiendo que su estado se agravaba y su muerte era próxima, pidió a su protector: ‘No quisiera que a mi muerte ni en mi tumba haya lamentos ni llantos. He sido un muchachito guacho criado en las estancias, sin cariños y sin fiestas.  No he tenido alegrías y soporté muchas penurias.  Por eso, cuando de mí se acuerden, quiero que lo hagan con fiestas, bailes y juegos’.

Como queda dicho, luego de la muerte el muchacho, don David Cabrera presentó la cruz, producto de la milagrería.  Las personas simples de los alrededores se encargaron de adornarla con flores y cintas de colores, al par que le hacían promesas o ‘mandas’, dejando un óbolo, del que se servía don David -a la sazón llamado ‘el dueño de la cruz López’- para subsistir.

Cuando las solicitudes que se hacían a la cruz se concretaban, los promesantes cargaban la misma en hombros y hacían procesiones, flameando las cintas mientras en los acordeones y guitarras sonaba el chamamé.  Tras la procesión, se cumplía con el pedido del difunto López: bailes y juegos de taba reunían a los pobladores y se transformaban asimismo en nuevos ingresos para don David.

El viejito petisón y de barbilla respingada, jinete en un caballo pampa, se encargaba de alimentar el mito, mencionando a la cruz en toda oportunidad que podía.  Hasta en el saludo cotidiano: ‘¡Buen día, si Dios quiere y la cruz de Francisco López!’

Difundidas las virtudes de la cruz, y siendo cada vez mayor el número de promesantes, don David no vacilaba en arrendarla, y era así como se podía ver procesiones de la cruz López en distintos barrios de Reconquista, particularmente en el denominado ‘Ombuzal’, donde un carrero de nombre Lorenzo Valiente y un vecino de apellido Fleitas solían hacer fiestas muy concurridas en su homenaje.

Como en Puerto Reconquista atracaban embarcaciones paraguayas que traficaban tabaco, sandías y naranjas, a sus tripulantes don David les refería que la cruz se ofrecía en memoria de Francisco Solano López.  La variante que sufría el mito permitía aprovechar las limosnas que los marineros paraguayos no vacilaban en depositar al pie de la cruz.

La muerte de don David Cabrera y de muchas personas de su tiempo, el crecimiento del Puerto Reconquista y la transformación de los barrios y de la ciudad toda, fue diluyendo el mito de la cruz de Francisco López, hasta sepultarla en el fondo de una época que ya no existe.

Sólo perduran en este ángulo litoral los sonidos de las guitarras y acordeones, marcando el paso acompasado de los promesantes, que marchan devotamente en pos de una cruz con sus cintas de colores flotantes al viento cálido del Norte santafesino.”

LA TUMBA DEL GITANO

En el invierno de 1923 se asentaron en un terreno desocupado del Barrio Ombuzal, en el sector sureste de la ciudad de Reconquista, las carpas de una tribu de gitanos.

Durante un par de meses, realizaron las actividades habituales de estos nómades por naturaleza: venta de recipientes y utensilios de cobre, adquisición e materiales en desuso, lectura de las líneas de las manos de las personas, preanuncios del futuro, etcétera.  Sus quehaceres no eran distintos al de las otras tribus o familias que habían pasado anteriormente por el pueblo.

Pero un acontecimiento vino a destacar la presencia de estos gitanos, y fue la celebración de las bodas de una pareja de gitanillos, muy jóvenes, que durante varios días concitó la atención de los vecinos que acudían de los distintos barrios a contemplar y a participar de las danzas a las que toda la tribu se entregaba incansablemente.

Este espectáculo colorido y desusado era el comentario obligado de los pobladores trascendiendo la personalidad de la pareja, y sobre todo la del joven Fardi Genesco Calderero, gallardo, gentil, cordial, que se ganó la simpatía de todos quienes le trataron.

Mas a los pocos días de su boda, y en la última crudeza de ese invierno, Fardi resultó víctima de una afección pulmonar, y la familia debió internarlo en el Hospital de Caridad de la ciudad.

Los pobladores rápidamente se enteraron de la circunstancia y siguieron atentamente el desarrollo del proceso.  Con pena observaron por las noches el paso del padre y los hermanos de Fardi, alumbrando el camino con el farol, desde el hospital a la farmacia, en busca de medicamentos que vencieran la enfermedad.

Pero el 19 de septiembre de 1923, al anunciarse la primavera, Fardi murió.

En medio de la consternación y el dolor de los propios y ajenos, su cuerpo fue sepultado en tierra del cementerio de Reconquista (Lote M. a 125 pasos al Oeste de la entrada principal, y 44 pasos torciendo en dirección Sur).

Sobre la tumba se erigió una construcción de mampostería, que presenta la particularidad de tener una posición inversa al resto de toas las otras tumbas (la cabecera con la cruz está orientada hacia el Este). Además, la tumba se ha pinado, desde 1923, año tras año, de color ojo, lo que la destaca entre la blancura de las demás.

Con el correr del tiempo, seguramente alguien encomendó a la memoria de Fardi alguna solicitud personal que, habiéndose cumplido, permitió la difusión de su milagrería.

Desde entonces, y en forma siempre creciente, muchas personas necesitadas de alguna gracia especial, se acercaron a la tumba del gitano a solicitarla.  Una vez lograda, retornan y depositan en ella elementos  de valor significativo: cintas de colores (cada uno hecho en ellas corresponde a una promesa), monedas, medallas, cuadernos, carpetas; libros, ramos, palmas y coronas de flores, rabos de ganado vacuno, cirios de colores, etcétera.

La observación permitió establecer que la extracción socioeconómica de los promesantes es muy diversa, ya que la tumba del gitano convoca a personas de origen humilde, y también a estudiantes, productores y profesionales.  La concurrencia se ofrece durante todo el año, pero aumenta considerablemente en el Día de los Fieles Difuntos: el 2 de noviembre de 1976 la afluencia pudo estimarse en más de 1.000 personas.

Algunos individuos que hacen una apreciación particular de los atributos del gitano, suelen encomendar la reposición dela pintura de la tumba, siendo frecuente, además, la concurrencia de parientes de Fardi en los aniversarios de su muerte.

La recopilación del mito fue lograda por el equipo investigación mediante  la aplicación de observación en terreno y entrevistas con personas que conocieron a Fardi Genesco Calderero, a su padre y sus hermanos.

(Páginas 30-33.)

V. RELATOS

El período destinado a la presente investigación –mayo a octubre de 1976- fue muy breve como para que el equipo pudiera abordar exitosamente todos los capítulos propuestos inicialmente. Los relatos en la zona, interpretados tal como se anuncian en las “Definiciones operacionales”, presentan una diversidad cuantitativa realmente inaprensible.

Es por esto que se optó por presentar -en calidad de ejemplos-, solamente dos de ellos, pertenecientes al tradicionalista Evaristo Fernández Rudaz, quien es mencionado en el capítulo anterior.  El rescate de los mismos se produjo en circunstancias de la entrevista también referida precedentemente.

No obstante, se deben destacar algunas características originales que presentan:

      1. conservan el lenguaje y el acento con que su autor animada las “audiciones” en los boliches y proveedurías forestales de la zona;
      2. se refieren a personajes conocidos por sus coetáneos;
      3. reproducen costumbres arraigadas en los pobladores de una época pasada, por lo que significan un valor documental.

El equipo, por otra parte, interpreta que estas transcripciones tienen el carácter de homenaje a todas las personas preocupadas por conservar los valores culturales del Norte Santafesino, siendo don Evaristo Fernández Rudas un digno representante de ellas.”

 

(Esta reiteración desde el servicio de educación por el arte, a fines de diciembre de 2005 con la finalidad de promover tal difusión, tiene idéntico propósito de reconocimiento a quienes aportaron información y los protagonistas de esa investigación en momentos de incertidumbre, porque sabido es que en distintos espacios seguía desarrollándose entre diversos sectores, una guerra civil no declarada cuyas heridas aún no han cicatrizado.)

“EL SARGENTO SAPO”

La noche, emponchada de nubes, se vino más ligero que de costumbre.  El sol se había tapado antes de caer tras el monte y, de cuando en cuando, como tajo zigzagueante, hacia el lado de los obrajes, luego de un trueno estrepitoso retumbaba un alarido desafiante, cuyo eco se repetía sucesivamente en los confines.

El cantinero que me hospedaba y facilitaba su precario negocio para mi inaudito espectáculo, ante la mala perspectiva, me animó:

-Cante nomás, que más luego ha de caer la gente…

Yo pensé para mis adentros: “Entre cantar y no cantar, lo mismo da…”  Y después de un preludio remolón de mi guitarra, dejé oír mi voz en el magro ambiente de la cantina.  La primera canción la dediqué a la señorita hija del patrón, que con su afabilidad hacía más llevadera mi accidental permanencia en la administración y vericuetos del obraje “El Ñandubay”.

Así como al tañer de las campanas responden con su afluencia los fieles, mi guitarra andariega atrajo a los hirsutos pobladores del agreste paraje.  Luego, la audición se hallaba en pleno.   El cantinero tenía cara de regocijo.  La paisanada me halagaba fervientemente con sus gritos y aplausos a cada terminación.  El ir y venir del coperío constituía un nutrido tráfico de promesas…

Un morocho de tinte subido y nariz achatada, que ocultaba bajo las greñas la cicatriz de un machetazo que le dejara fruncido el entrecejo, después de empinar un cuarto de caña junto al destartalado mostrador, se adelantó a mi proscenio improvisado sobre la mesa de billar, y con voz muy queda me solicitó:

-Cantale a la guaynita, por mi parte: Amaranto Rivero se llama el quien le dedica…

Cumplido el pedido, la dedicatoria tuvo como efecto una ovación exagerada, mientras que un indio jetón, de canilleras de loneta listada y boina roja, cuya abultada borla central le cimbraba en las orejas, palmoteándose la trompa de riñón partido nos aturdió con un largo sapucay.  Eso no dejó de intranquilizar a los más atemperados, que no deseaban que se les aguara la fiesta.

Por su parte, el dueño de casa, aunque ya un poco tarde, hizo un llamado a la cordura, y de no haber sido así,  poco hubiera tardado en epilogar la función.

