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26-04-1937: Bombardeo sobre Guernica (España)

26-04-1937: Bombardeo sobre Guernica (España)

“Fueron los rojos”.

Declaraciones de Hermann Göring.

26-04-1937: Bombardeo sobre Guernica (España)

 

En 1936 comenzó la guerra civil española entre las fuerzas conducidas por Francisco Franco y los republicanos.  La aviación nazi colaboró en esa lucha y el 26 de abril de 1937 bombardearon el pueblo vasco de Guernica.

En el Congreso Nacional argentino, la sesión del 6 de mayo de 1987 presidida por el diputado Silva, comenzó con un homenaje al pueblo de Guernica.

El diputado Irigoyen -de la provincia de Buenos Aires- expresó:  [1]

“…El pueblo de Guernica era una pequeña villa indefensa,  que no constituía ningún objetivo militar y que llevaba una sencilla y pacífica vida campesina.

Por aquellas viejas tradiciones de ese pueblo vasco, los días lunes debía efectuarse el mercado.  El bombardeo ocurrió un lunes y por eso Guernica estaba colmada de aldeanos, porque habían bajado de los caseríos altos los hombres curtidos, llevando sus carretas con sus bueyes y también los rebaños de corderos para realizar entre todos lo que para ellos era una fiesta: el mercado de los lunes.

A las cuatro y media de la tarde, aparecieron las primeras escuadrillas de bombarderos nazis, que comenzaron desde ese momento -sin riesgo alguno porque Guernica era un pueblo totalmente indefenso- a arrojar bombas durante tres horas consecutivas.  En ese lapso, sin interrupción, oleadas de aviones destruyeron, hasta dejar totalmente arrasada, la villa de Guernica.

A continuación, terminada la obra colosal de destrucción, realizaron vuelos rasantes sobre le pueblo que huía hacia las montañas para ametrallarlo y con ello masacrarlos a campo abierto.

Pero aún no estaba concluida su acción, porque para coronar la obra por la noche aparecieron nuevos aviones que arrojaron sobre Guernica -sobre los escombros, los muertos y los heridos-, modernas bombas incendiarias que convirtieron a ese pueblo en una gran hoguera que iluminó el cielo toda la noche y cuyo tremendo resplandor se veía en varios kilómetros a la redonda.

El nazismo había realizado todo esto para colaborar con Franco en su guerra civil, pero también para probar su poder bélico, que estaba en preparación para la Segunda Guerra Mundial.

Pero además, Guernica tenía un valor histórico y moral muy importante para los vascos, porque allí estaba la antigua casa de Juntas, a la cual concurrieron secularmente los reyes de España para jurar ante el árbol de Guernica respetar las libertades y los fueros vascos.  Y como un símbolo del triunfo final del espíritu sobre la barbarie, terminado el bombardeo la histórica casa y el viejo roble permanecían enhiestos sobre los escombros.   El nazismo no había podido destruir el sagrario de la democracia más vieja de Europa.

El horror de la tragedia inspiró a Picasso, y en ese mural extraordinario al que puso el nombre de este pueblo inmolado pudo marcar con patetismo el perfil de la crueldad, las escenas de desesperación rayanas en lo inconmensurable y superadoras del dolor que un ser humano puede sobrellevar.   Esta obra maestra significa la expresión plástica más importante de este siglo, pero además constituye una denuncia permanente contra quienes vivaban la muerte al mismo tiempo que la producían.

Guernica -la ciudad histórica de las libertades vascas-, a partir de su profundo dolor y del estoico sufrimiento de este bombardeo, y además también por la genialidad de Pablo Picasso, ha sido declarada símbolo internacional de la paz y de la cultura.  Y es por ello… que el domingo 26 de abril, al rememorarse en el mismo pueblo de Guernica este horrendo cincuentenario, se inauguró una obra escultórica de homenaje a la paz mundial.  En dicha ocasión, sobrevolaron escuadrillas de aviones sobre la vieja ciudad destruida hace cincuenta años, ya no para tirar bombas sino para arrojar flores a su pueblo, y por la noche haces de luz con los colores de la bandera vasca hicieron resplandecer el cielo de Guernica en un fraterno mensaje universal de paz, cultura y libertad.”

Luego el diputado Doctor Alende, también de la provincia de Buenos Aires, dijo:

“…Fue Millán Astray quien lanzó aquel apotegma de ‘Viva la muerte’.   Yo era entonces un médico joven y ya presidía en ese 37, en el lugar donde vivía, la Agrupación de Ayuda a la España Republicana.

Es muy justiciera la afectiva recordación hecha por el señor diputado Irigoyen.  He estado en Guernica, que queda cerca de donde nació mi madre en Mungía.  Pero lo que deseo expresar es cuánto costaba en ese momento -no puedo silenciarlo desde esta blanca- hacer comprender a las gentes que allí estaba en juego una lucha entre la democracia, por un lado, y la intención de experimentar las armas que habrían de utilizarse en la entonces próxima guerra, por el otro.  ¡Cuánto costaba bajo la presidencia de Justo y la gobernación de Fresco -su policía nos puso por esos días una bomba en un local de la Ayuda a la España Republicana- que la gente entendiera el valor de la democracia como sistema de vida!

Por ello, pasados tantos años, es válido que en este momento de la vida argentina rindamos homenaje a ese pueblo y que, como señalara el señor diputado Irigoyen, brille todo ese acopio de sangre, sudor y lágrimas en el hermoso cuadro de Picasso. (Aplausos.)

