Observaciones de Rafael Squirru…
Sabido es que Liber -hijo de Israel Fridman, persona que se destacó por sus valores éticos-, cursó estudios de bellas artes guiado por Ernesto de la Cárcova (1867-1927) y Pío Collivadino.
Sus padres…
Rafael Squirru ha recordado que “su padre había sido panadero en la época de los zares y recaló en la Argentina a comienzos de siglo con el bagaje de su simbólico oficio y de sus ideas anarquistas que dieron con él en la cárcel para el mismo día en que nació Liber en Buenos Aires en 1910. La madre Amalia Schlafman fue para el niño y el hombre esa estrella que guía nuestros pasos”.
Su estilo…
Algunos críticos han reiterado que su estilo es casi inimitable y que impacta por el uso de gasas y telas antiguas integradas con diversos pigmentos y resinas. Después de intensas investigaciones logró ser un excelente restaurador. Desarrolló una fecunda labor docente junto a la pampeana Mirna Meluso, su mujer “de rara belleza”, quien a partir de la década del ’60 supo acompañarlo en continuas vivencias y experiencias artísticas. Sabido es que Liber viajó por norteamérica y el continente europeo y estuvo en Hispanoamérica: Caracas y distintos distritos de Venezuela hasta que se instaló en Lima (Perú) para avanzar en sus investigaciones sobre el período precolombino.
Docencia…
Uno de sus discípulos (en el lapso 1976-1985) fue su hijo Ariel Fridman, nacido en Miraflores (Perú), el 20 de diciembre de 1965 cuya obra es reconocida en latinoamérica, España, Estados Unidos…[1]
Durante un diálogo con Dan Loaiza, el talentoso Liber Fridman rememoró:
“Cuando llegué al Perú en 1958 me encontré otro continente: mientras en Brasil al norte, lluvias torrenciales cubrían nueve meses del año, en Perú cubría, nueve meses sin sol, una leve garúa, que creaba una ligera humedad de centímetros apenas en la tierra. La costa peruana es gris y ocre. Parece velar miles de historias vividas en su lento andar de siglos”…
“Sólo pájaros”…
Liber Fridman, en el “Centro Cultural Recoleta” de Buenos Aires, presentó una exposición de pinturas: Sólo pájaros, en el “Centro Cultural Recoleta, entre el 3 y el 19 de mayo de 2002.
Rafael Squirru ha destacado que Liber Fridman, “ha sido un andariego impenitente, recorredor de América y Europa, dividiendo su tiempo de pintor con el de un estudioso del pasado histórico de los pueblos que recorrió, desde la provincia de Santa Fe, pasando por el Paraná y las misiones guaraníticas y siguiendo por el Brasil y su barroco, hasta la selva amazónica. Conoció la América del Norte y Europa, pasó por Venezuela para recalar en Perú, donde se convirtió en un auténtico indagador del pasado precolombino de cuya riqueza derivó experiencias y enseñanzas, con las que en su obra, actualiza un pasado que sigue vivo, trabajando con técnicas endiabladamente complejas que se nutren de idénticas preocupaciones. La encáustica donde los pigmentos de color, algunos hallados en las mismas tumbas, amasa cera y resinas con instrumentos que trasmiten el calor fijando los colores de modo indeleble y definitivo. Los retazos de telas y gasas con los cuales trabaja son además auténticas reliquias estéticas que hacen a la singularidad de su obra.
Al insuflar a la materia inerte, la alquimia de su propia alma… Liber rescata las criaturas del tiempo efímero para transformarlas en símbolos vivos de la eternidad.”
Poema para Liber Fridman
Celia Fontán, en el poemario titulado Restos del Navío incluyó su este canto a la obra de “Liber Fridman”: [2]
“Piedras negras
para una tierra de costumbres volcánicas,
y el insomnio de las mujeres dementes
porque no llega, a la hora del caldero,
el grano de los dioses.
¿Sólo el desvelo, la viva intemperie
acompañará
los pájaros,
a las criaturas que emigran
en sus carromatos
hacia arenales que aún no han nacido?”
Miradas sobre su taller…
Dan Loaiza escribió una interesante descripción acerca del destacado argentino Liber Fridman, “el tejedor de la memoria de América”…
“En Buenos Aires, tuve la oportunidad de visitar el taller del pintor. Sus cuadros me habían impresionado desde hace mucho y fue un privilegio encontrarme con el artista y su obra. La palabra ‘libertad’, tomó un sentido inesperado al saber que su nombre, Liber, fue elegido precisamente para hacer referencia a la libertad. Por su vocación abstracta en el continente latinoamericano, me pareció un artista admirable que asumió sus propios desafíos. La importancia de su obra se centra en haber dado sentido al armario de símbolos de las creencias amerindias.