Tras esto, y para enfriar el ambiente, entoné versos pueriles que cayeron como baldazos de agua sobre las ascuas de mi ya encendido auditorio.

Pero, fatalmente, las cartas ya estaban sobre el tapete, y hubo que ponerle el pecho a las consecuencias…

Poco tardó en hacerse presente la policía:

-¡Arriba las manos!… ¡Nadie se mueva!…

Cuatro milicos, al lado del sargento “Sapo”, encargado de aquel destacamento policial, haciendo galas de fuerza, palparon de armas a los concurrentes y efectuaron las averiguaciones del caso.

A dos infelices, después de un sermón a voces, el robusto sargento les repartió unos azotes con un “teyú-rugual” y les ordenó retirarse del lugar.

Según se supo, habían cometido una infracción y por ello el funcionario les había prohibido concurrir a fiestas.

Con el ánimo de suavizar asperezas, pronuncié unas palabras y al sargento le canté halagadores compases que lograron inmovilizar su contundente “teyú-rugual”.  No obstante, el público se dispersó y, en ese estado de cosas, me vi en la obligación de dar por terminada mi audición.

Después de superadas las tempestuosas condiciones climáticas y policiales, como saldo de cuentas, me quedaba en el recuerdo el vibrante sapucay y de aquel moreno que me arruinó la taquilla.

El sargento Gregorio Aranda, a quien despectivamente la gente de la región apodaba con el mote de “Sargento Sapo”, fue uno de los personajes policiales más comentados y discutidos en el entonces Territorio Nacional del Chaco.  Oriundo de la Provincia de Entre Ríos, se decía que, para salir de sus pagos, había rendido brillantes exámenes de guapo.   Su estampa retacona, su mirada mortificante y siempre apostada bajo el ala del sombrero, invariablemente parecía estar posada sobre cada individuo, donde quiera y donde cuadre.  Su pulso certero empuñando la “cuarenta y cinco” había volteado a más de un fugitivo. Su habilidad en la persecución dio alcances a cuantos se propuso atrapar.  Su perspicacia en la investigación allanó muchas dificultades.  Y, como si todo esto fuera poco, a su cuero no le entraban balas ni cuchillos, porque tenía curundú doble…

De estas aseveraciones venía la convicción del respeto absoluto que el paisanaje tenía por el “Sargento Sapo”, al que demás estaba enfrentar, ya que sería inevitable el fracaso.

Pero siempre quedaba algún recurso para la venganza, y, aunque jamás hombre alguno osó decírselo en la cara, nadie lo refería de otro modo que no fuera: “Sargento Sapo”.

Se cuenta que en una oportunidad llevaba detenido a un paisano al que ya había brindado las caricias de su “teyú-rugual”, aunque no las suficientes para su gusto.

Iban por el camino, cuando, señalando un sapo que estaba orondo al costado de un charco, el sargento Aranda preguntó a su detenido:

-A ver, vos: decime qué bicho es ese…

El preso presintiendo lo que vendría después de su respuesta, en su desesperación sólo atinó a responder:

-Espere que lo mire bien, mi sargento… Para mí que es un zorzal…

(Páginas 33-35)

“EL SUPUESTO SEPULCRO DE JACINTO ARAUCO”

“La noche en que cambió su cauce el Bermejo”)

Después de vadear el río Santa Lucía y bajarles los cueros a los chuzos en el puerto de Punta El Rubio, Jacinto Arauco extrajo de su cintura un flamante revólver “Treinta y ocho reformado”.  Con voz grave se dirigió a su acompañante que acababa de enrolar en los registros de la patria, para imponerle su ancestral consigna:

-Güeno, chamigo. Ya usté tiene su papeleta. Eso quiere decir que ha dejado de ser una criatura par entrar de lleno a ser hombre –y pasándole el reluciente revólver, añadió- En todos los casos, donde quiera y donde cuadre, usté tiene la obligación de ser gente honrado, y de conservar en su estirpe de varón un empaque a lo toro, que ha de respaldar con su cuero y este “Treinta y ocho”… Güeno es que vaya sabiendo que el arma no se ha hecho para los maulas, ni para recularle al que le busque enredos, ni tampoco para entregarla a los milicos mientras tenga resuello el cuerpo.  Éste fue el regalo que le hice a cada uno de sus hermanos a medida que se fueron enrolando.  Ninguno de ellos me ha ensuciado la cara con porquerías, y cuando les tocó pelar, supieron morir en su ley…

25 de mayo.  Carreras en “El Carancho”.  Tabas, caña y bailes en bolicheras junto al camino. Policías bravas, rencillas y rencores políticos de un gobierno de partidos en collera, ondulaban en el ambiente.

Un hombre por decreto de papeleta, recorría carpas y cantinas sobre un bayo cervuno tapado en prendas chapeadas, desde la frente a la cola.  Con exclusión de agua y leche, el imberbe jamás había bebido otra cosa, ni le agradaba el acre sabor de la caña. Pero deseaba aparentar costumbres hombrunas y, para ello, fumaba a lo murciélago y empinaba el codo sin control.

Saturado de negras fantasías y odios ancestrales, le hormigueaba la sangre en las venas, y en la mente pujaba un ansia de poner a prueba de fuego su supuesta herencia de valiente, la que, en caso de concretarse, indudablemente debía halagar a su progenitor “aunque yaya que jundir la estancia para sacarlo de la cárcel”…

Montado en su flete, el mejor de la tropilla, a impulsos de su consigna de una mal saboreada caña, se balanceaba compadronamente y amenazaba embestir donde llegaba.  Al apearse en las cantinas, visto y halagado por las pulperas, su flexible cuerpo de mozalbete se cimbraba de uno a otro lado en actitud provocativa, y, al cruzarse con los milicos no podía disimular su ímpetu de toparlos para vengar en ellos las muertes de sus tres hermanos mayores, atribuidos a la policía.

A poco de andar del paso “El Carancho”, hay una cruz que cristianamente indica el lugar donde cayera el último de los hijos de Jacinto Arauco, achurado por los milicos.  Como sus hermanos, murió en su ley.  Aunque sin más razones ni motivos que los de una errónea consigna y la vanidad de querer tantear su valentía.

En su tumba no llegó a llorar su madre, que, enferma de penas,  había muerto tiempo después que cayera el tercero de los jóvenes Arauco.

Los recuerdos tristes lo atormentaban y el sentirse culpable le socavaba los cimientos.  Hundido en un tiempo abrumador, pasaba las horas sin determinaciones.  Sus pasos eran como los de un espectro cuando intentaba salir de su interior y se disponía a ejecutar algo, que nunca concretaba o dejaba a medio hacer.

Algunos peones que tuvo, ante un clima tan borrascoso y el mutismo en que se encerraba el patrón, poco a poco se fueron alejando y el abandono cundió por doquier.  Cuando los apremios financieros llegaron a su tope, sin discutir arreglos entregó su campo para cancelar reclamos y, como al soplo de un postrer hálito de vida, ensilló un picazo nochero, llamó a sus perros y con vacas que encontró a su paso, formó un arreo. Sin decir adiós ni volver la vista, como una sombra entre sombras, por última vez traspuso la tranquera de su heredad natal…

Costeando el Paraná rumbo arriba, a poco andar llegó a Paso Cañete.  Azotó el arreo en sus aguas buscando la otra costa, ya sí como la resaca que la corriente arrastra, llegó al Chaco Santafesino.

Sin mejorar su ánimo, casi sin control, siguió bordeando el río llevado por el instinto de porfiarle al viento norte.

Nadie podrá apreciar el tiempo que tardó aquella marcha de sesenta leguas.  Los carrizales, las selvas dormidas en su letargo verde y los esteros murmurantes, lo vieron cruzar alarmando a los chajases.

A pesar de la adversidad del trayecto, zigzagueantes y transidos, desde el jinete al ganado, llegan una noche intempestivamente como bultos movedizos, a las cercanías de Fortín Cardozo y Lapachito.  Es el Territorio Nacional del Chaco, y está allí un viejo amigo de su infancia, un correntino que ofrece un rescoldo tibio al desencantado forastero.  Poco le cuesta a este amigo lograr la asignación a favor de Jacinto Arauco de un valioso lote de selva virgen en las costas chaqueñas del río Bermejo, allá por las inmediaciones de Siete Árboles.  Como un muerto que camina, sienta allí sus reales.

Dentro del predio asignado, sin apariencias ni cálculos, con la mayor indiferencia, toma al azar un lugar para levantar su rancho, sobre una de las costas del torrentoso río, bajo el follaje de un espléndido grupo de gigantes tatanés.

Con la ayuda de un comedido de vecindad construye una típica vivienda de puertas francas,  donde un catre de tientos y estacas y las calchas del apero constituyen el moblaje.

Allí mora solitario. Por caminos del tiempo andan las horas, los días y algunos años, sin que nada se restablezca en esa vida que ni su dueño desea enderezar.  Pasa las horas sentado sobre un trozo de urunday.

En algunas ocasiones, los hacheros que trashuman, lo han visto contemplar con embeleso el correr de las aguas que quién sabe qué endiabladas tentaciones le hacen al pasar.  En otras, tal vez las más, Jacinto Arauco ni siquiera levanta la vista del suelo para contemplar en torno aquel paisaje que brinda la prodigalidad de su terso verdor, saturado de efluvios de la selva virginal.  Se entretiene haciendo marcas y rayas en el suelo, que luego borra rastrillando con el plan de la alpargata, como quien renuncia a su obra.

Mientras tanto, en la selva inmensa, sin más cercado que las riberas del río y los mojones que algo han de indicar a la Dirección de Bosques, en el más libre de sus albedríos, apacentan las vacas que desde las remotas costas del Santa Lucía llegaran arreadas por una sombra que cabalgaba.  La exuberancia del suelo, nunca bien ponderado, hizo que aquel ganado proliferase, pasando a engrosar la ya enorme cantidad de hacienda alzada de la zona.  Pero, no obstante el empuje natural, nada de ello preocupa a Jacinto Arauco ni logra rehacerlo en lo más mínimo.  Allí o se marca ni señala. No se castra ni jamás se para un rodeo.  Como tampoco nada se emprende en lo que atañe a la explotación de la fortuna selvática que han puesto en sus manos.