………………………………………………………………………………………………………………………

En una crónica publicada en la capital federal argentina, han destacado: [2]

“A media tarde del lunes 26 de abril, en el curso de las operaciones en el país vasco, la ciudad símbolo de Guernica -importante nudo de comunicaciones con la retaguardia republicana- fue atacada por los aviones alemanes de la Legión Cóndor.

Aparatos Heinkel 111 y Junker 52, entre otros, devastaron sistemáticamente la villa arrasando su centro y causando más de 1.600 muertos y casi 900 heridos entre sus pobladores.”

“Fueron los rojos”…

Es oportuno rememorar que tres días después del bombardeo sobre Guernica, el periódico ABC de Sevilla, publicó un crónica titulada “Guernica destruida por el fuego de los rojos” con el subtítulo: “Las infames mentiras del criminal Aguirre”

“Salamanca, 29, 2 madrugada.  Queremos decirle al mundo, muy alto y muy claro, unas palabras sobre el incendio de Guernica.  Guernica está destruida por el fuego y la gasolina.  La han incendiado y la han convertido en ruinas las horas rojas al servicio del criminal de Aguirre, presidente de la República de Euzkadi.  El incendio se produjo ayer, y Aguirre ha lanzado la mentira infame, porque es un delincuente común, de atribuir a la noble y heroica Aviación de nuestro Ejército nacional ese crimen.

Se puede probar en todo momento que la Aviación nacional no voló ayer, a causa de la niebla, ni sobre Guernica ni sobre ningún otro punto del frente de Vizcaya […]

Si el árbol santo de Guernica ha perecido en la hecatombe, es Aguirre y los suyos quienes lo han hecho perecer.

Ya hemos dicho que nuestra Aviación no pudo realizar ese incendio, porque no voló ayer; pero, además, hay testigos del incendio de Guernica por los rojos, testigos de su labor con la tea incendiaria y con el petróleo […]   [3]

 

Un testimonio de Adolf Galland, combatiente en el Grupo de Caza instalado en el frente norte, en Vitoria, para “apoyar la ofensiva de primavera de Franco contra la franja costera vasca, entre San Sebastián y Gijón, que se hallaba en manos de los republicados”.  Controlar esa zona donde estaban “los únicos yacimientos de carbón y de mineral de hierro de España, habría de ser decisiva para el desenlace de la guerra y en la defensa de ese territorio intervinieron pilotos alemanes destinados por Berlín para integrar la “Legión Cóndor”.  [4]

“En los primeros meses de su intervención, los bombarderos Cóndor habían recibido orden de destruir un puente carretero, por el cual los republicanos efectuaban tránsito de tropas y de grandes cantidades de material de guerra hacia la tenazmente defendida ciudad industrial y portuaria de Bilbao.   El ataque se verificó bajo malas condiciones de visibilidad, con aparatos de puntería primitivos.  Al disiparse las columnas de humo de las bombas arrojadas por las escuadrillas, se comprobó que el puente había quedado indemne, pero que en cambio una localidad contigua, había sufrido considerables daños.  También había sido destruido material de guerra enemigo, pero en conjunto la acción debía ser considerada como un fracaso, tanto más cuanto que el objetivo de nuestras operaciones consistía en lograr la destrucción del enemigo, respetando especialmente a la población civil.  Se había logrado lo contrario en el ataque al puente carretero de Guernica y precisamente entonces, en el instante de mi llegada a España, esto era motivo de abatimiento en las filas de la Legión.

Los legionarios no gustaban hablar de Guernica. En cambio el bando contrario lo hizo hasta por los codos y los republicanos extrajeron de aquel infortunado suceso considerable beneficio propagandístico.

En realidad, no era una ciudad abierta ni tampoco fue destruida. Simplemente fue ése uno de los innumerables errores que posteriormente cometieron también ambos bandos durante la Segunda Guerra Mundial.  Aun hoy, tras Rotterdam, Varsovia, Hamburgo, Kassel, Rothemburgo y Berlín, incluso después de los horrores de Dresde, Guernica sigue ejerciendo funciones de fantasma avivador del resentimiento antialemán.”

Declaraciones de Hermann Göring

Durante el Juicio de Nüremberg, el alemán “Hermann Göring -organizador de la Luftwaffe–  admitió que el bombardeo pudo ser una forma de ‘ensayo’ de ataque aéreo masivo.  También se ha apuntado la importancia estratégica de la población.  Lo cierto es que la matanza horrorizó al mundo y anticipó -en escala menor- lo que serían luego los ataques aéreos sobre centros urbanos llevados a cabo por ambos bandos durante la Segunda Guerra Mundial”.

 

 

Lecturas y síntesis: Nidia Orbea Álvarez de Fontanini.

 

 

 

 

[1] Argentina. Cámara de Diputados de la Nación. Diario de Sesiones, 6 de mayo de 1967, 3ª reunión, p. 152-153.

[2] Crónica del Medio Siglo. Tomo I, 1930-1958. Buenos Aires, Revisión Periodística Integral, La Argentina y el Mundo, p. 145.

[3] Ibídem. Recuadro con el título “Guernica: dos versiones diferentes”.

[4] Golland, Adolf.  Los primeros y los últimos… Buenos Aires, Ministerio de Aeronáutica, 1955. Reiterado en Crónica de Medio Siglo (ob. cit.), p. 145.

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