Al contemplar sus lienzos, tuve la sensación de que existe una columna vertebral invisible que sostiene a todo el continente. Este eje estaría representado por los Andes y la Amazonía. De ahí se desprende y se concretiza en su obra una red de sueños, de presencias invisibles, de universos y armonías como la variedad de pájaros del paisaje latinoamericano”…
“Vivir en una canoa a principios del siglo XX para pintar al cauchero, al buscador de fibras y orquídeas hace pensar a las búsquedas cosmogónicas de los personajes de las novelas de su compatriota, Horacio Quiroga”…
Observaciones de Rafael Squirru…
Rafael Squirru escribió un ensayo breve titulado Liber Fridman, Custodio de lo primordial”:
“…Según yo lo entiendo, el principal desafío para un crítico de arte es ubicar el estilo del creador, de tal modo que resulte útil para que el lector se aproxime a su obra desde un ángulo diferente al de su arte mismo. Bien entendido que se trata de una tarea que habrá de justificarse en la medida en que la obra provoque el entusiasmo del escritor. Tal condición se cumple a cabalidad en lo que a mí respecta en el caso de la obra de Fridman, lo que dicho en otras palabras, me anima a dar el primer paso (esperemos que sea el derecho).
El caso Fridman se complica por un lado y al mismo tiempo podríamos decir que se simplifica por otro. Nunca olvidamos la frase de Buffon: ‘El estilo es el hombre mismo’. [3]
“Vagamundo”…
El inquieto e inquietante Liber Fridman también dejó sugerentes testimonios y entre ellos, una aproximación biográfica que tituló “Vagamundo”:
“Un largo collar de cuentas sin números ni distancias crearon mi destino de pintor; reflexionaba permanentemente sobre otros tiempos de esta América y sobre el artista de este continente que con todo arte y religiosidad elaboró para sus dioses la cerámica, la textilería, joyas y metales preciosamente labrados. Todos estos elementos de historias para descifrar entre soledades y muy en secreto, hallaron en mí al caminador de rutas hacia el pasado.” /…/
“Argentina y Perú, el altiplano, los abismos, las cimas de los Andes: todos visitados por iguales pueblos laboriosos, creadores de mitos y leyendas, viajeros sin fronteras. Adoradores del sol, la luna, las estrellas y el trueno que llevaron a cuestas de llamas sus culturas, semillas y dioses protectores.
“|Siento realmente nostalgias por esos días de caminante. Se me fijaron imágenes extrañas; cada acontecer de una luna más me convocaba a dedicarle el tiempo que fuese necesario. Su luz reflejada paseó noches de fina plata y turquesa, siguiendo manantiales entre el caserío.” /…/
“Artesanos, orfebres y tejedores; maestros de alta inventiva que realizaban tareas para la liturgia de sus dioses.
Tocando esas raíces milenarias, las siento redivivas, con sus nostalgias, sus angustias, su remotísimo aliento de vida, que de alguna manera imperiosa y constante pareciera pujar desde el abismo para volver a ser.
Estoy siempre bordeando los tiempos del precolombino. Me siento acompañado y desdoblado en un extraño parnaso de seres y ángeles tutelares que poblaron mis cuadros: viajeros de alboradas, arcoiris, cumbres nevadas y profundas cuevas.
Siento que tengo las llaves del ayer; puerta por la que puedo penetrar a mi gusto, ventanas sin cortinas para observar el paso de llamas adornadas con zarcillos y campanillas siguiendo a sus pastores, bailarines, músicos con quenas, antaras y tambor. Fiesta ideal, sol que acaricia el alma, país donde vive la armonía.”
Aquí, sólo algunas descripciones en torno a las señales de su luminosa trayectoria.
Uno de los propósitos ha sido estimular la indagación acerca de sus percepciones y en esa dirección, intentar ver sus obras pictóricas…
Nidia Orbea de Fontanini.
[1] Ariel Herib Fridman Meluso, cursó estudios primarios y secundarios en Buenos Aires, egresó como bachiller en 1983. Además de la formación en el taller de su padre –Liber- desde 1977, participó en el primer curso teórico-práctico desarrollado por Juan Corradini (1982); participó en seminarios y encuentros de artistas. Expuso en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (España), en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, entre otros… Año 2001: restauró el mural de Carlos Castagnino en Avellaneda (provincia de Buenos Aires), co-operando Viviana Mallol, Gabriela van Riel y Pilar Vigil. / Entre diciembre de 1994 y enero de 1995, expuso en Barcelona (Cataluña, España). Auspiciado por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales –Comité de Estudios de Asuntos Culturales- Comisión de Artes Plásticas, el 31 de julio de 1989 participó en el programa Diálogo con Artistas. / 1994-1998: “…su libro ‘La Reina Margot’, obra de ficción, profusamente ilustrada”.
[2] Sugerencias: leer: Restos del navío, Ediciones Juglaría, 1994 y Vigil Cartagena, Pilar., Yo, de allí. Una biografía de Liber Fridman, Ediciones del Sol, Bs. As., 1994.
[3] Georg Louis Leclerc, Conde de Buffon.