Muy de cuando en cuando, suele llegarse hasta el boliche de un obraje de la estancia “La Leonor”, donde no se entrega a las conversaciones, bebiendo hasta ser dominado por el alcohol.  Es entonces cuando en dramáticos soliloquios convoca a seres imaginarios, llenando de misterios quejumbrosos la reunión de la pulpería.

Pronuncia frases expiatorias dirigidas a una muerta y da recomendaciones muy opuestas a las que en vida ofreciera a los hijos que ya no están…

Concluye siempre rodando por el suelo, sin conocimiento, no faltando algún piadoso vecino que lo arrime hasta su casa, donde entre un día y oro, la diferencia no es más que la que marca  el tiempo, entre el hoy y el ayer.

Aquella mañana amanecieron florecidos los tororataí.  Nubes vaporosas aborregaron los cielos, y el norte arreció con su empuje de viento bochornoso.  El Bermejo, venía haciendo su paso de barranca a barranca, arrasando con tierras y montes costeros.

Al atardecer, cesaron los vientos.  Rojo el ocaso se oscureció luego bajo un poncho de gruesos nubarrones, y avanzaron las tinieblas.  Tronaron los confines y centelló el espacio. Los rumores del río enfurecido se confundieron con al iracundia celestial y un cataclismo se desató en la noche entenebrida…

Un día pleno de esplendor y algarabía sucedió a la borrasca.  La brisa que perfuma en la exuberancia del ramaje.  El sol se eleva cubriendo de diáfanos matices el follaje.

Sin embargo, no puede darse tanta paz y belleza a tan pocas horas del infierno.

El prepotente río había cortado de cuajo varios kilómetros de selva chaqueña, que en bárbaro aluvión volcó las costas formoseñas.  El caudal, con el cauce modificado, como  una suave y escurridiza culebra, se desliza gambeteándole a los árboles de selva adentro, mientras que, en aquel paraje de frondosos tatanés, que en días apacibles mecieran su follaje al soplo de la brisa mañanera, el inocente gorjeo de las aves es como una salmodia piadosa en homenaje a los restos de un templo desvastado.

Sobre la costa de enfrente, entre la noche y el día, también las mudanzas anduvieron de anverso y reverso.  Sus pronunciadas barrancas sobre las que en tiempos no lejanos solían dirimir posiciones matacos y tobas, amanecerían copadas por una gran playa de arcillosas arenas, que, por imperio de la naturaleza, en un embate turbulento, le fueron transferidas del otro estado.

Allí, en esa nueva explanada, entre lo que no pudo llevarse el agua, se alza maltrecho un enorme quebracho mutilado en la catástrofe que, con tronchas ramas, abre dos brazos en cruz, como insinuando el lugar del supuesto sepulcro de Jacinto Arauco.

Vocabulario:

Teyú-ruguaí: Chicote trenzado desde el cabo a la cola.  Flexible.  Al castigarse con él, se adhiere el cuerpo del castigado.

Tatané: (Del guaraní “tata”: fuego, y “né”: mal olor).  Nombre de un árbol de madera preciosa.  De follaje verde claro y denso.  O es útil para leña dado que se resiste a ser quemado, produciendo solo humo y malos olores.  Suele utilizarse para postes de alambrado, pese al valor de su madera, en campos de pajonales y malezas, porque, cuando se incendian éstos, los postes quedan en pie.

Urunday: Variedad de quebracho colorado que presenta madera de muy buena calidad.

Tocorataí: Árbol de regular tamaño semejante en apariencia al quebracho blanco.  Da flores en forma de cucuruchos amarillos.  Florece en cualquier momento y estación del año, en circunstancias en que se avecinan lluvias; mejoradas las condiciones climáticas, las flores desaparecen.

(Páginas 35-38.)

VI – LEYENDAS

El equipo logró detectar solamente dos leyendas inéditas en la zona.  Si bien es cierto son varias las que circulan habitualmente, ellas ya han sido registradas e incluso difundidas a través de la literatura vernácula.

La titulada “La maldición del arroyo El Rey” fue hallada por el alumno Víttori, quien escuchó su mención en diversas ocasiones en que ocurrieran accidentes en sus aguas y la recogió en sus detalles en el transcurso de este año.  Cursiva y negritas aquí.

La que tituló El yacaré del arroyo “El víbora” fue tomada por el alumno Saucedo de labios de su abuela, quien la refirió como un suceso difundido por pescadores de la zona.

Recordemos la codificación de “Leyenda” que se hiciera en clase:

“Fantasía tradicional de sucesos maravillosos, que explican imaginativamente la existencia de objetos del universo, sus formas y su contenido”.

LA MALDICIÓN DEL ARROYO “EL REY”

Cuando en 1872 el General don Manuel Obligado procedió a adelantar las fronteras del norte, hasta situarlas en el límite natural del arroyo “El Rey”, los indígenas debieron batirse en retirada.

La opción era luchar y morir frente a las armas de los soldados de caballería o refugiarse en las selvas del norte de la provincia, allende “El Rey”.

Dícese que las aguas del arroyo estaban en creciente y que en la desesperada huida, muchos indios perecieron ahogados.  El cacique o el hechicero de la tribu (la leyenda no lo aclara debidamente), maldijo por ello las aguas del arroyo, convocando fuerzas nefastas para que, cerniéndose sobre “El Rey”, se transformen también en muerte para los blancos.

Como el arroyo, serpenteante y en ciertos lugares de profundos pozos, arrastrara en incontables oportunidades a bañistas y trabajadores que cumplían alguna tarea, tales como baño de caballos, etcétera, a la muerte por inmersión, algunas personas atribuyen los accidentes a la maldición que pesa sobre él.

Asimismo, su cauce agotado y contaminado, que es tal como se ofrece en la actualidad, encuentra la misma vía de explicación.

 

EL YACARÉ DEL ARROYO “EL VÍBORA”

El arroyo “El víbora” cruza de norte a sur la isla “San Jerónimo”, frente al puerto de Reconquista.  Nace en el canal artificial “Ingeniero Repossini”, construido con la finalidad de acortar la vía fluvial Reconquista-Goya.  Se interna en la isla de referencia, donde se une al arroyo “El Víbora”, desarrollando un trayecto de aproximadamente 7 kilómetros, hasta volcar sus aguas en el arroyo “El Pati”.  Corre entre altas barrancas donde crecen sauces y su recorrido es zigzagueante.

Un pescador recorría el arroyo “El Víbora” en su canoa, encarnando sus anzuelos, cuando debido a una brusca maniobra, naufragó.  Aún siendo buen nadador y conocedor del lugar, como todos los pescadores de la zona, se ahogó.

Su cuerpo nunca fue rescatado porque, estando solo, nadie pudo señalar con precisión el sitio donde halló la muerte.

Muchos aseguran que, cuando van a pescar al arroyo “El Víbora”, si alguno de ellos silba por las noches, un yacaré negro se acerca a las ranchadas, como el silbo fuera una convocatoria.

Algunos llegaron a dispararle sus armas, asegurándose que las balas dieron en el blanco, sin que por ello el yacaré muriera. Por el contrario, la presencia se repite cuantas veces se silbe en una ranchada.

Los viejos pescadores aseveran que se trata del alma del pescador ahogado, que vaga penando por el arroyo y que busca la compañía que no tuvo en su muerte.

VII – CONCLUSIONES

Si bien es cierto que la Investigación está lejos de ser completa, el equipo intentó una experiencia que dio sus frutos en cuanto logró una compenetración de todos sus miembros con el espíritu que la animara.

Hubo preocupación y comprensión.  El diálogo con las personas mayores (o “mayores experimentados”, como se los llamara) abrió las expectativas de una comunicación intergeneracional que se estima de suma importancia, por cuanto los alumnos se sintieron escuchados y lograron respuestas.

Técnicamente, se hizo aprendizaje del manejo investigativo, tanto en sus instrumentos como en sus contenidos y objetivos.

Hubo no solamente registro de datos, sino una actitud reflexiva en torno a los mismos.

Se destacó siempre la actitud científica como propuesta indispensable para el estudio y el trabajo.

Se actuó con responsabilidad, advirtiéndose la necesidad de un lapso mayor que permitiera el abordaje amplio de una temática amplia de por sí, que llegó a desbordar las posibilidades del grupo.

El docente y sus alumnos agradecen la disposición y participación de las personas entrevistadas, como asimismo la colaboración brindada por quienes de una u otra manera propiciaron el trabajo.

(Páginas 39-40)

Bibliografía utilizada en el transcurso de la investigación

ÁLVAREZ, Avelino: “Cosas de Guarincho” –  Edit. De la Universidad Nacional del Litoral – 1963. Aquí cursivas.

BOOZ, Mateo: “Gente del Litoral”  – Edit. Huemul – 1972.

BOOZ, Mateo: “Santa Fe, mi país” – Edit. Universitaria de Buenos Aires – 1966.

CERNADAS, Samuel: “Mi comarca” – Alp. Truffer – 1952.

CHIZZINI MELO, Leopoldo: “Tacuara y Chamorro” – Edit. Castellví – 1971.

DEL REY, Jerónimo (Leonardo Castellani): “Historias del Norte Bravo” – Edit. Huemul – 1970.

DEL ROSSO, Hugo: “Noches sin estrellas” – Edit. del autor – 1972.

DIEZ POETAS DE RECONQUISTA: Poesía de Reconquista en el Centenario. Edit. Colmegna. – 1972.

MIGNO, Julio: “Michiquises” – Edit. Colmegna.

MIGNO, Julio: “Yerbagüena (el mielero)”  – Edit. Colmegna 1974.

RESTANIO, Jorge Rafael: “Pediatría Elemental del Niño Menor de un Año” – Edit. Río Paraná – 1976.

VAGNI, Roberto A. “Tierra Extraña”. Edit. J.A.C.K. – 1949.

PERIÓDICO “CRITERIO” – Edit. En Reconquista – Nro. del 25 de diciembre de 1937.

Entrevistas efectuadas:

Evaristo Fernández Rudaz

Eduardo Soto

Manuel Arzamendia

        1. Aldo Marini

Agustín M. Soria.

                                                                                   (Páginas 40-41.)

Anexo I

La Encuesta Láinez

En su libro “Viaje sentimental”, Paul Groussac recomendaba la colección de “…todos los elementos genuinamente argentinos de la antigua vida campestre que se tornará pronto legendaria”.  Esto fue en 1904.

Pero recién en 1921 se concretaría oficialmente dicha recomendación, y fue por medio del Consejo Nacional de Educación que, a iniciativas de su consejal, Juan P. Ramos, dictó una resolución fechada el 16 de marzo que disponía: Recoger por intermedio de las escuelas de la Ley Láinez todo el material disperso de Folklore, poesía y música”.

La respuesta de los maestros fue arrolladora: 3.682 legajos compuestos de 58.266 fichas.  Actualmente esa colección se encuentra en el Instituto Nacional de Antropología, en Buenos Aires, organizada en 40.000 piezas clasificadas en tomos, legajos y catálogos, comprendiendo en total 11 tomos (dividios por provincias y territorios), que contiene 48 a 50 legajos por índice alfabético. (1)

 

  • Estos datos fueron extraídos de DIDÁCTICA DEL FOLKLORE: de Ismael Moya. Ed. Schapire, 1956, y FOLKLORE Y EDUCACIÓN, de Clara Passafari, Ed. Strada, 1969, cuyas lecturas recomendamos.

(Página 43)

En las instrucciones que se les impartió a los maestros, se incluyó la siguiente guía que transcribimos como elemento de orientación:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1º Creencias y costumbres

 

 

 

 

 

 

A – Creencias y prácticas supersticiosas

a)    Supersticiones relativas a fenómenos naturales o naturaleza animada.

b)    Supersticiones relativas a plantas y árboles.

c)    Supersticiones relativas a males.

d)    Supersticiones relativas a faenas rurales.

e)    Supersticiones relativas al juego.

f)     Supersticiones relativas a la Muerte, al Juicio Final, etc.

g)    Fantasmas, espíritus y duendes.

h)    Brujería.

i)     Curanderismo.

j)     Mitos.

k)    Cosmogonía.

 

 

   

B – Costumbres tradicionales

 

a)      Ceremonias con que se solemnizan algunos acontecimientos, tales como nacimientos, matrimonios y muertes.

b)     Juegos.

 

2º  Narraciones   y   refranes

  a)    Tradiciones.

b)    Leyendas.

c)    Fábulas, anécdotas.

d)    Cuentos.

e)    Refranes, adivinanzas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3º  Arte

 

A – Poesías y canciones

 

 

 

 

 

a) Romances, poesías de los aborígenes, poesías populares, de género miliar o épico que canten escenas, episodios, luchas, costumbres, etc., de las Invasiones inglesas, guerras de la Independencia y guerras civiles posteriores.

b)  Canciones Populares.

c)  Canciones Infantiles.

 

 

B – Danzas   Danzas populares con o sin acompañamiento de canto.

 

 

 

 

 

4º Conocimientos populares

 

 

Conocimientos populares en las diversas ramas de la ciencia (Medicina, botánica, zoología, astronomía, geografía, etc).

a)    Procedimientos y recetas populares para la curación de enfermedades.

b)    Nombre con que vulgarmente se designa a los cuadrúpedos, pájaros, peces, reptiles, insectos, árboles, plantas, pastos, etc. de la región y lo que se dice de ellos.

c)    Nombre con que vulgarmente se designan los planetas, estrellas, constelaciones, tanto entre la gente del pueblo como entre los indígenas y lo que se dice de ellos.

d)    Nombres de sitios, pueblos, lugares, montañas, sierras, cerros, llanuras, desiertos, travesías, etc., de la región y lo que se sabe de ellos.

e)    Nombres de minas, salinas, caleras, etc. de la región y lo que se sabe de ellos.

f)     Nombres de ríos, riachuelos, arroyos, torrentes, manantiales, fuentes, pozos, lagos, lagunas, etc. de la región y lo que se sabe de ellos.

g)    Nombres de caminos antiguos, veredas, atajos, puentes, sendas, pasos, vados, etc. y lo que se sabe de ellos.

h)    Tribus indígenas de la región.

i)     Lenguas indígenas de la región, religión, usos, costumbres, etc. apuntes de gramática, vocabularios, frases sueltas.

j)     Locuciones, giros, trabalenguas, frases hechas, semejanzas, chistes, motes, apodos, modismos, provincialismos, voces infantiles, etc.

k)    Otros conocimientos.

(Páginas 43-45)

En el Anexo II:

“Promoción de los Estudios Folklóricos en la Provincia de Entre Ríos”. Se alude al programa tendiente a “promover Centros de Estudios Folklóricos en todo el ámbito comarcano”…

Incluye: “Cuadro General de Materias Folklóricas” y “Recomendaciones para el Recolector de Material Folklórico” – Páginas 47-54).

1980: reedición de Nuestra gente”…

A fines de la década del ’70, detentaba el cargo de gobernador de la provincia de Santa Fe el Vicealmirante Jorge A. Desimone, el Ministerio de Educación y Cultura estaba a cargo del Capitán de Navío Eduardo A. Carreras; Subsecretario de Cultura Dr. Fernán C. Serralunga; Director Provincial de Cultura (Int.) Prof. José María Junges, Jefe de División Folklore y Artesanías Norberto O. Vandembergue, el cantautor Claudio Monterrío.

 

En la Introducción del Cuaderno de “Difusión Folklórica” editado en 1980, Hugo Burgos, Jefe de la Oficina de Difusión de la División de Folklore y Artesanías destacó que esa publicación estaba “dedicada especialmente a profesores y alumnos de los establecimientos secundarios de la provincia, con el grato propósito de dar a conocer un excelente trabajo realizado en la zona noreste del territorio santafesino por el A. S. Pablo Alcides Pila y sus discípulos” -perseverante animador sociocultural-, “Con el profundo deseo de estimular con ello la iniciativa de docentes y estudiantes de los distintos departamentos provinciales a efectuar un trabajo similar, y a su vez proponer, a partir de un sólido contacto con esta División de Folklore y Artesanías, la realización en un futuro próximo del Mapa Folklórico de la Provincia de Santa Fe.

Quizás nuestras provincias litorales no nos provean de un brillante acervo de manifestaciones folklóricas como las similares de las provincias del norte, empero la gente de Reconquista ha demostrado que aún sobreviven latentes expresiones de un neto carácter popular que indefectiblemente debemos rescatar. [5]

El tiempo que nos queda es escaso.  Las formas masivas de cultura, los accesos a las rutas y caminos, la velocidad de los transportes, han dejado atrás el aislamiento característicos de las sociedades folk o campesinas y sus formas tradicionales de vida están en extinción.  Pero aún subsiste en nuestro territorio el típico hombre de campo y los recuerdos de ancianos, que todavía pueden redescubrirnos ese vasto y puro universo de la cultura popular, que dolorosamente va quedando en desventaja ante el avance indiscriminado de formas adocenadas de un dudoso populismo comercial.

Y debido a ciertas confusas teorías con respecto al verdadero objeto -y a la exacta índole- de la ciencia del Folklore, es que creemos necesario realizar algunas aclaraciones sumarias a docentes y alumnos que eventualmente estén dispuestos a encarar un trabajo de investigación.

En el bien logrado relevamiento que presentamos, se advierte que, debido a la fuerte motivación que movilizó a los alumnos -el idioma, su aproximación al habla popular de la zona y, a partir de él, el descubrimiento de un universo narrativo que se comunica por transmisión oral-, podemos notar que específicamente se remite a los fenómenos de índole lingüística, literaria y mágica.

Mas, ante el eventual trabajo de algún equipo orientado por un docente especializado en otra materia, o bien asentado en alguna zona en la cual prevalezcan otras manifestaciones, nos permitimos recomendarles que a las especies folklóricas se las puede clasificar en seis grandes grupos a saber:

      1. Folklore Poético: Cancionero, refranero, adivinanzas, romancero.
      2. Folklore Narrativo: Cuentos, casos, leyendas, mitos.
      3. Folklore Lingüístico: Vocabulario, dichos, pregones.
      4. Folklore Mágico: Creencias, supersticiones, curanderismo.
      5. Folklore Social: Bailes (música y danza), fiestas tradicionales, juegos.
      6. Folklore Ergológico: Artesanías, cocina típica, construcción de viviendas.

 

Porque si bien “Folk-Literature” en EE.UU. E Inglaterra y “literatura oral” en el mundo hispánico fueron, hasta fines del siglo pasado y comienzos de éste, sinónimos de folklore, no debemos olvidar que recién en esa época se comenzaba con el estudio sistemático de esta disciplina.

Con el tiempo se produjo una escisión entre los EE.UU. e Iberoamérica.

Por su parte los sajones, salvo pocas excepciones, continúan con los límites clásicos, reconociendo como objeto de los estudios de Folklore a los hechos de contextura literaria.  Sin embargo han variado el alcance del agente portador de esta cultura -la sociedad folk- al caracterizar también como folklóricos a determinados grupos étnicos y urbanos.

Iberoamérica, mientras tanto, no vio razón para no ir más allá en cuanto a la aplicación de la característica de folklórico no solamente a lo literario, sino también a hechos de la cultura material.  Como dice Paulo de Carvalho Neto, se ultrapasó el campo del pensar y del sentir, entrando en el del actuar.  Pero también, a diferencias de sus colegas del Norte, nuestros investigadores más representativos afirman que el agente portador de sus estudios es, en definitiva, la sociedad folk o campesina, ya que el acceso al estudio de formas de culturas indígenas o urbanas  sería invadir campos de la Etnografía y la Sociología, respectivamente.

Una síntesis precisa es la del investigador vasco Arazandi, para quien ‘…el Folklore comprende no sólo que el pueblo sabe contar y cantar, sino también lo que sabe hacer’, vale decir, que si bien incluye las leyendas, canciones, usos, creencias, modismos, etc., también se ocupa de las formas y estilos de las casas, los utensilios de uso corriente, las herramientas, las artesanías, las técnicas de trabajos características, las vestimentas y las expresiones artísticas.

Y es en base a este criterio que los futuros grupos de trabajo deben sistematizar la investigación, para lo cual cuentan con el auxiliar inmejorable de la Introducción de Pila al trabajo -para quien, magníficamente ‘…ningún conocimiento tiene mucho valor cuando se hace de él un uso estrictamente personal, particular, egoísta.  La investigación efectuada debe mostrarse, enseñarse’.

En forma de anexos, al final de esta publicación, se reproduce una guía para maestros confeccionada en el año 1921 por la denominada Encuesta Láinez, y un cuadro general de materias realizado por la Dirección de Cultura de la Provincia de Entre Ríos, con lo cual es nuestro deseo facilitar los previsibles trabajos y, si ello fuera posible, enviar una fuerte expresión de deseo a los destinatarios de este ejemplar para encarar con decisión el proyecto.  No olvidemos que Pila y sus alumnos abrieron el camino; es ciertamente nuestro deber continuarlo.

Hugo Burgos / Jefe de la Oficina de Difusión /

División de Folklore y Artesanías.”

Encuentro con Pablo Alcides Pila, el poeta…

Un día escuche un nombre: Pablo Pila, poeta, personal directivo de la Escuela Nacional de Educación Técnica de Reconquista.

En esa época quien escribe estas crónicas que son parte de la historia de los santafesinos, de los argentinos…, trabajaba en las escuelas nacionales de Educación Técnica Nº 5 “Esteban Echeverría” y Nº 6 “Isabel Courault” de la capital santafesina, dependientes de la Inspección Regional Litoral del Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET)

 asumí la misión de coordinar las áreas de Educación y Cultura teniendo en cuenta el anteproyecto que esbocé cuando elaboré la ponencia: “La escuela como centro de atracción e irradiación de la cultural”, aprobada en el Congreso del Movimiento Nacional Justicialista realizado en Buenos Aires en 1983. [6]

 

Mediante la Resolución Nº 322/84 del Ministerio de Educación y Cultura me encomendaron la Coordinación de las áreas de Educación y Cultura para lo cual el subsecretario Dr. Jorge Guillén me pidió que presentara el anteproyecto de programas y así lo hice, incluyendo subprogramas, metas, tiempo de realización, áreas del ministerio pertinentes y asociaciones intermedias que co-operarían.  Durante las dos semanas de estudio de los antecedentes disponibles para ajustar el diagnóstico elaborado antes de elevar aquella ponencia, con la colaboración del responsable señor José María Junges accedí a información archivada en los últimos años y fue entonces cuando supe que estaban guardados los folletos impresos tras la investigación de Pablo Alcides Pila y sus alumnos, porque las autoridades habrían considerado que no era conveniente entregarlos en las escuelas.  Al aprobar el Subsecretario Dr. Jorge Alberto Guillén el plan integral que le presenté, esos folletos fueron entregados junto a otros libros donados por autores en sucesivos encuentros con educadores.

Meses después, en diciembre de 1984, fui designada Secretaria Técnica del IPA (Instituto Provincial de Arte) “José Pedroni” de Santa Fe dirigido por el Prof. Norberto Victorio Zen siendo secretaria la Dra. Raquel Busaniche de Humbert.  [7]

Fue entonces cuando comprobé que Alcides Pablo Pila era personal integrante de la “Escuela de Folklore y Tradición Popular” con sede en Reconquista y dependiente del IPA con sede en Santa Fe.

Viajamos con autoridades de la Subsecretaría a Reconquista y ahí, en su terruño, Pablo Pila no necesitaba ser presentado porque es reconocida su  trayectoria como docente, poeta y promotor cultural.

Pablo Alcides sabe que en las entrelíneas se puede detectar lo que siendo invisible a los ojos sigue siendo lo esencial…

Tiempo de siembra y de talas.

Durante un encuentro, el poeta me entregó “Tablas de dos” con sus poemas y una selección de Florentino Hernández.

En la dedicatoria manuscrita:

“Con todo el afecto de Pila / Nov/ 85…)

 

Aquí, la reiteración de algunos poemas de ese cuarto libro editado por Pablo Pila y el reconocimiento a su talento y a su perseverancia.

La trampavida

La trampavida está abierta.

Hay un niño ahogándose en medio de la calle

con los ojos zanjones donde navega el espanto

y un fantasma que crece como un beso

anidado en el hueco de la mano.

Nacen sombras en la copa de los árboles

como mueren las luces en los pastos.

Hay un rayo veloz que nace y muere:

el recuerdo en el vuelo de los pájaros.

Después, los cuadernos y los llantos;

no los primeros ni los últimos: únicamente el rastro

de un largo abecedario.

Y el carmín agrio, con pantalones largos.

Y una isla con sueños y muchachos

que se nombraban Pilicho-peces y Conano-barcos,

y los manteles de Cristina Conde

 tendidos en el aire emborrachado

con la caña fuerte y con la flauta del Toro González.

Y el lanchón de Fernández

donde se contaban todas las historias

de una orilla a la otra.

Y después Buenos Aires.

Y Horacio blandiendo un corazón tan grande

que no cabía ni en él ni en Buenos Aires.

Y la trampavida abierta en jarro

conteniendo el vino que nunca más se bebe

y los amigos que pasan y se pierden

pero que sin embargo vuelven

cuando los días retornan en el vuelo delos pájaros.

Y el amor -los amores- y los hijos

que respiran en el pecho que les abro.

Pero siempre, siempre, los hombres y mujeres

con sus niños de barro

que se caen y levantan a mi lado.

La trampavida abierta,

la sed de los ojos y los huesos, no concluye de se abecedario.

En “Tabla del dolor” – Páginas 10-11.

Extranjero

Solamente un pasajero de la tarde.

Como si no fuera de estos ruidos, de estos tonos

de la tarde y de este viento.

Como si hubiera venido de otro tiempo

a pisar el asfalto de la tarde.

La lluvia ha caminado por los techos,

bailoteó en los carteles,

descendió a las veredas,

y se fue nuevamente con su gracia desnuda

dejando en el espacio campanas y palomas.

Extrañan, suenan las bocinas.

Suenan también las hojas con mis pasos.

Y el gas que se muere en las primeras lámparas

hace estrellas lejanas.

Resplandece la calle: es un cuchillo nuevo,

afilado y distante;

sobre su acero desfilan la muchacha y el árbol,

el sonido del aire, la rueda de la máquina.

Estoy paralizado en el minuto

que repasan las aves escribiendo anillos

para encerrar la tarde.

En “Tabla de la incertidumbre”           Página 20.

Magia del niño

Nunca supuse, hijo, que me dieras,

de nuevo el sol y el aire del verano,

aquellos que se fueron de la mano

con mis gritos de gol y mis gomeras.

Pero hoy corren contigo las aceras

y viven en tu paso cotidiano,

persiguiendo la gracia del vilano

y pinchando el jabón de las esferas.

Tengo un tiempo de hamaca y calesita,

de cuentos para el sueño y el puchero,

de barriletes, fútbol y potrero.

Un tiempo, en fin, que has convocado

como el mago que gira su varita

y confunde presente con pasado.

En “Tabla del corazón” – Página 27.

Los fundadores

Somos los que velamos el silencio

desde los altos pastos donde muere el asfalto,

desde el ruedo del monte donde nuestra vigila fundadora

hace un paso de espuela imperceptible,

como un humo lechoso, una saliva,

que circunda el pueblo para protegerlo.

Desde aquí y en la profunda sombra

pervivimos el sudor de los nuevos,

sus azadas, sus bocinas,

los pistones calientes de sus fábricas.

Escuchamos el llanto de los nietos

y las voces de las mujeres entre grasas y albahaca.

Hasta que la madrugada nos destruya

todo continúa siendo nuestro

pese a nuestras cenizas flojas aventadas.

Porque en cada ladrillo está hundida la huella

de nuestras manos y de nuestros caballos

y gira en las veletas todavía

la lanza que empuñamos.

Porque con sólo ser olvido

somos los que fundaron y apuntalan,

los que hasta el alba velan,

los que derraman el sol

y los que aman.

En Tabla de la conjetura – Página 40.

En la catedral.

La luz refulge chiribitas,

atraviesa en añicos los vidrios de colores

y baja resbalando entre lágrimas y culpas.

No llega, no obstante, a quebrar la inocencia

de esa frescura profunda que habita los rincones

donde se arrebujan las ancianas

y algún hombre pálido y temeroso.

Hacia el centro, bajo la paloma,

dos niños investigan las alturas.

Evidentemente no aguardan respuestas.

En el silencio abovedado

son los bienaventurados sin preguntas.

Los que permiten que Getsemaní descienda

con sus olivares olorosos

y su hermano en oración

hasta nosotros.

                                          En Tabla del silencio – Página 46.

1984-1986: Pablo Pila y su fecunda labor desde el IPA…

Sabido es que el IPA -Instituto Provincial de Arte-, fue creado a principios de 1984 a los fines de organizar las “Escuelas” de Teatro (en Santa Fe de la Vera Cruz y Rosario), de Cine y Televisión en Rosario y la “Escuela Provincial de Folclore y Tradición Popular” de Reconquista.

Mediante la Resolución Ministerial Nº 382 le impusieron el nombre “José Pedroni”. Primer director: Profesor de Educación Física y “educador por el arte” Norberto Victorio Zen y subdirector Mario Montrul, profesor de Música y Concertista de piano; subdirector en la subsede Rosario el destacado actor Norberto Campos y Director en la subsede Reconquista Sr. Mario Salami.

Pablo Alcides Pila puso en marcha la Escuela de Folclore y Tradición Popular con un grupo de destacados educadores profesionales e investigadores culturales.

 

Porque han sido circunstancias que influyeron en la trayectoria de Pablo Pila, es oportuno reiterar lo expresado en otros documentos referidos al área de Cultura en la provincia de Santa Fe y a “los desaparecidos de Educación y Cultura”.

Esta información facilitará la comprensión de la incertidumbre que se generaba en distintas localidades como consecuencia de los cambios de autoridades que generalmente significaban “otro borrón y cuenta nueva” en el considerable escorzo que el lector imagine.

Tiempo de “Reorganización”…

Las dificultades que se generaron como consecuencia de divergencias en la interpretación de la finalidad determinante de la creación del IPA -según las expresiones verbales en distintas reuniones-, aumentaron a partir del fallecimiento del Subsecretario de Cultura doctor Jorge Alberto Guillén en su despacho, al comenzar la jornada del lunes 2 de septiembre de 1985.

Desde el 13 de septiembre desempeñó esas funciones el director de teatro Néstor Norberto Zapata -de Rosario-, hasta entonces Subsecretario de Información Pública.

Mediante la Disposición 02/1986, creó una comisión a los fines de elaborar los planes de “transformación” del Instituto Provincial de Arte, presidida por el Director del IPA Licenciado Raúl Bertone e integrada por la Dra. María de los Ángeles González –Chiqui-, ambos de Rosario; el actor Miguel Flores y el cineasta Julio Ramón Toledo -de Santa Fe-; el profesor Alcides Pablo Pila de Reconquista.

Casi fantasmal “Secretaría de Cultura y Comunicación Social”.

Es oportuno tener en cuenta que desde 1984, funcionaba en el seno del I.P.A., un Departamento de Impulsos Culturales… con personal retribuido con horas cátedra de distintas categorías a los fines de impulsar  y apoyar actividades en distintas localidades.

 

Al asumir el 10 de diciembre de 1987 el gobernador Dr. Víctor Félix Reviglio, ya se había anunciado la creación de la Secretaría de Estado de Cultura y Educación, decisión difundida a fines de la gestión del Subsecretario Néstor Zapata cuando faltaba la media sanción del proyecto pertinente en la Cámara de Diputados.

Sin presupuesto, asumió el Secretario de Estado de Cultura y Comunicación Social Lic. Juan Carlos Bettanín y de la Subsecretaría dependerían “una Dirección Provincial, tres Direcciones Generales, una Subdirección, siete Departamentos; 15 Divisiones, 26 Secciones”… como lo ha destacado Jorge Campana en su Crónica sobre la política cultural de los gobiernos santafesinos 1922-1999

Esa “Secretaría de Estado” resultó ser casi un sueño -o una pesadilla-, porque empezó funcionando en oficinas de la planta baja y primer piso –Sala Didáctica- del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, trasladada luego a la esquina de 4 de enero 2490 y luego a calle 25 de mayo 2618… y casi nada quedó después de tantos gastos y movimientos.  [8]

Desaparición del “IPA ‘José Pedroni’…”

Mediante el Decreto Nº 3290 del 21 de septiembre de 1990 -exactamente el día del nacimiento de José Pedroni en 1899-, se dejó sin efecto la creación del Instituto Provincial del Arte IPA- que luego ostentó su nombre, y desaparecida la Escuela de Folclore y Tradición Popular con sede en Reconquista… las escuelas provinciales de Teatro de Santa Fe y de Rosario y la escuela provincial de Cine y Televisión de Rosario, dependieron directamente de  la “Dirección Áreas Culturales – Área Enseñanza Artística de la Subsecretaría de Cultura y Comunicación Social.”   [9]

………………………………………………………………………………………………………………………

Hasta aquí, algo de lo observado desde la capital santafesina.

Saben en el norte santafesino cuáles fueron otras realidades que intercaladas sobre esta urdimbre podrían generar la trama de un contrastante y original tapiz.

1987-2000: más obras editadas…

Final del siglo veinte, cambalache para quienes siguen entonando el tango convencidos de que “el que no afana es un gil”; el siglo de las horrendas guerras para quienes las padecieron o sólo leyeron comentarios o vieron imágenes en fotografías, o en el cine, o en la televisión. Siglo de las computadoras y de la robótica y de la revolución en las comunicaciones con internet.

Mientras tanto, sobre la llanura luminosa y cerca del Paraná siguen viviendo hombres y mujeres que trabajan de sol a sol y que siguen vibrando tras conmovedoras realidades al mismo tiempo que renuevan sus esperanzas.

Aquí, parte de la siembra de Pablo Pila hora tras hora, sin urgencia y con paciencia no sólo para escribir, porque después hay que esperar el momento de la edición, de las correcciones, de la presentación y  difusión…

Quinto libro editado:

  • 1987: Reavivando brasas.  Investigación histórica.

(Integra nuestra biblioteca familiar. Llegó después de uno de los tantos viajes a Reconquista, el lugar donde vivieron los bisabuelos y los abuelos de nuestros nietos: familias Leonhardt y Torossi…)

Meses después, el sexto libro editado y tras sucesivas pausas, más poemas y relatos:

  • 1987: Norte de Santa Fe, hombre y paisaje.  Poemas.
  • 1991: Antología para una identidad.  Primera parte.
  • 1992: Antología para una identidad.  Segunda parte.
  • 1998: Pájaros en el camino. Poemas.
  • 1999: Pasaron por aquí. Relatos.
    1. Pasaron por aquí. Relatos.

De “Pájaros en el camino”

Libro con tapa ilustrada por Nanzy Sobrero de Vallejo, editado en Buenos Aires, en septiembre de 1998.  Prólogo de Sara Zapata Valeije, quien quizá no haya grabado alguna señal de mi lineal recorrido aunque yo he vivido la alegría de conocer a la delgada Pilar, maestra, cordial amiga, caminante lenta por la calle Vera hacia el oeste hasta hacer una breve pausa antes de llegar a Urquiza, quizás para  pronunciar pocas palabras pero para expresar tanto… tanto como lo que simbolizan ahora esas misteriosas aves que Nanzy descubrió sin verlas; sólo vagas formas en su imaginación y que por su talento son armonía y sugerencia entre lo mutable y lo inmutable.

Leo con emoción otra dedicatoria que Pablo Pila dejó con palabras en vuelo rodeando a pájaros en el camino:

Estos Pájaros en el camino” para Nidia, con el afecto de

Pila.

16/Dic. 2005.

Patio de mi casa

Desde el árbol me llega el canto herido

del último zorzal que el sol abrasa,

y penetra en milagro en esta casa

ese silbo de dardo sostenido:

el abuelo despierta del olvido

y en polvorienta bruma se desplaza:

retorna la hija ausente de la plaza

con su risa de niña, que se ha ido.

Canta el zorzal la vuelta del amigo

que alguna vez partió tras la esperanza.

Todo lo que no está vuelve conmigo

llamado por el canto que se lanza

y convierte el amor en un testigo.

Vibra el zorzal cuando la sombra avanza.

                                                           1981.

Pájaro al atardecer

¿Qué me robaste, zorzal,

que hay algo que está faltando

cuando empiezas a cantar?

Faltando dentro de mí.

Algo así

cantado como en tu canto

pero que no tengo ya.

Vida llevaste, zorzal.

¿El soles el saucedal

del año cincuenta y cuatro:

luz de un verdor sin igual?

Ese sol me falta a mí.

Algo así

me viene desde tu canto

que casi puedo tocar.

¿Tú me arrancaste esa edad?

¿O tal vez el palmeral

crujiendo sobre un barranco

que una vez me alcé a mirar?

Me falta ese ruido aquí.

Algo así

cantado como en tu canto

pero que no tengo más.

¿Tú lo llevaste, zorzal?

Una garza que al volar

trazó un horizonte blanco

quiso en tu canto anidar.

No es de ahora ni es de aquí.

Algo así

como un recuerdo cansado

que no me puedo negar.

                                          1981.

Mientras la Tacuarita avanzaba con sus cantares cerca de la Plaza Italia en la capital santafesina, en 1985 Pablo Pila escribía:

Pájaros en el camino

Cardenal.  Mi cardenal.

Flecha libre y volandera

del camino hasta el palmar.

Cardenales. Cardenales.

Como chispas de la arena

convertida en pedernal.

Sopla el viento las cenizas

y crestas de cardenal.

Pajaritos de holladares.

Copetes. Silbidos. Alas.

Cardenal.  Mi cardenal.

                                          1985.

Distinciones…

Su trayectoria literaria ha sido reconocida en varias localidades, entre ellas Acebal y desde su Plaza de los Poetas.  Su obra está incluida en varias recopilaciones; comentada en la Nueva enciclopedia de la Provincia de Santa Fe – Tomo 1, edición Sudamérica de Amílcar Damián Renna; en Un siglo de literatura santafesina del crítico literario Eugenio Castelli, de Rosario (provincia de Santa Fe)…

Ha recibido primeros premios en concursos literarios y Plaqueta del Honorable Concejo municipal de Reconquista.

Declarado “Ciudadano Distinguido de la ciudad de Reconquista” en 1998 y siete años después, “Ciudadano Ilustre de la ciudad de Avellaneda” .

“Campana”  (Por Pablo Alcides Pila)

Texto  publicado en “La Región”,

suplemento del diario “El Litoral”

de la capital santafesina.

Sábado 2 de octubre de 1999.

 

Si caminamos hacia el sur por la calle 9 de Julio, habremos de toparnos con las vías de antiguos trenes que ya no corren, pero cuyo resoplido, entre humaredas y chirridos, se albergan en nuestras memorias, con el saludo de brazo levantado del maquinista respondiendo a los niños que le hacíamos guardia en su paso.

Pasando esa vía, entramos a uno de los barios más antiguos de Reconquistas, avanzando por la arteria que recuerda a una de las matronas del lugar: doña Jesusa Traviesas de Chapero.  Es el camino que lleva a la capilla San Roque.  Ésa que, en aquel viejo edificio que ocupaba o en esa construcción moderna que ahora se levanta, reconoceremos siempre “la capilla del barrio Chapero”.  Así no más.

Y allí está, colgada en el atrio, añejo y metálico perfil de la historia de los reconquistenses.  El objeto público de más trascendencia que nos dejó el tiempo: la primera campana evangélica de aquella aldea que luego fuera “la perla del norte santafesino”.

Uno de los tantos abnegados franciscanos que tuvimos por aquí en la primera hora del poblado, fray Antonio Duró, fue quien maduró y concretó la idea de alzar una campana en el templo de una sola torre que levantara con innúmeros sacrificios el padre Antonio Rossi y que se inaugurara el Día de los Santos Inocentes -28 de diciembre- de 1883, bendecido al año siguiente, en marzo, por la autoridad de la Prefectura Franciscana del Convento de San Lorenzo (alguna vez mencionaremos a aquellos frailes de San Francisco, tan ligados a nacimientos, muertes, bautizos, confirmaciones, casamientos y enfermos de esta comarca recién poblada por colonos: Irineo CECI, Bernardo Trippini,  Ermete Constanzi, Manuel Eirín, etc.)

Aquel fraile Antonio Duró fue cura confesor por aquí, entre 1891 y 1898.  Todavía hay partidas de nacimientos y bautismo por él firmadas, circulando entre las familias más antiguas.  Dicen que fue maestro de escuela también. Pero en estos pagos no se conservan antecedentes de esa actividad suya, por lo que conjeturalmente su trabajo educacional se habría desarrollado en San Antonio de Obligado, donde fue trasladado allá, por julio de 1898.

Ese Antonio Duró convocó a las primeras familias reconquistenses que donaran a la iglesia parroquial de los metales que tuvieran, para que su sonido pudiera volar por los aires.  Así lo hicieron los abuelos. Reunieron lo suyo y lo dispusieron para todos. Y, bajo la mirada vigilante de Duró, los metales se fundieron, hasta tomar forma de esa campana que está colgada en el atrio de la capilla del barrio Chapero.  La levantaron hasta la torre y la hicieron repicar por primera vez el 12 de junio de 1894. 

¿Me permite una digresión¿  ¿Me concede un retorno imaginario al pasado?

La campana -nuestra primera campana- pasando su vibración a la brisa de aquellos años y transportándose casa por casa hasta tocar los aledaños y llegar levemente a la colonia.

Anunciando no solamente la liturgia, sino también la convocatoria ciudadana, la comunicación de los acontecimientos más conmovedores.  Todo en un tan-tan-tan cuyo significado bien comprendían los que tenían nuestra sangre a finales del siglo pasado, por estos lugares donde hoy vivimos nosotros. 

Allá por 1910, se trajeron de Alemania las campanas que ahora están.  Aquella, la primera, fue retirada y, misteriosamente desapareció.  En 1939, sin preguntar nada, se la halló en Calchaquí.  Cumpliendo su misión de reunir a la gente. Por gestiones inteligentes, fue repatriada.  De vuelta a la patria chica.

Un inolvidable 22 de agosto de 1943 -hace ahora más de 45 años- la vieja campana volvió a repicar en la tierra donde nació.  Ese día se inauguró la capilla del barrio Chapero y el tan-tan-tan de los antepasados estuvo repartiendo recuerdos, desde lo más alto.

Si alguna vez usted quiere que su hijo o su nieto pequeño conozca cómo sonada Reconquista en los finales del siglo pasado, vaya por ese camino que le indicamos al principio, llegue hasta la capilla, pídale permiso al cura y haga que el niño de hoy repita el tan-tan-tan de ayer.

2004: reconocimiento del Gobierno de Santa Fe.

Antecedente – Decreto Nº 3562/92 – Gobernador Carlos Alberto Reutemann.

El gobernador de la Provincia de Santa Fe D. Carlos Alberto Reutemann evaluó los documentos que integran el Expte. Nº 00401-0048108-6 del Ministerio de Educación, en el cual la Subsecretaría de Cultura solicita la institución de un premio cuyo objetivo fundamental será destacar la trayectoria cultural de santafesinos que a lo largo de su vida hayan trascendido por su talento y por su obra a nivel nacional o internacional”.

 

El gobernador Reutemann consideró “que la citada Subsecretaría propone denominar tal premio ‘Juan de Garay’, como homenaje al ilustre fundador de la ciudad de Santa Fe, Capital de esta Provincia, iniciador de la presencia hispana en esta región y como adhesión a los actos dispuestos en celebración del Quinto Centenario del encuentro de dos culturas”.

Consideró también que “en esta oportunidad, teniendo en cuenta sus trayectorias culturales procede a otorgar a propuesta de la Subsecretaría de Cultura, con carácter excepcional el premio cuya institución se propone a los señores Ricardo Supisiche y César Fernández Navarro en reconocimiento a su vasta y destacada labor como artista plástico santafesino.”

“Por ello, el gobernador de la Provincia decreta:

Artículo 1º: Institúyese el Premio ‘Juan de Garay’ el que será otorgado anualmente, cuyas bases norman parte del presente decreto como anexo en 2 fojas.”

Artículo 2º: Establécese que las erogaciones que resultaren del Premio instituido por e artículo precedente, serán atendidas oportunamente con las disponibilidades crediticias existentes en la Cuenta Corriente Especial Nº 17996/10 –‘Fondo Provincial de Ayuda Escolar – Asistencia Cultural’.

Artículo 3º: Otórgase, excepcionalmente, el Premio ‘Juan de Garay’ correspondiente al año 1992 por sus trayectorias culturales a los señores Ricardo Supisiche y César Fernández Navarro, propuestos por la Subsecretaría de Cultura dependiente del Ministerio de Educación, en reconocimiento a su vasta y destacada labor como artistas plásticos santafesinos.

Artículo 4º: Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese.”

21-05-2004: VI Premio “Juan de Garay”…

Tras los trámites pertinentes, el  21 de mayo de 2004 el gobernador Ingeniero Jorge Obeid firmó el decreto Nº 0827 teniendo a la vista “el Expediente Nº 00401-0132318-7 del registro del Ministerio de Educación, mediante el cual su Secretaría de Cultura solicita se otorgue el Premio ‘Juan de Garay’ correspondiente al año 2003”. [10]

A partir de la gestión del gobernador Obeid, es “Secretaría de Cultura”. Desde el 10 de diciembre de 2003 tiene asignada esa misión el Licenciado Raúl Bertone, ex director del IPA”José Pedroni” en 1985 y directivo en la Escuela de Cine y Televisión de Rosario; persona de confianza del actual gobernador durante su gestión anterior, ya que sucedió a Enrique Llopis desde el momento de su cese, 1º de julio de 1997 hasta la finalización de aquel mandato, 10 de diciembre de 1999.

Últimos meses de 2005: renuncia del Lic. Raúl Bertone…

 

2004: Premio “Juan de Garay” a Gastón Gori.

Mediante el artículo 1º del Decreto Nº 0827, otorgaron el Premio “Juan de Garay” a Gastón Gori”. A partir del tercer considerando del Decr. Nº 0827, está escrito:

“Que el citado escritor fue seleccionado por su trayectoria intelectual, firmemente sostenida por una ética inclaudicable.

Que su obra está constituida por más de medio centenar de libros que incluyen casi todos los géneros, entre los que se cuentan clásicos como ‘La Forestal, tragedia del quebracho’ (colorado) e ‘Inmigración y colonización en la Argentina’.

Que además, se ha destacado por su actuación en cargos públicos, en instituciones y en conferencias, lo que lo ha constituido en una figura insoslayable para la Provincia;

Que asimismo, a instancias de la Presidencia del Jurado y con el acuerdo del resto de sus miembros, se decidió otorgar una mención especial a todos los participantes, como una forma de reconocer el trabajo de toda una comunidad a favor de  la cultura;

Que la Secretaría de Cultura del Ministerio actuante otorga su aval a la presente gestión;

Por ello:                        El Gobernador de la Provincia

                                                             Decreta:

Artículo 1º: Otórgase el Premio “Juan de Garay” instituido por Decreto Nº 3562, correspondiente al año 2003 al escritor Gastón Gori (seudónimo de Pedro Marangoni) propuesto por la Sociedad Argentina de Escritores – Filial Santa Fe (S.A.D.E.)”

“Mención especial” a Pablo Pila, Dante Rugeroni y Laura L. Viscay.

“Artículo 2º:  Otórgase una mención especial a todos los aspirantes al citado galardón, como una forma de reconocer el trabajo de toda una comunidad a favor de la cultura: Laura Lidia Vizcay; Dante Ruggeroni y Pablo Alcides Pila de Reconquista; Gabriel Cepeda de Granadero Baigorria; Lorena Maricel García de Monje; Olindo Cecilio Strada de Sastre; Antonio Héctor Torres de Fuentes; Jorge Alberto Hernández; Jorge Taverna Irigoyen y Luis Di Nucci de Santa Fe; Víctor Hugo Debloc de Romang; Juana Rosa Cordero de Timbúes; Belkys Larcher de Tejeda de Coronda, María Angélica Kovasevich de María Susana; Olga Bressano de Alonso de Correa; Hugo Lorena de Santo Tomé; Aldo Emilio Basaglia de Rosario; Raúl Lanas de Casilda; María Inés Hischier, Selvino Ortolano, Mareili Sordello, Gladys Costamagna, María Isabel Ferrero, Fortunato Nari, Eduardo Jara y Edo Sgrazzutti de Suardi; Roberto Beliera y Antonio Bosikovich de Máximo Paz; Jorge Raúl Muñoz de San Genaro; Emilio Martín Pasquinelli de Villa Mugueta y Nilson Maritano de San Jenaro Norte.  [11]

Artículo 3º: Regístrese, comuníquese y archívese.”                                                                Ingeniero Jorge Alberto Obeid

                                      Prof. Carola Nin (Ministra de Educación)

Hay Sello del Ministerio Coordinador. / Otros Sellos.

Juan Manuel Capoccetti

Subdirector General de Despacho y Decretos.

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2005: “Algunos mitos, creencias y devociones populares”

Pablo Alcides Pila el 11 de julio de 2005 logró ver terminada la segunda edición de su libro Algunos mitos, creencias y devociones populares en nuestra zona nortesantafesina.

En la segunda página, la dedicatoria a sus cuatro nietos: Natalia Magali, Carlos Sebastián, Aranza María y Martín Damián”.

 

La obra está estructurada en diez capítulos y en el primero que es la “Introducción”, Pablo Pila destaca que “la generalidad de los paisanos cree en Dios, en la cruz de Cristo, en la virgen madre, en santos milagrosos.  Pero no es habitual concurrente a los templos, difícilmente asista a oficios religiosos, salvo que sean cercanos a sus circunstancias y frecuentemente no sabe rezar oraciones.  Respeta el templo, ante el cual se santigua, y se descubre ante el sacerdote.  No es un cristiano militante aunque sí un creyente religioso.

Cuando en su entorno alguien llega a la muerte en una situación desgraciada, producto de alguna de esas vicisitudes que afrontan en sus vidas los más humildes y pobres, a la congoja sigue la seguridad de que el muerto llegó a las cercanías de Dios.  Como es su par, es pues su aliado, alguien que bien conoce las necesidades y dolores de los suyos porque las vivió en carne propia.  Interiormente, a él se encomienda, porque el que partió es su amigo, su conocido; o amigo o conocido de los suyos.  Alguien en quien se puede confiar porque entenderá bien de lo que se le pida. Y no tarda en mencionarlo en las situaciones difíciles que deberá afrontar”.   [12]

Sucesivos capítulos incluyen un relato referido a “La cruz, las cruces, las crucesitas”, “La cruz de Francisco López de Puerto Reconquista”, “La cruz de los milagros del barrio ‘La Cortada’…” y “Anexos” con alusiones esos temas y elaborados por distintos autores excepto los capítulos “VI. La tumba del gitano” y “IX. 1 de Agosto: caña con ruda”. Los restantes títulos: VI. San Baltasar, el rey mago negro de la adoración a Jesús; VIII. San La Muerte y el último: Postfacio, incluye “La Encuesta Láinez” -oportuna reiteración del texto publicado en 1976 en Nuestra gente-, “Bibliografía y Agradecimientos”:

“El agradecimiento para las personas que, a lo largo de los años, enriquecieron esta investigación con el aporte de sus conocimientos, experiencias, reflexiones, conjeturas y teorías que, sumados a la bibliografía consultada, posibilitaron este trabajo:

Roberto Acosta / Familia Antolín-Maglione; Manuel Arzamendia (p); Octavio Benítez; P. Fernando Boasso S. J.; Evaristo Fernández Rudaz; Rubén Francio; Abdo Hacen; Julio Manuel Lupis; P. Aldo Martín; Personal administrativo actual del cementerio municipal de Reconquista; Américo Romero; Roberto Romero; Eugenia Romero de Fabrissín; Eduardo Sarmiento; Agustín M. Soria; Eduardo Soto.”

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[1] Final del párrafo: “Ver mapa de la página siguiente).”

[2] En el original, por error: después de Chismoso, “Cehecho: Contento con algo…”; luego Chola.

[3] En la página 28 está impreso: “Dea: Dóe”…

[4] En una referencia biográfica indican que nació en Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos.

[5] Pila, Pablo Alcides y alumnos de la ENET Nª 1 de Reconquista. “Cuadernos de difusión Folklórica”  Trabajo Central: “Nuestra gente”. Una experiencia de investigación con estudiantes secundarios. Santa Fe, Ministerio de Educación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, Subsecretaría de Cultura, Dirección Provincial de Cultura, Publicación de la División de Folklore y Artesanías de la Provincia.

[6] Más referencias acerca de “planes” y “realidades”: Durante la campaña preelectoral elaboré un proyecto de Educación por el Arte de vivir y convivir que integraba a “escuela-familia-comunidad” en actividades co-programáticas tendientes a promover valores y a orientar hacia un adecuado uso el tiempo libre mediante propuestas creativas y recreativas. Luego esbozado en programas y subprogramas, fue considerado en “Jornadas de Cultura” promovidas a fines del invierno de 1983 por la Unión Docentes Argentinos Filial Santa Fe conducida por el Prof. Francisco Rosciani cuando integraba ese equipo el ¡maestro! Horacio Colombero, designado Subsecretario de Educación al asumir el ministro Domingo José Colasurdo (de Rosario); la docente Dolly Cavigiuri de Gagliardi -supervisora- y durante el gobierno asumido en 1983 ascendida a supervisora (diputada provincial e integrante de la Comisión de Educación en el lapso 1999-2003), entre otros destacados educadores y profesionales. Los objetivos y medios mencionados en aquel proyecto, eran semejantes a los enunciados luego por el gobernador C.P.N. José María Vernet en su primer discurso ante la Asamblea Legislativa, el 10 de diciembre de ese año. / Fui convocada como titular del Departamento de Evaluación del Instituto Nº 12 de Santa Fe y después de “miles de tildes” para tabular encuestas realizadas durante “el Proceso” y entregar un informe en varias páginas, por no compartir el criterio de “organizar cursos para perfeccionamiento” que incluían a “recién egresados”,  lo cual implicaba admitir que era insuficiente la formación que lograban hasta la culminación de las pertinentes carreras y recibir “el diploma de Profesora de…” Advertí básicamente que desde ese lugar y con la dirección que se imponía, no sería pertinente concretar un plan de “educación por el arte” que integrara los recursos disponibles en la mayoría de las áreas del Ministerio de Educación y Cultura, incluyendo a asociaciones intermedias integradas por artistas, escritores, cooperadores, ecologistas… Decidí renunciar y el maestro Horacio Colombero fue el primer en decirme que no aceptarían la renuncia, así sucedió y tras un trámite impulsado por el coordinador general de la subsecretaría de Cultura Prof. de Educación Física Carlos Mariano Busaniche y el Subsecretario de Cultura Dr. Jorge Alberto Guillén, mediante una adscripción me encomendaron “la coordinación de las áreas de Educación y Cultura” mediante la RM: Nº 322 sobre la que escribió varias páginas el perseverante Jorge Campana en su Crónica sobre la política cultural de los gobiernos santafesinos (1920-1999).  En la página 165, reitera textualmente los “considerandos” de esa resolución: “…revertir en forma inmediata la concepción vertical-lineal del sistema liberal imperante hasta el 10 de diciembre pasado, estableciendo un adecuado programa dinámico e integrador de ambas áreas para la comunidad debidamente organizada”, ya que en realidad hasta entonces, los organismos de cultura -salvo excepciones por iniciativas de los directores de algunos servicios-, desarrollaban sus programas con los escasos recursos que les asignaban, sin un Plan Cultural Anual, menos aún un Plan Trienal como el que se editó días después del fallecimiento del doctor Guillén (02-09-1985). Es oportuno reiterar que Jorge Campana en ese párrafo, entre paréntesis escribió (Resolución Nº 322/84), lógicamente sin mencionarme y continúa en las páginas siguientes describiendo efemérides, “Seminario de Educación por el Arte”, “El mundo de los títeres”, “Campaña del Libro”… hasta que en un párrafo destaca: “Como vemos, las tareas llevadas a cabo conjuntamente entre Educación y Cultura fueron no sólo muchas sino importantes.  Cultura movilizó a estos efectos a todos sus organismos (orquestas, coros, museos, áreas de letras, folclore, etc.) que debieron actuar en la organización y planificación de los distintos trabajos.  Insisto, podría detallar una veintena más de estos planes conjuntos entre educación y cultura pero considero suficientes los enunciados para dar una idea de la mecánica elegida para este accionar.”   (Página 167)

[7] Fue evidente que esa designación se concretó teniéndose en cuenta la organización del “Seminario de Educación por el Arte” realizado en “Septiembre: Mes de la Educación” en Santa Fe y Rosario, propuesto en el citado plan de Coordinación que aunque luego “giró” hacia una organización encomendada a la Dirección del IPA, en realidad la nota de agradecimiento del Profesor Zen es la ratificación del trabajo realizado para que ese Seminario se aproximara a lo que se había impulsado… Desde mi punto de vista, no se lograron los objetivos porque los desarrollos teóricos y la tentación a profundizar en la semántica implicó no dedicar el tiempo necesario a la propuesta de actividades concretas con los recursos disponibles.

[8] El local de 4 de Enero y Tucumán había sido sede de una empresa comercial privada y la edificación de 25 de Mayo entre La Rioja y Catamarca, en la década del ’40 fue construida para vivienda del Dr. Manuel Aller médico, luego director médico del Sanatorio Español de Santa Fe), su esposa Iris Giró ¡amiga del alma! y de la descendencia.

[9] Mediante un sistema de módulos y conforme al art. 4º, se creó la Dirección de Promociones Socioculturales y a los promotores les asignaban horas cátedra. Al asumir el ministro Dr. Danilo Kilibarda (10-12-91 al 30-03-1992), teniendo en cuenta las retribuciones que en el área de Cultura se concretaban mediante pago de horas cátedras sin concordancia con las normas contables vigentes, cesaron tales retribuciones si no había un real desempeño “docente” y prácticamente desapareció el departamento de Promociones Socioculturales… hasta que pusieron en marcha otra reorganización.

 

[10] Agradezco la atención en la división Compiladora de Leyes de la Legislatura, en el Ministerio de Educación y en la Subsecretaría de Cultura por la entrega de fotocopias a los fines de completar estas aproximaciones a la historia de los santafesinos

[11] Solicité los antecedentes de los mencionados en el artículo segundo a los fines de incluirlos en ese archivo, me informaron en la Secretaría de cultura que terminado el trámite los devolvían a quienes habían enviado las propuestas.  Con nuestro amigo a perpetuidad, el Contador Reinaldo Bruzzone –pionero en Informática en Santa Fe-, dialogábamos ya en 1984 cuando él estaba trabajando en el proyecto de registros sistematizados -Banco de Datos Culturales- en ese tiempo con el propósito de completar el inventario de bienes materiales y culturales en los museos y otros reservorios, coincidiendo en la necesidad de recopilar antecedentes de quienes se han destacado por sus aportes al solidario desarrollo de la comunidad. Si desde 1993 a 2003 no se otorgaron los Premios “Juan de Garay” y en ese decreto firmado por el ingeniero Obeid y la ministra Nin otorgaron menciones a todos los aspirantes, cuando anuncien quién fue distinguido en el año 2004 ya será posible recopilar sus antecedentes. ¡Celebro que le hayan otorgado otro Premio al Patriarca de los Pájaros!… Si lo recibe el 15 de noviembre… será dos días antes de la celebración del ¡Día de los Pájaros!… ¡el 17 de noviembre!…

[12] Pila, Pablo Alcides. Algunos mitos, creencias y devociones populares en nuestra zona nortesantafesina.  Avellaneda, Ediciones La Calandria, 11 de julio de 2005, p. 9.

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